Opinión | ELECCIONES

Europa mira a Francia

No es lo mismo, ni para Francia ni para Europa, que quien esté al frente del corazón de la Unión Europea durante el próximo quinquenio sea Macron, sea Le Pen o sea Zemmour

Los presidentes de Rusia y Francia, Vladimir Putin y Emmanuel Macron, en una imagen de archivo.

Los presidentes de Rusia y Francia, Vladimir Putin y Emmanuel Macron, en una imagen de archivo. / EUROPA PRESS

Quedan poco más de dos meses para que se celebre la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia en las que Emmanuel Macron aspira a renovar su cargo. Los resultados de esos comicios serán importantes para nuestro país vecino, por supuesto, pero también para el conjunto de Europa. Máxime, cuando la tensión política y militar que actualmente se está viviendo en la frontera entre Ucrania y Rusia puede afectar directamente a los países europeos. Por varias cuestiones, pero, quizá, la principal, hoy por hoy, sea por la dependencia energética que tiene el continente con respecto a terceros países y, en concreto, respecto a Rusia. Esto sucede, además, en pleno debate sobre la propuesta de la Comisión Europea para clasificar a la atómica y al gas como fuentes de energía necesarias para la transición hacia una generación sin emisiones de CO2. Y por añadir más madera, la campaña electoral francesa coincidirá en el tiempo con la presidencia de turno de este país en el Consejo de la Unión Europea.

Por eso, el próximo 10 de abril todas las miradas estarán puestas en Francia: conocer qué dos candidatos optarán a la presidencia de la República en la segunda votación nos permitirá ser más o menos optimistas. Cabe recordar que este país cuenta con un sistema electoral de doble vuelta y que, si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en primera vuelta, pasan a una segunda (el ballotage) los dos que mayor número de votos hayan logrado en primera votación. De las ventajas y desventajas de este sistema hablaremos otro día. Hoy nos centramos en conocer quién tiene, hoy por hoy, mayores posibilidades de pasar a la segunda vuelta. Porque estaremos de acuerdo en que no es lo mismo, ni para Francia ni para Europa, que quien esté al frente del corazón de la Unión Europea durante el próximo quinquenio sea Macron, sea Le Pen o sea Zemmour.

Los sondeos ponen de manifiesto la elevada incertidumbre y la alta volatilidad en torno a todas las opciones políticas, a pesar del relativamente poco tiempo que resta para los comicios

¿Qué nos dicen los datos? Según la cuarta oleada de la Encuesta Electoral 2022, que ha realizado la compañía Ipsos France durante este mismo mes de enero, una de las dos plazas de esa final electoral que supone la segunda vuelta, ya tiene nombre: el del actual presidente de la República, Emmanuel Macron. Con el 25% de intención de voto se sitúa por delante de los otros 12 de candidatos que concurren a esta primera votación. La duda en estos momentos es saber contra quién tendrá que enfrentarse, porque la segunda posición está mucho más disputada. A falta de menos de tres de meses, hay un práctico empate entre la candidata de Los Republicanos, Valérie Pécresse, y la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen. Ambas políticas cuentan con un 15,5% de intención de voto. Para Le Pen sería la segunda ocasión, y consecutiva, que tendría de poder disputarle la presidencia a Macron: en 2017, el actual presidente duplicó el resultado de su rival (66,1% frente a 33,9%). En el caso de Pécresse, partidaria del liberalismo económico y que en términos políticos se ha definido políticamente con la fórmula “dos tercios Merkel, un tercio Thatcher”, esta sería su primera oportunidad. Pero no perdamos todavía de vista al (otro) candidato de extrema derecha, Éric Zemmour. Aunque su candidatura al frente del partido ¡Reconquista! ha perdido fuelle con respecto a meses anteriores, todavía se mantiene con opciones de pasar a esa segunda vuelta: en estos momentos cuenta con una intención de voto del 13%, apenas dos puntos y medio por detrás de las otras dos candidatas de la derecha.

Tal y como explica el informe de Ipsos, estos resultados deben interpretarse teniendo en cuenta que no se trata de alineamientos electorales clara y fuertemente cristalizados. De hecho, al contrario, los datos del sondeo ponen de manifiesto la elevada incertidumbre y la alta volatilidad en torno a todas las opciones políticas, a pesar del relativamente poco tiempo que resta para los comicios: casi la mitad (45%) de quienes dicen que acudirán a votar con total seguridad son decididos-indecisos, ese oxímoron con el que definimos a quienes estando plenamente seguros de su participación electoral, afirman que su elección por un candidato todavía no es definitiva.

Estas condiciones afectan especialmente a la izquierda francesa que sigue sin ser capaz de encontrar un relato político alternativo que concite las diferentes visiones de este espacio ideológico. Solo el candidato de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, se acerca a una intención de voto de dos cifras, pero sin alcanzarla: hoy por hoy cuenta con el apoyo del 8% de sus compatriotas. Si finalmente se confirman las tendencias electorales presentes en el estudio de Ipsos, serán 10 años sin un representante de la izquierda francesa en la segunda vuelta de las presidenciales. Sus votantes y simpatizantes tendrían que volver a elegir entre quedarse en casa o votar a su segunda mejor opción (o por lo menos, aquella que consideren menos mala). Es lo que tiene el sistema electoral de doble vuelta, que genera mayorías artificiales. Aunque, si se piensa, ¿qué sistema no lo hace?