INESTABILIDAD

2023, un año decisivo para la 'permacrisis' internacional y sus efectos

En sus previsiones para el año próximo, el CIDOB ve improbable un escenario de paz en Ucrania por el desinterés de ambos bandos a sentarse a una mesa de negociación

Soldados ucranianos mueven un tanque averiado en la región de Donetsk, este lunes.

Soldados ucranianos mueven un tanque averiado en la región de Donetsk, este lunes. / EP

Laura Puig

Cuando parecía que el mundo se recuperaba del revés de la pandemia del covid-19, el inicio inesperado de la guerra en Ucrania en febrero de 2022 supuso un duro golpe sobre el tablero internacional con graves consecuencias sobre todos y cada uno de los habitantes del planeta: crisis energéticainflacióninseguridad alimentaria, descomposición de los sistemas de seguridad y gobernanza internacional... Se trata del último ejemplo de la "complejidad del orden internacional" y de cómo las "crisis multifacéticas" que van surgiendo repercuten en la ciudadanía en primera persona. Y 2023 será un año decisivo para esta 'permacrisis' -elegida palabra del año y que alude a un "período prolongado de inestabilidad e inseguridad, especialmente como resultado de una serie de eventos catastróficos"- y sus efectos, según señala el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su nota internacional para el nuevo año, elaborada en colaboración con EsadeGeo Center for Global Economy and Geopolitics.

"La complejidad no es negativa y debe estar en la respuesta a estas crisis" porque "no hay una vía de salida fácil", ha señalado el director del CIDOB, Pol Morillas, este martes durante la presentación de la nota, en la que el 'think tank' pone el foco en 10 temas que marcarán la agenda internacional en el nuevo año.

En el caso concreto de la guerra de Ucrania, el CIDOB utiliza el símil de una mesa de billar americano en la que la invasión rusa del país eslavo ha sido la bola blanca "que ha impactado sobre las transformaciones y crisis que estaban en marcha, acelerando algunas de ellas", ha destacado Carme Colomina, investigadora del centro y coordinadora del informe. Y no es probable un escenario de paz, ni siquiera de negociaciones de paz, que pueda llevar a una amortiguación de las crisis. Según los expertos de este 'think tank', ninguno de los dos bandos está actualmente en fase de considerar que un acuerdo es más beneficioso que continuar con el conflicto.

Entre los efectos de la guerra a tener en cuenta de cara a 2023, el CIDOB destaca el impacto que seguirá teniendo sobre el acceso a los bienes básicos (alimentación, energía), la debilidad del crecimiento económico y el fantasma de la recesión, el aumento del malestar y de la protesta en todo el mundo y los escollos para implementar la transición verde y la digital debido a la crisis energética. "Tras el invierno del descontento, con huelgas y protestas en todo el mundo, tendremos que ver qué impacto tendrán. Vivimos en un mundo donde cada vez hay más protestas pero cada vez son menos efectivas", ha añadido Colomina.

Los "otros"

En su informe, los expertos también reseñan posibles consecuencias geoestratégicas de la 'permacrisis', como el papel que jugarán los "otros", en referencia a las potencias medianas que tienen poder regional y aspiran a tener capacidad de influencia global. Es el caso de Turquía, Brasil, la India o Arabia Saudí, que pueden decantar la balanza hacia una de las tres potencias mundiales -Estados Unidos, Rusia y China-, pues mantienen abiertos los canales de cooperación con todos.

En el capítulo de democracias y dictaduras, el CIDOB subraya cómo el autoritarismo está ganando terreno en el planeta (el 70% de la población mundial vive bajo el yugo de una dictadura), pero cómo los regímenes autocráticos están igualmente bajo presión. Como ejemplo de esto último pone las protestas en Irán desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini durante su detención por llevar mal puesto el velo, en las que el régimen está apostando por "una guerra de desgaste", según Moussa Bourekba, experto en Oriente Próximo y el norte de África; la contestación surgida en China por la política de 'cero covid' que ha acabado desencadenando su revocación pero ha abocado al país a una situación incierta ante el primer brote de coronavirus sin restricciones draconianas; o el "alto grado de presión interna" que sufre el presidente ruso, Vladímir Putin, a cuenta de la guerra.

Sobre China, será importante estar atentos a la evolución del conflicto con Taiwán y a si este "podría ser un nuevo escenario de tensión global", ha señalado Inés Arco, investigadora especializada en Asia oriental y política china. "El conflicto no es descartable, y tendría unas consecuencias económicas nefastas debido al bloqueo del comercio marítimo mundial, pues el 30% pasa por el estrecho de Taiwán", ha señalado Arco, antes de considerar que es poco probable que la tensión pueda desbocarse en 2023.

En el caso de los roces entre Estados Unidos y la Unión Europea a cuenta de la legislación aprobada por la Casa Blanca para luchar contra la inflación, calificada de proteccionista por Bruselas, Morillas ha considerado que habrá que ver hasta dónde están dispuestos a llegar los Veintisiete para "contrarrestar" estas políticas. En cualquier caso, ha añadido, "se trata de la alianza más sólida del mundo, y ahora está más reforzada que antes de la guerra".

Y volviendo al símil de la mesa de billar, el CIDOB señala por último los desafíos que puede originar la "bola negra", es decir, "todo aquello que puede hacer saltar por los aires las previsiones, los tiempos y las estrategias de la política internacional", como podría ser un ataque o un accidente nuclear.