FOTOGRAFÍA

El capricho de Salvador Dalí para que Jordi Socías le retratase y otras imágenes históricas

La sala Canal de Isabel II de Madrid acoge, hasta el 21 de abril, una exposición que desgrana la trayectoria vital y profesional del artista barcelonés

Salvador Dalí, fotografiado en su casa de Portlligat (1979).

Salvador Dalí, fotografiado en su casa de Portlligat (1979). / JORDI SOCÍAS

Pedro del Corral

Pedro del Corral

A Salvador Dalí ya lo habían retratado en multitud de ocasiones cuando Jordi Socías (Barcelona, 1945) recibió el encargo de Cambio 16. El reto era de alto vuelo. No por el personaje, sino por la cantidad de referencias que ya existían sobre él. Entre ellas, la aplaudida serie que consagró a Philippe Halsman una vez más. Al llegar a su casa en Portlligat, el pintor hizo bandera de la extravagancia que tanto le caracterizó en vida. Y, fantasía mediante, advirtió que sólo cuando la luz y la tramontana le favoreciesen podría tomar la instantánea. Fueron cuatro tardes de espera y contemplación hasta que, de repente, los astros se alinearon. Entonces, el fotógrafo agarró su cámara y, en cuestión de siete minutos, capturó un primer plano que se ha convertido en un icono del arte. El mismo que, hasta el 21 de abril, corona la sala Canal de Isabel II que acoge Al final de la escapada, una exposición que desgrana su trayectoria vital y profesional.

“Sentirse tan cerca del genio le dio seguridad. Tiene una mirada particular que no ha perdido nunca. Ese es el denominador común de toda su obra. Es cierto que ha evolucionado, pero jamás se ha encasillado”, asegura Lucía Laín, comisaria de la muestra que transita por los 50 años de carrera de Socías. Cuadros de figuras universales y seres anónimos se intercalan con igual fuerza en escenarios insospechados para el visitante. Además, el espacio alberga una amplia recopilación hemerográfica de magacines y libros donde dejó su impronta.

Rossy de Palma y Pedro Almodóvar, capturados por Socías (1988).

Rossy de Palma y Pedro Almodóvar, capturados por Socías (1988). / JORDI SOCÍAS

Antes de dedicarse a la fotografía, se ganaba el jornal vendiendo y arreglando relojes por Cataluña. Sin embargo, al intuir que podía hacer de su pasión un oficio, se lanzó al vacío. Por aquel entonces, apenas había tocado una objetivo, pero el cine Versalles al que acudía con frecuencia le ayudó a modelar su disparo. Rápido, intuitivo y cercano, poco a poco fue forjando un estilo que perfiló en las cabeceras en la que se curtió: El Europeo, Cinemanía, Madrid me mata, El País Semanal… En 1979, creó la agencia COVER que, inspirada en la afamada Magnum, aportó una nueva visión en el fotoperiodismo español: “Hemos estado meses pensando este proyecto, revisando los negativos y corroborando cada estampa. La selección ha sido compleja ya que su producción ha sido inmensa. Es tal su calidad que hemos sufrido a la hora de escoger. Finalmente, hemos optado por aquellas con un carácter más marcado”.

La retrospectiva comienza con el álbum personal de Socías, donde pueden verse sus viajes internacionales y los materiales promocionales de sus itinerancias. A continuación, en la primera planta, se abordan sus incipientes trabajos. De ellos, por considerarlo un punto de inflexión, sobresale la panorámica del extrarradio de Barcelona en el que emerge el Cine Lumière. Testigo excepcional de etapas decisivas para España, suyas son las imágenes del duelo por la matanza de Atocha de 1977, del golpe de Estado del 23-F, del concierto de The Rolling Stones en Madrid

Antonio Banderas, en Madrid (1993).

Antonio Banderas, en Madrid (1993). / JORDI SOCÍAS

La belleza del momento

“Siempre ha tenido presente la belleza del momento. Ya fuese para un retrato o para una escena, ha buscado el punto estético que le diferenciaba. Desde joven, ha consultado revistas extranjeras donde publicaban los grandes para inspirarse. Es muy exigente. Asimismo, destaca por el humor y el surrealismo que impregna sus fotos. Su objetivo es producir sensaciones y, para ello, no teme en construir nuevos relatos. Sorprende cómo su legado ha ido adquiriendo nuevos significados con el paso del tiempo. Su relato es riguroso, ingenioso y libre”, continúa Laín. En el segundo piso, la definición que Manuel Vicent da en el catálogo de la exposición cobra realidad: “Su nombre va unido al cine, la política y el glamour”. Francis Ford Coppola, John Le Carré, Penélope Cruz, Marina Abramović, Woody Allen y Aitana Sánchez Gijón son algunos de los rostros que ha inmortalizado y que, ahora, cubren las paredes de este salón.

El recorrido acaba un nivel más arriba, donde se plasma su visión cosmopolita con imágenes de Tokio, Santiago de Cuba, París, Panamá, Ámsterdam y Nueva York. Sin olvidar las películas en las que participó: Calle 54, Demonios en el jardín y La buena vida. Laín y Socías han compartido conversaciones en este proceso de creación. Se han aconsejado y, sobre todo, han aprendido. Quizá, pocas cosas les hayan asombrado. Aunque, por seguro, el placer ha sido altísimo: “Ha dejado una huella imborrable. Forma parte de una narrativa que, progresivamente, ha ido definiendo nuestra historia. Lo noto”.