Planes

Cinco pueblos desconocidos de España que debes visitar al menos una vez en la vida

Cada uno tiene sus encantos diferentes propios de sus lugareños, tradiciones, paisajes e historias, pero todos merecen una visita

Cinco pueblos de España para una escapada perfecta.

Cinco pueblos de España para una escapada perfecta. / iStock

R.C.

La belleza de los pueblos de España se extiende más allá de nuestras fronteras. Con una variedad que incluye desde pueblos costeros hasta montañosos, grandes y pequeños, adornados con colores vibrantes o construidos con madera robusta, cada uno de ellos resplandece con un encanto único. España es hogar de numerosas joyas municipales que, año tras año, atraen a miles de visitantes de todo el mundo, conquistando un lugar en los rankings de los destinos más encantadores del globo.

Cada pueblo brilla con una luz propia, un reflejo de las tradiciones, la calidez de sus habitantes, los paisajes que los rodean y las historias que han tejido a lo largo de los años. Visitarlos es embarcarse en un viaje de descubrimiento, una exploración de la diversidad cultural y natural que se despliega en cada rincón de nuestro país.

Aunque todos los pueblos son dignos de admiración y exploración, hay unos cuantos que destacan de manera especial. Estos son aquellos que, ya sea por su inigualable belleza, su rica historia o los imponentes paisajes naturales que los envuelven, se han ganado un lugar en el corazón de muchos y se consideran paradas obligatorias para cualquier viajero. Visitar estos lugares emblemáticos se convierte en una experiencia inolvidable que se atesora durante toda la vida.

1. Brañosera (Palencia)

Brañosera, Palencia.

Brañosera, Palencia. / ShutterStock

¿Sabes cuál es el primer pueblo de España? Deja de indagar, porque la respuesta es Brañosera, ubicado en Palencia. Este encantador lugar fue oficialmente reconocido como el pueblo más antiguo del país por el Congreso, gracias a que su carta puebla, otorgada en el año 824, fue la primera en la historia de España. Aunque Brañosera no se caracteriza por ser el más deslumbrante o por tener los paisajes más majestuosos, su valor histórico es incomparable.

Brañosera, situado a más de 1.000 metros de altura, es hogar para 240 almas que, año tras año, son testigos de la llegada de miles de turistas deseosos de explorar las raíces históricas de este emblemático lugar. Las pintorescas viviendas de piedra, aderezadas con detalles en madera, se erigen majestuosas entre construcciones notables como el ayuntamiento y la Iglesia de San Miguel. Estos sitios no solo son testimonios vivos de la rica historia del lugar, sino también representan una belleza arquitectónica que todo visitante debe presenciar al menos una vez en su existencia.

La modestia en su estética se ve ampliamente compensada por la riqueza de su legado histórico. Una visita a Brañosera no es solo un viaje geográfico, sino también un viaje en el tiempo que ofrece una perspectiva única sobre los cimientos culturales e históricos de los pueblos españoles.

2. Júzcar (Málaga)

Júzcar, Málaga.

Júzcar, Málaga. / ShutterStock

A menudo, un pueblo parece común hasta que surge una idea innovadora que transforma radicalmente su existencia e historia. Tal es el caso de Júzcar, un pueblo en Málaga, que se sometió a una metamorfosis espectacular. Hace una docena de años, en 2011, una reconocida agencia publicitaria concibió la idea de pintar todo el pueblo de azul, un cambio que abarcó casas, edificios y bares. Cada fachada se transformó, adoptando el color del cielo, una iniciativa vinculada al lanzamiento mundial de la película de Los Pitufos.

Esta transformación inyectó a Júzcar un carácter distintivo, donde los tonos azules se fusionan armoniosamente con el verde del entorno natural. El pueblo se ha convertido en un espectáculo visual que ha atraído la atención mundial, invitando a viajeros de todos los rincones del planeta a testificar esta fusión de colores.

Desde que Júzcar se tiñó de azul, ha recibido a más de 200,000 visitantes. Los residentes, inicialmente motivados por la idea de atraer turistas, se han rendido ante el encanto del nuevo color de su hogar. Esta paleta de azules, una decisión que comenzó como una estrategia publicitaria, ha pasado a ser una característica querida y permanente que redefine la identidad y la historia de Júzcar.

3. Santillana del Mar (Cantabria)

Santillana del Mar, Cantabria.

Santillana del Mar, Cantabria. / ShutterStock

Este pueblo de Cantabria resalta por su belleza medieval y patrimonio histórico y arquitectónico. La plaza mayor o la colegiata de Santa Juliana es una muestra de ello. También la réplica y museo de las cuevas de Altamira. Es conocida como la villa de las tres mentiras, pues no es santa, ni es llana, ni tiene mar.

Cerca de Santillana del Mar hay otros lugares dignos de visita como Bárcena Mayor, Comillas, San Vicente de la Barquera o las famosas cuevas del Soplao.

4. Morella (Castellón)

Morella, Castellón.

Morella, Castellón. / ShutterStock

A más de 1.000 metros de altitud, el castillo de Morella -con plaza de armas, aljibe y torre Pardals incluidos- es uno de los tesoros de Castellón. No importa la época del año en la que te dejes caer por el Maestrazgo, esta localidad de unos 2.500 habitantes sigue teniendo muy presente su pasado medieval. A todo ello hay que sumar una visita a la Iglesia Arciprestal Santa María La Mayor, una joya gótica reflejo del poderío de este emplazamiento hace siglos.

5. Castellfollit de la Roca (Girona)

Castellfollit de la Roca, Girona.

Castellfollit de la Roca, Girona. / ShutterStock

Cuando escuchas el nombre de Castellfollit de la Roca, es inevitable visualizar la dramática geografía que define a este pueblo, y no te equivocarías. Este enclave único se sitúa majestuosamente sobre un impresionante acantilado basáltico, dándole la apariencia de estar suspendido al borde de un abismo. Situado en Girona, este pueblo se enclava en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, y está anclado en un terreno rocoso elevado, ofreciendo un espectáculo visual que deja a los visitantes en estado de asombro.

La peculiar ubicación de Castellfollit de la Roca es el resultado de la erosión provocada por dos ríos, el Toronell y el Fluviá. Estos cursos de agua han esculpido a lo largo de miles de años una montaña de restos volcánicos, creando un panorama donde el pueblo parece una obra de arte enmarcada por la naturaleza.

Con una elevación de 50 metros sobre el suelo, visitar Castellfollit de la Roca se convierte en una experiencia ineludible. La percepción de casas y la iglesia que parecen colgar precariamente al borde del precipicio ofrece a los visitantes vistas espectaculares y únicas. Este es un lugar que todos deberían experimentar al menos una vez, donde la majestuosidad natural y la arquitectura humana convergen para crear un escenario verdaderamente impresionante.