AUDIENCIA NACIONAL

Arranca el macrojuicio contra Los Ángeles del Infierno: una trama de drogas, prostitución y corrupción policial

La suma total de las penas que se le piden a los 47 acusados asciende casi 300 años de cárcel por 16 delitos

En el banquillo también se sentarán dos policías locales de Palma de Mallorca acusados de colaborar con la banda

Frank Hanebuth, un motero alemán afincado en Mallorca, era el líder de la organización

Frank Hanebuth, un motero alemán afincado en Mallorca, era el líder de la organización / MANU MIELNIEZUK

David López Frías

David López Frías

La banda motera de los Ángeles del Infierno (Hell's Angels en inglés o HAMC, que es la abreviatura de Hell's Angels Motor Club) se instaló en Mallorca en 2009. Crearon allí un 'Capítulo', que vendría a ser, en el argot de estas organizaciones, una sucursal. Y el principal objetivo de sus miembros en las Baleares, según cree la justicia, era crear una especie de 'barrio rojo' de la prostitución en la Playa de Palma, a imagen y semejanza del del barrio de Sankt Pauli, en el puerto de Hamburgo. En 2012, tras varios conflictos internos, se reinventaron con la llegada de su presunto líder alemán, un gigante llamado Frank Hanebuth. Llegó a la isla con sus secuaces a causa de la presión que la policía y la justicia germana estaban ejerciendo contra él. Allí montó un imperio que saltó por los aires en 2013, mediante un dispositivo policial llamado 'Operación Casablanca'.

Casi medio centenar de personas se sentarán en el banquillo de la Audiencia Nacional de Madrid a partir de este lunes. Se inicia así uno de los juicios más multitudinarios celebrados en España, contra los Ángeles del Infierno (HAMC). Los principales integrantes del capítulo español de la banda motera más conocida del planeta, que operaba en Mallorca, se enfrentan a penas de más de 30 años de prisión. Sus miembros están acusados de organización criminal, blanqueo de capitales, amenazas, coacciones, falsedad documental, encubrimiento, prostitución, detención ilegal, delito contra la salud pública, tenencia ilícita de armas, extorsión, omisión del deber de perseguir delitos, cohecho y violación de secretos. La suma total de las penas que se le piden a los 47 acusados asciende casi 300 años de cárcel por 16 delitos.

Según el escrito de Fiscalía, los Ángeles del Infierno es "una organización perfectamente estructurada que realiza el control interno de forma coactiva o violenta, con un fuerte carácter jerárquico y una disciplina férrea entre sus miembros. Existe un reparto de funciones entre los distintos miembros, algunos de ellos específicamente dedicados a una labor de administración de bienes procedentes de las diferentes actividades delictivas básicas y al blanqueo de capitales. Parte del capital procedente de las actividades delictivas de la organización es invertido en diferentes negocios. Entre ellos, las inversiones inmobiliarias en España".

Prosigue el documento explicando que "sus miembros deben obedecer a las normas (escritas y no escritas) y anteponer los intereses de la organización a los propios individuales. Se establecen unas reglas de actuación para evitar infiltraciones. Los miembros que infrinjan estas reglas pueden ser expulsados del club, castigados con palizas e, incluso, con la muerte".

Violentos por naturaleza

Los Ángeles del Infierno son, por tanto, una organización de naturaleza violenta. Tal y como desarrolla el escrito de acusación, "la violencia es una parte intrínseca de HAMC. La reputación general de la organización se basa en ella. Simplemente con el uso de sus colores, los miembros se identifican con la organización y lo que representa (la violencia y la intimidación)", y explica que las principales razones de esta violencia son: "La expansión de sus 'Capítulos' en el territorio de otra organización; introducirse en áreas de negocio o mercados nuevos; la extorsión en zonas controladas por otras organizaciones y las represalias por incidentes previos".

De ahí, el Fiscal advierte que "los miembros de HAMC están involucrados en delitos graves, principalmente los relativos a la prostitución, homicidio, lesiones, tráfico de sustancias estupefacientes, tráfico de armas, blanqueo de capitales, amenazas o coacciones". Son esos los delitos por los que se les juzgará el lunes en Madrid.

La trayectoria de los Ángeles del Infierno en Mallorca estuvo salpicada de sangre desde el momento de su llegada. Tuvieron que hacerse fuertes en su nuevo territorio. Por eso se enzarzaron en guerras con otros Motor Club (bandas moteras) como Gremium o Outlaw MC. Alguna de estas rivalidades ya venía de lejos, desde Alemania. De hecho, uno de los procesados de HAMC se refugió en la isla tras matar, presuntamente, a un motero de Outlaw MC en territorio germano.

