BÚSQUEDA DEL 'TITAN'

Atrapados, cada vez con menos oxígeno y en paradero desconocido: las terribles condiciones de los tripulantes del 'Titan'

Los cinco integrantes del sumergible desaparecido cuando iba a visitar los restos del Titanic afrontan una situación agónica mientras los servicios de rescate continúan su búsqueda contrarreloj

¿Qué pudo fallar en el Titán, el sumergible desaparecido en el Atlántico?

Los tripulantes del 'Titan, el sumergible de OceanGate desaparecido mientras se dirigía al 'Titanic', afrontan una situación desesperada mientras continúan las labores de búsqueda y rescate

PI Studio

Héctor González

Héctor González

Atrapados entre los restos del Titanic, hundidos en el lecho marino o flotando a la deriva en paradero desconocido; sin casi espacio para moverse, sin ventanas, con las reservas de aire agotándose poco a poco y encerrados por fuera- ya que la cápsula va sellada desde el exterior-. Así se encuentran los cinco tripulantes del 'Titan', el sumergible de OceanGate extraviado desde el domingo cuando se dirigía en una misión de exploración al pecio más famoso del mundo.

Desde 8 horas después de que se perdiese la comunicación con el submarino, momento en el que la empresa decidió dar la voz de alarma, se está llevando a cabo una búsqueda contrarreloj con un horizonte marcado en rojo: el tope máximo de 96 horas de reservas de oxígeno con el que cuenta la nave. La Guardia Costera de Estados Unidos,el país en cuyas aguas se encuentran, técnicamente, los restos del barco hundido el 15 de abril de 1912 tras chocar con un iceberg, ha lanzado una operación de rescate en la que también están participando fuerzas de Canadá, el país desde el que el viernes partió la expedición turística, y en la que se han involucrado también navíos comerciales y otras naciones.

La última conexión con el 'Titan' se produjo el domingo alrededor de las 21 horas, apenas una hora y 45 minutos después de iniciar su inmersión hacia los restos del ‘Titanic’, que reposan a 3.821 metros de profundidad en aguas del Atlántico Norte, a 625 km de la costa de Terranova y a 2.000 de Nueva York. Desde entonces, silencio. Un silencio total y absoluto, interrumpido solo por un posible hilo de esperanza: la Guardia Costera ha informado en la madrugada de este miércoles de que se han detectado ruidos submarinos en el área en el que se está buscando el submarino.

"Una aeronave canadiense P-3 detectó sonidos submarinos en la zona de búsqueda", dijo en Twitter la oficina, aunque ha aclarado que, de momento no se han encontrado rastros del vehículo. No obstante, la Guardia Costera asegura que la información será utilizada para organizar futuros planes de búsqueda en los que participan varios buques, drones acuáticos y aviones.

Un día de reservas de oxígeno y bajando

“Un viaje en una nave experimental sumergible, no homologada por ningún organismo regulador, que puede resultar en daños físicos, discapacidad, trauma emocional o muerte”. Esto es lo que firmaron los cuatro pasajeros del 'Titan', antes de sumergirse en el Atlántico a bordo de una nave de algo menos de siete metros de eslora y sobre la que expertos ya habían avisado en 2018 de su preocupación por la calidad y la seguridad del sumergible.

En concreto, el submarino mide 6,70 metros de largo, 2,80 de ancho y 2,50 de alto. Un espacio muy reducido que los cinco integrantes de la misión turística llevan compartiendo alrededor de 60 horas con la incertidumbre, el miedo, el frío, el hambre y la sed pesando sobre sus cabezas. Todos ellos estaban advertidos del peligro y firmaron un descargo de responsabilidad, pero nada te prepara para una situación así.

Este martes, la Guardia Costera advertía de que al submarino le quedaban "alrededor de 40 horas de aire respirable". De acuerdo con estos cálculos, hoy tan solo deben quedar reservas para poco más de un día. En esta situación, dosificar y ahorrar oxígeno se vuelve vital, aunque requiere una cualificación y experiencia que es poco probable que los tripulantes del 'Titan' tengan.

El lento y mortal letargo del CO2 y el frío

La acuciante falta de oxígeno es el principal problema, pero no el único. El incremento del CO2 en el ambiente es tan preocupante como la falta de oxígeno. Tal y como ha explicado el doctor Dale Molé, de la Marina de EEUU, en una entrevista con el británico Daily Mail, a medida que descienden los niveles de oxígeno en el aire, el CO2 se va acumulando hasta alcanzar niveles tóxicos para el ser humano.

"El incremento del nivel de CO2 es lo que mata primero a la gente, no el nivel de oxígeno", ha asegurado Molé. Quienes están encerrados empiezan a respirar con dificultad, comienzan los dolores de cabeza y poco a poco van perdiendo la conciencia. "Es como ponerte una bolsa en la cabeza, tendrán sensación de necesidad de aire y después de eso viene la inconsciencia".

A todo esto se añade otro factor crítico: el frío. A esa profundidad, la temperatura del mar ronda los 2 grados. Los sistemas eléctricos del sumergible y la presencia de cinco personas en un espacio reducido generarán cierto calor, pero a medida que el frío avanza "los pasajeros empezarán a tiritar para generar calor y eso consume más oxígeno", asegura Dalé, que menciona también el reto psicológico que supone una situación así, en la que es difícil evitar momentos en los que se acelere el ritmo de respiración o incluso de hiperventilación.

En esas condiciones es probable, además, que en el Titán no lleven muchas provisiones. No es lo habitual. “No suelen llevar mucha comida a bordo, porque las inmersiones suelen ser relativamente cortas, de 8 o 12 horas”, explica Fraile.

Según medios británicos, los cinco integrantes de la tripulación son el empresario paquistaní Shahzada Dawood, su hijo Suleman, el explorador británico Hamish Harding, el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de OceanGate, Stockton Rush.

Un riesgo avisado: posibles "resultados catastróficos"

OceanGate ha estado intentando misiones desde al menos 2017 y llegó con éxito a los restos del Titanic por primera vez en 2021, y luego de nuevo en 2022. Tenía 18 expediciones planeadas a partir de este verano de 2023, según su sitio web. La primera ha empezado con mal pie, no sabemos si las 17 restantes cumplirán con el destino.

Dichas misiones duran aproximadamente 10 días, ocho de ellos en el mar, y cuestan a los pasajeros 250.000 dólares cada una. Las expediciones de cinco personas suelen incluir tres pasajeros de pago, junto con dos miembros de la tripulación para dirigir el grupo.

Sin embargo, las dudas sobre la seguridad de estos viajes han estado desde el principio. En 2018, cuando la nave de fibra de carbono y titanio se iba a entregar al equipo que debería organizar los viajes al pecio, el entonces director de operaciones marítimas de la compañía, David Lochridge, expresó su preocupación sobre la calidad y la seguridad del sumergible, y subrayó “los peligros potenciales para los pasajeros conforme el ‘Titan’ alcanzara profundidades extremas”.

No fue solo Lochridge quien lanzó la voz de alerta. En marzo de 2018, un par de meses después de sus advertencias (y de que OceanGate le acusara en los tribunales de haber compartido información confidencial de la empresa), Stockton Rush, fundador y consejero delegado de OceanGate (y al mando del ‘Titan’ en este viaje) recibió una carta de la Sociedad de Tecnología Marina (MTS por sus siglas en inglés) firmada por 38 expertos en las que estos le trasladaron su “preocupación unánime” respecto al sumergible y las expediciones al ‘Titanic’, que “podría tener resultados negativos, de menores a catastróficos”.

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