ANÁLISIS

La menguante comunidad judía en Marruecos

La guerra en Gaza ha marcado un antes y un después en las relaciones diplomáticas con Israel

Una pareja contempla la puesta de sol en Casablanca.

Una pareja contempla la puesta de sol en Casablanca. / Marc Ferrà

Marc Ferrà

Marc Ferrà

Todas las mesas de la terraza están llenas, hace un sol agradable y las familias y amigos comen bajo las sombrillas en el restaurante Le Soc. Este club de tenis privado de Casablanca, con más de medio siglo de historia, es uno de los principales lugares de encuentro de la comunidad judía. A pesar de los lazos e importancia histórica de esta comunidad en Marruecos, actualmente solo quedan unos 1.500 judíos en el país. La guerra en Gaza ha marcado un antes y un después, explica David, la persona que gestiona este establecimiento. Desde la barra controla todo el restaurante y está constantemente saludando y hablando efusivamente con los clientes.

El conflicto, sobre todo, ha paralizado los avances diplomáticos entre Marruecos e Israel tras la normalización de relaciones bilaterales hace tres años. “Después de los acuerdos de Abraham (firmados por Rabat en diciembre de 2020) había un porvenir, pero ahora mismo es imposible de saber”, explica este marroquí judío de origen sefardí, como la mayoría de los que viven en el país. David confía que tarde o temprano estos lazos se van a reconducir, pero se le ve escéptico al preguntarle cuánto tiempo puede llevar. 

Las relaciones entre Rabat y Tel-Aviv avanzaba a buen ritmo, incluso Israel reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental el pasado verano y estaba sobre la mesa una posible visita de Binyamin Netanyahu, el primer ministro de Israel. Un viaje oficial que después de que estallara en conflicto en Gaza es inviable, Marruecos ha ido aumentando el tono de condena a los bombardeos israelís contra población civil, que ha pedido que paren. Las movilizaciones para condenar la ofensiva y en apoyo al pueblo palestino se han repetido semana tras semana, protestas que también piden que se ponga fin a la normalización de relaciones con Israel.

"Mal vistos"

En centro de Casablanca y en corazón de lo que era el barrio judío hasta finales de los sesenta, se encuentra otro de los lugares con más historia para esta comunidad: el Círculo por la Alianza, un centro cultural y restaurante. Eric, la persona que está al cargo, explica que después de que estallara el conflicto ha notado la diferencia: “Siento que nos hemos convertido en alguien mal visto, esto no existía antes. Hoy en día hay personas un poco fanáticas que piensa que es nuestra culpa lo que pasa allí (en Gaza)”. 

“Tengo la esperanza a que todo vuelva a la normalidad, pero el problema es que no veo el fin, como más dura el conflicto, más se complica para los judíos del mundo entero, no solo los marroquís”. Al preguntarle por la ofensiva israelí en Gaza, explica que “no es la solución”, y añade: “Pero hay un problema allí”. Sobre una posible salida, dice que “no me puedo posicionar sobre una solución porque vivimos lejos, no sabemos lo que está pasando, solo ellos pueden encontrar una solución”. 

"El año pasado tuvimos muchos turistas, ahora prácticamente no hay”, explica Eric.Y esto también tiene un impacto económico: el restaurante que gestiona ha perdido un 75% de volumen de negocio. Una de las consecuencias más directas de la guerra es que la llegada de turistas israelís en Marruecos se ha frenado en seco, los vuelos directos entre ambos países también se han cortado. Después de estallar el conflicto en Gaza, las autoridades israelís han desaconsejado a sus nacionales viajar a ciertos países, entre ellos, Marruecos. David también explica que Marruecos ha doblado la seguridad de lugares como este restaurante u otros puntos de reunión de la comunidad judía, históricamente esta comunidad siempre ha recibido una especial atención de la casa real marroquí, algo que no ha cambiado con el conflicto.

Eric decidió volver a Casablanca, su ciudad natal tras pasar veinte años en Francia, “Marruecos no es un ejemplo de convivencia entre musulmanes y judíos, es el principal ejemplo, no hay otros”, explica que siente muy unido a Marruecos, su país. Este centro que gestiona actualmente lleva abierto 85 años y es parte de la historia de la comunidad judía de la ciudad. En 2003 fue uno de los objetivos del atentado en el que murieron 45 personas (incluidos los doce terroristas suicidas) en varios puntos de la ciudad en 2003. En este centro no hubo víctimas, porque estaba cerrado, pero todo el interior quedó destrozado. 

Eric recuerda que cuando era pequeño, en los años 70, en la ciudad podía haber 200.000 judíos, “ahora no quedan muchos”, relata. “Hay muchas razones que explican que los judíos se vayan de Marruecos, la primera es a causa de los hijos, cuando salen a estudiar en Europa, en América o Israel y cuando los padres se quedan solos se van a vivir con ellos. También hay algunos que se han ido por razones económicas o quizás por el antisemitismo”. Otros decidieron partir a Israel tras la fundación del país en 1948.

Una de las personas más conocidas de la comunidad es Jojo, el propietario de la carnicería kosher más importante del país. Él es la tercera generación que trabaja en esta tienda. Desde su negocio manda pedidos a otras ciudades como Marrakech, aunque las ventas no son como hace algunas décadas: “mi padre, que en paz descanse, trabajaba día y noche, había mucho trabajo. Ahora no hay tanto, pero no nos quejamos”. Explica que aunque muchos judíos se han ido del país, la mayoría siguen teniendo su casa en el país y vienen de vez en cuando, “no se pueden separar de Marruecos”. Antes de terminar, Jojo explica que ha estado viviendo en España, Francia y Suiza, pero que al final ha vuelto a su país: “Es aquí donde me siento en casa”.