REGIÓN DE MURCIA

Cáscaras de gambas y cangrejos para conseguir ‘superuvas’

El Imida trabaja en una investigación para mejorar la resistencia de la vid a las altas temperaturas y la sequía, aumentar las producciones y la calidad de los caldos

Los doctores Gil y Lozano durante una explicación.

Los doctores Gil y Lozano durante una explicación.

José Antonio Sánchez

Además de maridar una comida de lujo, investigadores de la Región dan respuesta a cuál es la otra especial relación entre el vino y las cáscaras de crustáceos. Porque un estudio del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida) está intentando crear uvas superresistentes al cambio climático con un tratamiento natural a partir de cáscaras de gambas, cangrejos o langostas. Con la aplicación de nanopartículas con fitohormonas de la propia planta, no solo se conseguirá aumentar las defensas de las vides para hacerlas más resistentes al calor, la sequía o las plagas, también mejorará la calidad del vino y propiciará la reducción de uso de productos fitosanitarios por parte de viticultores.

La investigación busca solucionar los principales retos contra los que lucha el sector vitivinícola, entre los que se encuentra, en un lugar predominante, los efectos del cambio climático, especialmente contra las altas temperaturas y episodios de precipitaciones irregulares, es decir, la sequía e inundaciones, sin dejar de lado el granizo.

El objetivo es, con un tratamiento natural y sostenible, crear ‘superuvas’, mejorar la productividad de los viñedos y la calidad del vino en un contexto de empeoramiento de las condiciones climáticas. Para lograrlo, se usan partículas de quitosano obtenidas de cáscaras de crustáceos entre los que se encuentran los cangrejos y las gambas. Esas partículas se cargan con ‘metil jasmonato’, una molécula natural de las propias plantas, por lo que tanto la molécula como los componentes de las partículas son reconocidas como señales de alarma de la propia planta, que activa los sistemas de defensa frente a posibles agresiones. La consecuencia: se aumenta la producción de polifenoles como mecanismo de defensa natural, lo que se conoce técnicamente como ‘elicitación’. Esto confiere a la planta una mayor resistencia a enfermedades y una mayor calidad del vino.

Activar los sistemas defensivos de la vid y crear mejor vino

Se aplica con espray sobre la vid y queda adherido sobre las hojas, aumentando el tiempo de acción. Es más, la planta detecta al quitosano como resto de un insecto, lo que desencadena una mayor respuesta defensiva en ella. Se trata de fortalecer su sistema de defensa mediante dos vías diferentes y empleando productos naturales autorizados. El proyecto Chimenano, desarrollado por el equipo de Enología y Viticultura del Imida, liderado por la doctora Rocío Gil, y por el Equipo de Nanotecnología, por el doctor Antonio Abel Lozano, junto al Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino de la Rioja, investiga el efecto en los tipos de uva más característicos de caza zona, es decir, la monastrell en la Región y la tempranillo en La Rioja.

La Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, a través del Imida, impulsa estrategias e investigaciones como esta para que los viticultores hagan frente a la situación climatológica de la Región de Murcia y puedan mejorar la calidad de la uva y del vino. El director del instituto, Andrés Martínez Bastida, explica que «el objetivo es facilitar herramientas a los agricultores para que se hagan más resistentes a las plagas y, por tanto, requieran menor cantidad de productos fitosanitarios, reduciendo así el impacto sobre el medio ambiente».

Un proyecto financiado con la Convocatoria de Proyectos de Generación de Conocimiento del Plan Nacional de la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia y cofinanciado con Fondos Europeos.