CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

EEUU sopesa sanciones contra el tribunal de La Haya por imponer límites a la impunidad de Israel

Khan no solo ha roto el tabú que protegía a los dirigentes israelíes de rendir cuentas ante la justicia internacional. Por primera vez en la historia del TPI ha solicitado la imputación de los líderes electos de un férreo aliado de Estados Unidos

Ciudadanos israelíes se manifiestan contra el primer ministro Binyamín Netanyahu

Ciudadanos israelíes se manifiestan contra el primer ministro Binyamín Netanyahu / EFE

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

Binyamín Netanyahu podría sumarse pronto a la misma lista de fugitivos de la justicia internacional a la que pertenecen Vladímir Putin, Joseph Kony, Omar al-Bashir o Saif al-Islam Gadafi. La pelota está ahora en el tejado de los tres jueces del Tribunal Penal Internacional (TPI) encargados de decidir sobre las recomendaciones del fiscal Karim Khan, que este lunes solicitó el arresto del primer ministro israelí y su titular de Defensa por presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en Gaza. Nunca antes Israel se había enfrentado a nada semejante. Décadas de impunidad en los territorios ocupados están ahora en entredicho. El golpe es mayúsculo, como lo son sus potenciales ramificaciones, de ahí que la contraofensiva legal y política del Estado judío y sus aliados no haya hecho más que comenzar.

Khan no solo ha roto el tabú que protegía a los dirigentes israelíes de rendir cuentas ante la justicia internacional. Por primera vez en la historia del TPI ha solicitado la imputación de los líderes electos de un férreo aliado de Estados Unidos y de un país que se considera a sí mismo una democracia occidental. Un antes y un después para un tribunal que solo ha imputado hasta ahora a señores de la guerra del mundo pobre y el campo antioccidental. “Algunos líderes electos han hablado conmigo y han sido muy crudos. ‘Este tribunal se construyó para África y para matones como Putin’, me dijo uno de esos altos cargos”, le contó ayer a la CNN el propio Karim Khan, al que muchos habían tildado hasta ahora de proisraelí por sus reticencias a mover ficha frente a las denuncias presentadas ante el TPI por los palestinos desde que asumió el cargo en 2021. Khan también ha solicitado órdenes de arresto contra tres líderes de Hamás por la masacre del 7 de octubre.

Organizaciones como Amnistía Internacionalhan celebrado su decisión, vista como “una oportunidad para acabar con el ciclo de impunidad en Israel y los Territorios Ocupados Palestinos, así como para restaurar la credibilidad del sistema de justicia internacional en su conjunto”. Pero también ha puesto al TPI, del que forman parte más de 120 país, en colisión directa con EEUU, que al igual que Israel, Rusia o China no reconoce su jurisdicción. En Washington la reacción ha sido furibunda. Biden ha dicho que la decisión es “escandalosa”, mientras el Congreso empezaba a mover ficha para castigar al tribunal por su osadía. Los republicanos han presentado un proyecto de ley en la Cámara de Representantes para sancionar a los jueces y fiscales del TPI que investiguen a ciudadanos estadounidenses o a sus aliados, como es el caso de Israel, según publica ‘Axios’.

Intimidación y amenazas

“El Congreso está evaluando todas las opciones, incluidas las sanciones, para castigar al TPI y garantizar que su liderazgo enfrenta consecuencias si sigue adelante”, ha dicho este martes el presidente de la Cámara Baja, el republicano Mike Johnson. Las represalias contra el tribunal de La Haya no son nuevas. En 2020 Donald Trump ya sancionó a dos de sus fiscales por investigar los presuntos crímenes de las tropas estadounidenses en Afganistán y de Israel en los territorios ocupados. Sus activos en EEUU fueron congelados y se les denegaron los visados para poder entrar en el país. Biden levantó esas sanciones en 2021, dos años antes de celebrar la orden de arresto emitida por ese mismo tribunal contra Putin por crímenes de guerra. “Está justificada”, dijo entonces. “Creo que sirve para mandar un fuerte mensaje”.

Esta vez las amenazas contra el TPI llevaban semanas cocinándose. Tanto desde Israel como de EEUU, según denunciaron un grupo de expertos de Naciones Unidas el pasado 10 de mayo. “Es alarmante ver cómo países que se consideran campeones del Estado de derecho tratan de intimidar a un tribunal internacional independiente e imparcial para tratar de prevenir la rendición de cuentas”, dijeron en un comunicado. Países como Francia y Bélgica han salido a defender la “independencia” del tribunal, mientras el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, recordaba que “los países que han ratificado el TPI están obligados a honrar sus decisiones”, en una claro desafío a la postura estadounidense.

Israel cierra filas en torno a Netanyahu

En Israel la preocupación es manifiesta. Los tradicionales diques de contención se están rompiendo. En la Corte Internacional de Justicia (el otro tribunal internacional, sin relación al TPI) está siendo juzgado por genocidio. Universidades de todo el mundo han anunciado desinversiones de sus empresas. Países como CanadáBélgica o España han suspendido las exportaciones de armas. Y figuras como el expresidente Reuven Rivlin han advertido que el país “está a un paso del ostracismo internacional". Una tendencia que podría acelerarse en función de lo que pase en La Haya. "Si hay motivos razonables para creer que los dirigentes israelíes son responsables de crímenes de guerra, los países que ayuda a Israel en Gaza se arriesgan a ser cómplices de esos mismos crímenes", ha dicho la profesora de derecho internacional en la Universidad de Columbia, Sarah Knuckey.

Pero lejos de replantearse su devastadora ofensiva en Gaza, donde han muerto más de 35.000 palestinos, la maniobra del CPI solo ha logrado que la clase política israelí vuelva a cerrar filas en torno a su líder. “Esto juega a favor de Netanyahu. Los israelíes están diciendo ‘son todos antisemitas, están todos contra nosotros’”, dijo ayer el exprimer ministro, Ehud Olmert, uno de los pocos dirigentes críticos con la conducta de los suyos en Gaza.