CONTROVERSIA EN CHINA

Desaparece uno de los más célebres banqueros chinos

Bao Fan, presuntamente investigado, es el artífice del actual paisaje tecnológico de China

El banquero chino Fan Bao, fundador de China Renaissance.

El banquero chino Fan Bao, fundador de China Renaissance. / Reuters

Adrián Foncillas

No es un patrón inédito en China. Un empresario o banquero deja de verse en la oficina y contestar las llamadas sin razón aparente y la compañía o banco emiten días después un comunicado aséptico confirmando su desaparición. El último desaparecido no es un cualquiera. Bao Fan, fundador de China Reinassance, es el artífice de las grandes fusiones y adquisiciones que han conformado el paisaje tecnológico nacional.

Su firma no ha dejado que la rumorología creciera como en otros casos y se ha apresurado a revelar su ausencia. No aclara cuánto tiempo ha faltado a sus obligaciones pero 'Caixin', el medio económico de referencia en China, habla de dos días. El golpe ha sido de órdago. Las acciones del banco de inversión se habían derrumbado a la mitad durante la jornada y perdido finalmente un 29 %.

Una comunicación corporativa enviada a la bolsa de Hong Kong generó el tsunami. "La Junta no está al corriente de ninguna información que indique que la falta de disponibilidad del Sr. Bao esté o pueda estar relacionada con los negocios u operaciones del grupo que, de todas formas, siguen adelante con normalidad”, rezaba. Su familia ya habría sido informada de que se ha abierto una investigación, asegura el medio estadounidense 'Bloomberg' citando fuentes cercanas.

Segundo golpe para la companía

Es el segundo golpe que sufre la compañía. Su presidente, Cong Li, fue detenido en septiembre, aparentemente por su gestión previa en el banco estatal ICBC. Se desconoce su situación legal o personal pero no contribuye al optimismo que China Renaissance haya eliminado su nombre de la página web.

Bao, de 47 años, es uno de los banqueros más rutilantes del país. Tras finalizar sus estudios universitarios entró en las oficinas hongkonesas de Morgan Stanley. Su interés pronto viró desde las empresas estatales, tan paquidérmicas como inmovilistas, a un sector tecnológico que se desperezaba y ya era mimado por Pekín para relevar a las manufacturas baratas en el centro de la economía.

En los siguientes años conoció a pioneros como Jack Ma, fundador de AlibabaPony Ma, de Tencent, y Robin Li, de Baidu. Desde China Renaissance, fundada en 2005, ha firmado algunas de las mayores y más complejas operaciones en China en los últimos años. El sector del transporte privado experimentó una revolución con la fusión de los gigantes Didi y Kuaidi, similares al Uber occidental, de la misma forma que la comida a domicilio se benefició de la alianza entre Meituan y Dianping.

Su destreza para alinear intereses divergentes y lidiar con operaciones multimillonarias ha hecho de Bao el gran gurú del sector tecnológico. Su compañía mantiene relaciones con el 70 % de las compañías más conocidas por el gran público, aclaró cinco años atrás. Su cálculo no parece exagerado. También ha invertido en start-ups tan célebres como el fabricante de vehículos eléctricos NIO.

Seis desaparecidos

La hemeroteca descubre al menos media docena de capitostes del sector privado que han pasado por el trámite de la desaparición. En algunos casos fueron días, en otros, meses. Algunos quedaron razonablemente bien parados con un susto, a otros les cayeron largas condenas de cárcel. Siempre quedó subrayada una preminencia gubernamental frente al sector privado que contrasta con lo que ocurre en Occidente.

El empresario chinocanadiense Xiao Jianhua, que había encabezado la lista de fortunas, fue detenido en la habitación de un hotel hongkonés y conducido a la justicia del interior. Fue sentenciado a trece años por corrupción en agosto pasado. Fosun, el gigante inversor chino, comunicó en 2015 la “desaparición” de su fundador, Guo Guangchang, conocido como el Warren Buffett chino por su olfato y músculo inversor. El magnate inmobiliario Ren Zhiqiang desapareció durante meses en 2020. Acababa de reprochar al presidente, Xi Jinping, la política del cero covid, y fue condenado a 18 años de cárcel por corrupción. Ni siquiera se salvó Jack Ma, mediático fundador de Alibaba y celebridad nacional, desvanecido de la escena pública durante tres meses tras haber criticado el esclerotizado sistema bancario estatal.