Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

El eclipse de Bildu y la jugada del PNV

El PP ve la oportunidad de hacerle pagar al Gobierno de Sánchez el atrevimiento de impulsar la legislatura que ya termina con el continuado apoyo de EH Bildu

Arnalo Otegi

Arnalo Otegi / Europa Press

Las listas de Bildu con miembros de ETA han provocado un eclipse en la campaña electoral. "Bildu", "ETA", "ETA", "Bildu", "Bildu", "ETA…". Nuestros políticos, ya sea espoleados por las expectativas del ataque o aferrados a la necesidad de atrincherarse en la defensa de sus posiciones, no hablan de otra cosa. El duelo mitinero que están protagonizando Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en estas jornadas previas al 28M ha entrado en zona tenebrosa. Los populares creen haber encontrado el talón de Aquiles de la estrategia socialista en las candidaturas abertzales salpicadas de gente ligadas a la banda terrorista. De poco ha servido que Arnaldo Otegi saliera a la palestra a intentar corregir su enorme error con la renuncia de aquellos aspirantes condenados por delito de sangre. El ruido sigue. El PP quiere más. Ve la oportunidad de hacerle pagar al Gobierno de Sánchez el atrevimiento de impulsar la legislatura que ya termina con el continuado apoyo de EH Bildu, entre otros grupos parlamentarios. Feijóo exige certificar en el Congreso un cordón sanitario a los abertzales a partir de ahora. Los socialistas se niegan, se revuelven, afean a Bildu la "indecencia" de llevar asesinos en sus listas sin tener en cuenta las heridas que están aún abiertas y, al PP, su utilización del terrorismo.

En el contexto de esa rebeldía mal gestionada, el PSOE en vez de aguantar con moderación la tormenta y buscar argumentos para defender su decisión de legislar junto a Bildu por ser un partido legal y en pro de su progresiva inclusión en los cauces de la democracia, ha sacado a colación las veces que los populares se sentaron a negociar con ETA buscando un final. El PP hizo bien en intentar acabar con la violencia etarra por esta vía, al igual que el PSOE. Aberrantes fueron los gritos de algunos diputados populares hace unas jornadas en el Congreso contra José Luis Rodríguez Zapatero o, aún peor, contra el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba por haber estado a los mandos cuando la organización terrorista que tanto hizo llorar a España, claudicó. Reprochable también que el jefe de los socialistas se apropiara del mérito de terminar con la banda, que no hubiera desaparecido en ningún caso sin el trabajo de diversas instituciones del Estado, la cooperación internacional, la determinación de la sociedad y el acuerdo de los principales partidos políticos del país, además de la impagable generosidad de las víctimas.

Si en plena campaña para elegir presidentes autonómicos y alcaldes -las autoridades más cercanas al ciudadano- el foco está puesto en el enfrentamiento a cara de perro entre Sánchez y Feijóo y en el mantra "Bildu", "ETA", "ETA", "Bildu", "Bildu", "ETA…", da escalofrío imaginar qué se nos tiene reservado para la campaña de las generales, a final de año. Bien es cierto que otros actores electorales, como el PNV -con elecciones municipales el 28M y autonómicas el próximo año-, empiezan a hacer sus propias lecturas estratégicas del escándalo que se ha montado con las listas: en su particular pelea con los abertzales por la hegemonía en Euskadi han visto una oportunidad de recalcar, tras el resbalón de las listas, que los de Otegi ahora están más interesados en pintar algo en Madrid que defendiendo intereses y competencias vascas, como en el caso de la ley de vivienda. Y, de paso, le han lanzado un aviso al jefe del PSOE, dejando claro que mirarán con lupa con quién firma acuerdos a partir del 29 de mayo en Euskadi. "Es verdad que en este último tramo, el Gobierno ha priorizado la relación con ERC y con Bildu", ha subrayado con toda intención el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar. Ese ha sido un aviso para navegantes socialistas. Pero hay otro de enjundia: la insinuación de que Alberto Núñez Feijóo puede ser un personaje "de mente más abierta" de lo que actualmente parece en campaña. Teniendo en cuenta que el líder los populares lleva tiempo queriendo hacer las paces con los nacionalistas vascos, por lo que pueda pasar en diciembre y las sumas que se necesiten, el asunto no es baladí, que diría Mariano Rajoy, quien vivió en primera persona el divorcio político con los peneuvistas.