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PRECAMPAÑA

Las imágenes del acto del PSOE en Málaga

El día de resaca del 1 de mayo suele haber fiesta de cumpleaños en la familia socialista. Como cada segundo día del quinto mes del almanaque, el partido del puño y la rosa tenía efemérides. Y, 144 años después de que Pablo Iglesias encendiera la mecha en una taberna madrileña famosa con el tiempo por su bacalao, Pedro Sánchez apareció a la hora de la merienda en tierras malagueñas. Para ser más exactos, en el abarrotado salón de un hotel en el que aguardaban para ser ondeadas decenas de banderas rojas con el logo de la formación progresista. A diez días de la campaña electoral oficial, como si fuera apretar el botón de esa cuenta atrás que tanto le acechaba cuando jugaba al baloncesto, el líder socialista irrumpió en una plaza tan difícil como la que definen casi tres décadas del PP en el Ayuntamiento de Málaga. En la Ciudad del Paraíso a la que le cantó Aleixandre, Pedro Sánchez irrumpió dispuesto a invocar la utopía que implica desbancar al ya octogenario Paco de la Torre. Y, en los primeros compases de su aterrizaje en el mitin, se dejó llevar por la euforia que salió a su encuentro. El presidente del Gobierno mantuvo en un plano fijo su trabajada sonrisa kilométrica. Entró por la misma puerta que, casi tres meses antes, cuando estuvo arropando también a Dani Pérez. Y, a diferencia de entonces, no hubo excesivos gritos de 'presidente' o 'Pedro'. Durante varios minutos, su aparición fue jaleada por un baile de enseñas del partido. Y, también como novedad, hubo un telonero que llegó unos instantes que él y fue agitando el rito de los selfies: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Él se adelantó para llegar solo y, posteriormente, los focos se centraron únicamente en una hipotética Santísima Trinidad del PSOE a nivel nacional, regional y local: Pedro Sánchez, Juan Espadas y Dani Pérez.

Álex Zea