CRISIS UCRANIA
Desde la línea de defensa de la OTAN con Rusia: "Hemos vivido en paz tanto tiempo que olvidamos la guerra"
Centro militar soviético hasta el colapso de la URSS, Adazi, en Letonia, es desde 2017 una de las bases utilizadas por la Alianza Atlántica en los países bálticos
El veterano capitán Mitja Hajdinjak, al mando de contingente esloveno de la misión Enhanced Forward Presence (EFP) de la
OTAN
en Letonia, dice que la artillería podría disparar en cualquier momento. Sin inmutarse, avisa de que lo mejor es taparse los oídos. Entonces la simulación cede el paso a la realidad. Los obuses eslovenos y eslovacos disparan. El estruendo ensordecedor congela los cuerpos de los visitantes, y el aire se tiñe de una humareda gris.
Centro militar soviético hasta el colapso de la URSS, Adazi es desde 2017 una de las bases utilizadas por la Alianza Atlántica en los países bálticos. El millar y medio de militares desplegados bajo mando canadiense se turnan y hacen maniobras todas las semanas; son parte de los cerca de 4.000 soldados de la misión desplegados en Estonia, Lituania, Letonia y Polonia. Pasan días en los bosques a la intemperie, entrenan en el campo de tiro con fusiles de asalto o hacen prácticas de combate en entornos urbanos. Están a pocos centenares de kilómetros de la frontera con Rusia y Bielorrusia, donde el otro bando no deja estos días de hacer maniobras militares y de mover tropas y armamento en esta esquina nororiental de Europa.
Entre la disuasión y la defensa
Es febrero de 2022 y la escena refleja el aumento de la presencia militar en la zona desde que Moscú se anexionara Crimea en 2014. Antes no era así. Desde la cumbre de Varsovia de 2016, la presencia de la Alianza Atlántica ha ido reforzándose paulatinamente en la región con el objetivo declarado de "disuadir a Rusia" y ensayar la capacidad de reacción de los ejércitos que participan en el operativo. También han aumentado los fondos destinados a la OTAN. Y hoy son nueve países —diez con Letonia— los que integran esta misión, entre ellos España, que en Adazi tiene a 350 efectivos procedentes de distintas zonas del país.
El coronel Sandris Gaugers, jefe de la brigada mecanizada letona a cargo de la base de Adazi, huye de los eufemismos. Desde su despacho, explica que la misión "se creó hace cinco años para disuadir" a Moscú, aunque "si las cosas van mal, también sería una misión de defensa". "El conflicto de Ucrania nos llevó al punto de tener que empezar a pensar en cómo defendernos y fue ahí cuando empezamos a pensar en maneras convencionales de hacer la guerra", razona Gaugers al subrayar que la iniciativa de la OTAN "ayudó mucho".
"Hemos vivido en paz durante mucho tiempo y nos hemos olvidado de que la guerra puede estallar en cualquier momento. Pasamos casi 20 años en Afganistán e Irak, pero aquello distó mucho de ser una guerra convencional", razona el coronel. "Ahora llevamos algún tiempo trabajando en un potencial regreso de la guerra convencional", añade al referirse a este tipo de conflicto que contempla el enfrentamiento de dos o más bandos en el campo de batalla.
Más presencia de la OTAN
No se descarta que esta misión --o las otras que hay en la región-- pueda ir a más. Las autoridades letonas han pedido reiteradamente que se refuerce la presencia de la OTAN en el país, y la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, afirmó recientemente que las autoridades estadounidenses están considerando reforzar la operación, según transmitió el viernes pasado el presidente lituano, Gitanas Nauseda.
Dinamarca ya ha prometido una fragata y cuatro aviones F-16 a Lituania. "Estas unidades, lideradas por Canadá, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, son multinacionales y están listas para el combate. Su presencia deja claro que un ataque a un aliado será considerado un ataque a toda la alianza", ha explicado la OTAN en un comunicado oficial.
La sargento Mireya Marín tiene 23 años, es de Córdoba y está en su primera misión en el extranjero. Forma parte del contingente español, que comparte hangares --donde están los carros de combate Leopard y los blindados Pizarro-- con sus colegas italianos, tal vez por afinidad cultural. Marín cuenta que llegó en enero y le tocará estar desplegada hasta el verano, según dice mientras da órdenes a su pelotón y carga sin quejarse unos 15 kilos entre el chaleco antibalas, el fusil y su equipo de combate individual. "Para mí es un orgullo estar aquí representando a España además de la OTAN", afirma esta sargento perteneciente al subgrupo táctico Lobo.
La misión está rodeada de incógnitas. Mucho dependerá de lo que haga Rusia. En diciembre, su presidente pidió a la OTAN que se retire de todos los países que se adhirieron a la Alianza Atlántica a finales de los años 90. Esencialmente los países de Europa oriental, Polonia y los bálticos Lituania, Estonia y Letonia. Un arco geográfico que incluye también Adazi. No es la primera vez que lo pedía. Ya en 2014 Vladímir Putin lo hizo con un tono más amenazante. "Si quisiera, las tropas rusas no solo estarían en Kiev, sino también en Riga, Vilna, Tallin, Varsovia y Bucarest en pocos días", afirmó según una información recogida en ese momento por la prensa alemana.
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