MOVILIDAD

Almeida hace la vista gorda con los caballetes publicitarios que inundan las aceras del centro de Madrid

Los soportes publicitarios trufan los espacios peatonales, pese a que la ordenanza de movilidad sostenible los prohíbe

La Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad delega las sanciones a las Juntas de Distritos, donde se admite cierta "flexibilidad" con la norma

Chamberí, Centro, Retiro o Latina, algunas de las zonas más afectadas: "Hay veces que vecinos con sillas de ruedas no pueden ni pasar por la acera"

Varios carteles publicitarios en una acera del barrio de Ibiza, en Retiro.

Varios carteles publicitarios en una acera del barrio de Ibiza, en Retiro. / ALBA VIGARAY

Roberto Bécares

Roberto Bécares

"Un día me enfadé bastante, iba paseando por San Bernardo, el camino habitual que hago todos los días, y cuando me quise dar cuenta estaba en una carrera de obstáculos sorteando caballetes y expositores. Lo fui documentando todo y lo denuncié por teléfono. La Policía fue, les apercibió de la denuncia y algunos retiraron sus elementos, pero otros pasaron completamente".

Fernando García, experto en márketing digital y activista del uso de la bicicleta en la ciudad, ha pasado a la acción ante la "invasión" de aceras y espacios peatonales por parte de la cartelería de negocios, principalmente de hostelería, aunque no solo. 

Caballetes con mensajes tan diversos como "Locutorio latino", "Depilación con Hilo", "Buffet libre, más de 100 platos", "Menú del día a 12,50 euros" o listados de precios de las tapas o las copas del bar de turno pueblan las aceras de las calles del centro, provocando muchas veces molestias a los peatones por la estrechez de las mismas. 

En solo un día, en la citada calle de San Bernardo, Fernando encontró 28 infracciones, aproximadamente una cada 50 metros. 

Son infracciones porque el artículo 136 de la Ordenanza de Movilidad Sostenible, aprobada a finales en 2018 en el mandato de José Luis Martínez-Almeida, prohíbe la ubicación en espacios peatonales y aceras "de cualquier objeto que obstaculice el tránsito peatonal, especialmente cuando ello pueda afectar al desplazamiento de personas con movilidad reducida [...]".

La ordenanza establece esta infracción como grave y contempla multas que oscilan entre 1.000 y 3.000 euros. 

¿Pero se ponen realmente estas multas? Según varias asociaciones vecinales consultadas, la Policía Municipal no actúa de motu proprio sino solo cuando se denuncia ante el teléfono 092. 

Las sillas de ruedas no pueden pasar

"Es algo que pasa recurrentemente en nuestro barrio", explica María Ibáñez, portavoz de la asociación de Retiro Norte, que representa el barrio de Ibiza, donde hay numerosos locales comerciales y el espacio público está trufado de caballetes de todo tipo. 

"Se ha hecho un poco de todo. Se hacen instancias generalizadas donde denunciamos que se invade el espacio natural, y hay vecinos que llaman por su cuenta porque, por ejemplo, no les dejan pasar con silla de ruedas", señala la portavoz. 

Pese a que la ordenanza fue pergeñada por la Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad, la competencia sobre la ejecución de las sanciones la tienen derivada las Juntas de distrito. De hecho, fuentes del Área que dirige Borja Carabante explican que no tienen datos de cuántas multas se imponen al año. Ese dato está en el limbo.  

Un concejal de un importante distrito de Madrid, entretanto, sí admite a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que hay cierta "flexibilidad" con este tipo de publicidad, lo que en roman paladino se traduce en que se hace la vista gorda de forma generalizada. 

Así los atestiguan asimismo los vecinos de las Cavas de La Latina, de la zona de Plaza Mayor, de Malasaña, de Chamberí o del propio barrio de Ibiza, por mencionar algunos de los espacios más afectados por este tipo de publicidad exterior.

"Cuando la policía actúa se reduce muchísimo su presencia", explica Saturnino Vera, portavoz de la asociación de Cavas-La Latina, que señala que han tenido que dar varios avisos a la Policía para que actúen contra estas prácticas, que suelen realizar sobre todo los negocios nuevos que abren en el barrio. 

Algunas de las zonas más afectadas aquí son la calle Humilladero, la Plaza de la Cebada o nada más salir del Metro. Otra irregularidad que denuncian desde este colectivo son los carteles publicitarios colocados en "edificios protegidos y que desvirtúan el patrimonio".  

Un cartel publicitario de un locutorio en una calle de Ibiza. 

Un cartel publicitario de un locutorio en una calle de Ibiza.  / ALBA VIGARAY

En el barrio de Ibiza ponen el énfasis en que los hosteleros aprovechan estos caballetes publicitarios para que las terrazas ocupen el máximo espacio posible, con "mesas auxiliares", carteles o mobiliario, ganando medio metro más al menos de lo permitido. 

"Todos los negocios"

"Aquí empezaron los bares a poner los carteles y ahora lo hacen todos los negocios, invadiendo el itinerario peatonal, incluso el espacio que tiene que haber libre desde la fachada", apunta María, que precisa que la práctica afecta sobre todo a las "calles laterales", que anuncian los establecimientos de las calles secundarias.   

En algunos distritos, como Chamberí, los vecinos aseguran que la Policía "ya ni viene cuando les llamamos". "No es el mayor problema que tenemos, las aceras están inundadas de terrazas, de sombrillas y de las estufas, que los bares, como son muy pequeños, no pueden guardar en el interior", afirma Pilar Rodríguez, portavoz de la Asociación El Organillo de Chamberí, que tiene una de las mayores acumulaciones de bares de toda la ciudad, con Ponzano a la cabeza.  

"Nosotros denunciamos muchas cosas, entre ellas lo de los caballetes, sobre todo si son exagerados y no dejan pasar. Hoy mismo he visto lo difícil que era para una mujer invidente sortearlos", apunta la portavoz, que resalta que las aceras del distrito, en su mayor parte muy estrechas, de apenas 2,5 metros, han sido invadidas por las terrazas.  

Para Fernando García, que lleva denunciando este fenómeno desde hace tiempo, la práctica de la publicidad exterior comenzó a extenderse tras los confinamientos. "Es que incluso las fruterías sacan el género a la acera, sus mesas y sus cajas, algo que es totalmente ilegal", apunta este vecino, que cree que los expedientes de las sanciones "se pierden" muchas veces en los cajones.

García aprecia que muchos negocios no dejan libre ni el ancho mínimo de acera desde la fachada, establecido en 1,80 metros. "Esta práctica también incumple la ordenanza de publicidad exterior. Es decir, hay un asidero legal de sobra para que esto se pare, lo que pasa es que ni la Policía tiene órdenes de que se tome esto en serio ni las Juntas de distrito, cuando la Policía abre expedientes, se toma en serio tramitar las sanciones".