SUBIDAS EN BOLSA

El negocio de la guerra: dos meses de invasión y la militarización de Europa disparan a las armamentistas

Cerca de un 20% en sus máximos en bolsa

Destacan empresas de subidas de empresas de drones o de satélites

Soldados ucranianos en un tanque

Soldados ucranianos en un tanque / YASUYOSHI CHIBA

Mario Saavedra

Mario Saavedra

La amenaza rusa a Europa ha provocado un aumento sostenido de los índices bursátiles que representan a las empresas del sector de Defensa. El contexto a medio plazo es favorable para fabricantes de armas y tecnología bélica: Europa promete subir su gasto en defensa hasta cerca del 2% del PIB; Alemania va a impulsar una renovación de su ejército con 100.000 millones de euros; Estados Unidos aumenta su presupuesto militar en un 4%. 

“Fruto de la guerra, el índice de Defensa y Aeroespacial XAR ha subido hasta un 19,8%, mejor que el máximo del 12,95% del índice compuesto S&P 500”, explica a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

Darío García, analista de mercados de XTB. “Los inversores han visto una oportunidad porque, sin saber cuándo acabará la guerra, lo cierto es que los gobiernos han comprometido una parte importante de sus partidas presupuestarias a necesidades futuras de disuasión o defensa”.

La cuestión, dos meses después de haberse iniciado la invasión de Ucrania, es si el alza será sostenida. En los últimos días ha habido una “corrección” a la baja desde los máximos previos. Si comienza una nueva era de tensión entre bloques, las compañías de Defensa seguirán subiendo en bolsa y acumulando beneficios. 

Siempre que hay una guerra, las empresas de la industria militar tienden a subir. Ocurrió tras los ataques del 11 de septiembre contra Estados Unidos y, sobre todo, al comienzo de la guerra de Afganistán, pero también durante la invasión rusa de Crimea en 2014 o con la crisis nuclear con Corea del Norte en 2017. Esas ganancias se pueden desvanecer cuando la urgencia militar inicial se disipa. 

Subida de las acciones de bolsa tras las guerras

Subida de las acciones de bolsa tras las guerras / NACHO GARCÍA

Sin embargo, esta guerra “parece suponer un cambio del juego geopolítico mayor que ningún conflicto reciente”, escribe Jon Sindreu en el diario neoyorquino Wall Street Journal. “Los países europeos han comenzado a acelerar sus capacidades militares tras quedarse cortos durante años de su compromiso con la OTAN de gastar el 2% en defensa. Incluso ha habido peticiones de que se quite de las listas negras de los fondos de inversión a las empresas de la industria militar”. 

Hace dos semanas, los responsables del Pentágono se reunieron con las ocho mayores empresas de fabricación de armamento de Estados Unidos: Lockheed Martin, Raytheon Technologies, Boeing Defense, Space & Security, Northrop Grumman, General Dynamics, L3Harris, BAE Systems y Huntington Ingalls. Washington ha tratado de quitar hierro a la reunión y la ha calificado de ordinaria.

Solo la primera de ellas, Lockheed, ha llegado a hacer un máximo de +24% desde el mínimo previo a la guerra. BAE Systems, la mayor de Europa, ha ascendido hasta un 26%.

La Administración dirigida por Joe Biden ha pedido al Congreso que apruebe un gasto militar para el próximo año de 760.000 millones de euros, un 4% más que en 2022. Esa cantidad es más de la mitad que todo el Producto Interior Bruto español en un año.  Además, ha destinado ya una partida de casi 13.000 millones de euros en ayuda a Ucrania. En España, Pedro Sánchez ha prometido acercar el presupuesto de Defensa al 2% del PIB reclamado por la Alianza Atlántica

En este contexto, hay empresas con subidas siderales, como Maxar, una compañía de imágenes por satélites que ha estado documentando los destrozos del ejército ruso en Mariúpol y otras ciudades ucranianas. Ha acumulado, desde el 24 de febrero hasta sus máximos, más de un 76% de alza en su valor bursátil.

Otras, como Astra Space, una subsidiaria que fabrica varias piezas de Boeing como el fuselaje de la cabina de los aviones, ha acumulado alzas de un 66% desde los mínimos del 24 de febrero.

Las que menos han crecido son las tradicionales de fabricación de armamento, apunta García, y las que más las dedicadas a tecnologías de guiado, telecomunicaciones, satélites, drones de guerra, telemetría. etc. “Todo aquello que complementa y rodea a los sistemas de ataque, como misiles o aviones de combate”. 

Empresas españolas de munición


“Cualquier acontecimiento militar impulsa a las bolsas, en concreto las empresas militares. EEUU y Europa han enviado material militar a Ucrania y van a incrementar sus compras de material”, explica a este diario Pere Ortega, del colectivo pacifista Delàs. “Si vacías los stocks, tienes que renovarlos”.

El tipo de armamento que se está enviando a Ucrania es, fundamentalmente, munición, artillería, lanzacohetes, drones asesinos… No son aviones de combate o fragatas de cientos de millones de dólares.

España tiene empresas potentes en munición y proyectiles: Santa Bárbara, Instalaza, Expal, Nammo (sueca)... “En Ucrania no se están usando armas muy modernas (el conflicto se parece mucho a los del siglo XX), pero sí muchos proyectiles. Habrá nuevos pedidos para las industrias en un momento en el que estaban en crisis, sobre todo después de la pandemia, que no favorecía dedicar demasiados recursos al armamento”, analiza Ortega. 

Las empresas armamentísticas más importantes de España son

Airbus

, que fabrica aviones y helicópteros de combate; Navantia, buques de guerra; e Indra, de tecnología, incluida la militar. Ellas se verán favorecidas por los planes de adquisición de armamento ya aprobados en España, pronostica Ortega: uno en marcha por 9.000 millones de euros y otro, aprobado en enero, para la adquisición entre otros de drones militares que se fabrican parcialmente en España por un montante de 1.900 millones de euros. 

La duración de la guerra de Ucrania y la dimensión del impacto de la afrenta rusa en el mundo determinará en los próximos meses cómo de sostenida será el alza de las empresas de la industria militar. De momento, las ganancias se miden en miles de millones de euros. Y subiendo.