UN PASEO POR MADRID

Cementerios, un viaje en el tiempo

Una forma de repasar la otra historia de Madrid es a través de sus 14 cementerios municipales

Monumento en homenaje a las Trece Rosas en el Cementerio de la Almudena.

Monumento en homenaje a las Trece Rosas en el Cementerio de la Almudena.

Ángeles Vázquez

Ángeles Vázquez

Hay muchos que solo se acuerdan de los cementerios el 1 de noviembre y que, en cambio, van a París y no perdonan una visita al de Père-Lachaise. Sin negar en ningún caso la importancia que puede tener rendir tributo al líder de The Doors, Jim Morrison, o a marcar con pintalabios el monumento funerario al escritor Óscar Wilde, no deja de resultar un tanto triste que nunca encuentren un hueco para visitar también los cementerios de Madrid. Sobre todo ahora que en la capital se celebra Halloween prácticamente como el mundo anglosajón.

En cierto modo resulta lógico que no visitemos por gusto los cementerios, por las veces que no queda más remedio que acercarse para acompañar a un amigo o familiar en uno de los momentos más dolorosos de su vida, pero eso no debería frustrar que también lo hagamos para hacer el viaje más próximo a los de los de 'El Ministerio del Tiempo' que está en nuestra mano: recorrer la historia a través del recuerdo físico que han dejado quienes la protagonizaron.

Una forma de repasar la de Madrid, u otra historia de Madrid, es a través de sus 14 cementerios municipales. La visita, claro, no puede dejar de empezar por el más grande, el de la Almudena, que hasta cuenta con una línea de autobús que discurre por su interior, dada su extensión. Allí descansan Lola Flores y su hijo, Antonio Flores, pero también escritores, como Benito Pérez Galdos. Es tal el número de personas destacadas enterradas en él que se organizan visitas guiadas para visitarlo; las hay de cine, de personajes ilustres, de mujeres destacadas y de arquitectura y arte.

El civil

Cruzando la Avenida de Daroca puedes trasladarte a esa época no tan lejana en la que si no eras católico no podías ser enterrado en la Almudena, lo que no quita para que no esté lleno de cruces, porque en el cementerio civil era también donde se enterraban protestantes, anglicanos o evangelistas. Sus cruces se entremezclan con estrellas de David judías y con hoces y martillos comunistas.

En su paseo principal te reciben al entrar los presidentes de la primera república española: Estanislao Figueras, Francisco Pi i Margall y Nicolás Salmerón, que en su impresionante panteón neoclásico deja constancia de que renunció al poder por no firmar una pena de muerte, una carta de presentación prácticamente insuperable.

Enfrente, el mármol blanco de la tumba de la líder comunista Dolores Ibárruri, Pasionaria, sobre el que suele reposar un clavel rojo, está situado al lado del panteón del fundador del PSOE, Pablo Iglesias, y de la tumba de Pío Baroja, que se contenta con solo mencionar su nombre. Entre las sepulturas más recientes, la de la escritora Almudena Grandes, despedida por sus lectores con sus libros, claveles rojos y banderas republicanas.

Que no se pudiera enterrar a los no católicos en el cementerio principal fue lo que llevó a Reino Unido a hacerse con un terrero en Madrid: el cementerio Británico de Carabanchel, que tiene categoría de embajada, porque es propiedad del Gobierno británico. Lo adquirió para enterrar a sus compatriotas anglicanos o protestantes. En él reposan, por ejemplo, quien fue director del Circo Price hasta 1916 o el creador del restaurante Lhardy.

San Isidro

Si estás dispuesto a celebrar Halloween recorriendo los cementerios madrileños, no puedes perderte tampoco la sacramental de San Isidro, que solo por la panorámica que ofrece de Madrid desde el Monte de las ánimas, tras la ermita del Santo, ya merece la pena.

También tiene previstas varias visitas para conocer a sus huéspedes más ilustres. Entre ellos, hay toreros, como Frascuelo, o aristócratas, como Pepita Tudó, la amante de Godoy, el hombre más poderoso del reinado de Carlos IV. El nóbel de literatura José Echegaray también descansa en este camposanto, igual que el inventor Torres Quevedo, que fue el creador del teleférico que cruza las cataratas del Niágara. O María Concepción Velasco, hija del doctor Velasco, fundador del Museo Nacional de Antropología, a la que embalsamó y durante un tiempo trasladó a su capilla.

El día de Todos los Santos puede ser un buen día para visitar los cementerios que no conozcas, pero si el trasnoche de la fiesta de Halloween, no te lo permite, aprovecha cualquier otro día. En los más importantes, las visitas guiadas se pueden hacer todo el año.

[Ángeles Vázquez es periodista y autora del libro '100 cosas que hacer en Madrid al menos una vez en la vida']