Un gigante y su amigo

Según el escrito de acusación, el líder de esta organización era Frank Hanebuth. Un tipo fornido, de dos metros de altura, que lideraba el 'Capítulo' de la ciudad alemana de Hannover. Él fue el que asumió los nombramientos de la nueva estructura jerárquica de HAMC en 2012. Porque, aunque el 'Capítulo' mallorquín se fundó en 2009, fue disuelto oficialmente en 2011. Un enfrentamiento por el control de la zona de ocio de S'Arenal con otro grupo motero llamado Gremium desembocó en una serie de peleas internas en el seno de Los Ángeles del Infierno mallorquines.

Tras esa pelea, se dieron una serie de conflictos internos en la banda que concluyeron con la disolución de su capítulo de Mallorca y la expulsión de su vicepresidente. Eso ocurrió en 2011. A partir de ahí, los nuevos jefes procedentes de Alemania, con Hanebuth a la cabeza, iniciaron su gran desembarco en la isla. Formaron una estructura delictiva tan potente que, según refleja el juez en uno de los autos, "las decisiones más importantes [de la banda] se tomaban en Mallorca".

Hanebuth había llegado a la isla huyendo de la justicia alemana. El líder de la banda motera estaba acusado de encargar un asesinato. Por ello, el parlamento de Baja Sajonia había tomado la determinación de abrir un proceso contra Los Ángeles del Infierno. Los agentes del cuerpo de operaciones especiales de la policía alemana asaltaron su lujosa residencia en Hannover. Él no fue capturado, pero los policías acabaron matando a su perro durante la intervención. En vista de que el cerco se estrechó en torno a él, Hanebuth compró una suntuosa mansión junto al cementerio de Lloret de Vistalegre (Mallorca), donde fijó su residencia de manera estable. Su exilio en la isla no le impidió interponer una denuncia a la policía alemana por la muerte de su mascota en el asalto a su domicilio. 

Hanebuth compró esa mansión junto a Paul Engelke; su amigo, su hombre de máxima confianza. Se trata de un inmueble valorado en dos millones y medio de euros. La pareja sentimental de Engelke, que se sentará en el banquillo, también jugaba un papel decisivo en las actividades de la banda. Presuntamente hacía de testaferro en algunas operaciones inmobiliarias y llegó a tener a su nombre varias propiedades de la banda, como un terreno en la isla de Ibiza y otro en Costa Rica. A Engelke, la Fiscalía le pide 14 años y medio de cárcel.

Los hermanos Youssafi

Y es que Hanebuth operó para que su nombre no apareciese cerca de ninguna de las operaciones ilícitas de la banda. De hecho, y aunque desde Fiscalía consideran probado que era la máxima autoridad de esta organización criminal, la condena a la que se enfrenta asciende a 13 años, una cifra notablemente inferior a la que se le pide a los hermanos Youssafi: Khalil y Abdul. Dos delincuentes de origen magrebí que pertenecían al 'Capítulo' de HAMC de Luxemburgo. Ambos fueron nombrados por Hanebuth y Engelke como vicepresidente y tesorero respectivamente de la banda.

Los hermanos Youssafi tienen que responder de una acusación de 38 y 33 años en la cárcel cada uno. Más de dos décadas de diferencia. Khalil Youssafi, considerado el lugarteniente de Hanebuth y vicepresidente del capítulo de la banda motera en Mallorca, afronta 38 años y medio de cárcel por un rosario de delitos. Mientras que su hermano Abdelghani Youssafi, más conocido por ‘Abdul’, se enfrenta a 33 años de prisión. Su función en este entramado sería la de tesorero y por sus manos pasarían las ingentes cantidades de dinero que les proporcionaban sus ilícitos negocios.

Khalil es el ejemplo de miembro que escaló puestos en la jerarquía de la banda desde lo más bajo, según consta en el sumario. Aparece vinculado con todas las actividades de prostitución. Una de las primeras opciones que valoraron para instalarse fue la posible compra de un local llamado Globo Rojo, que llegaron a negociar en más de un millón de euros. Finalmente, la transacción no se completó y su centro de operaciones de los negocios de comercio sexual fue un local en la zona de s'Arenal.

La prostitución copó el primer lugar de las actividades delictivas de la banda. Contaba Diario de Mallorca que las mujeres eran captadas en la Europa del Este, bajo la promesa de obtener trabajos en la hostelería o como azafatas. Pero en realidad eran trasladadas a Mallorca para prostituirse en clubes de la Platja de Palma. Algunas testigos llegaron a afirmar que las chicas que no cumplían a rajatabla las órdenes de la cúpula de la banda eran encerradas en jaulas para perros a modo de castigo.

Además de obligarlas a ofrecer servicios sexuales, estas mujeres hacían la función de correo de dinero negro mientras eran trasladadas de un país a otro antes de recalar en s’Arenal. El control de estas mujeres era tan férreo que no tenían reparos en imponerles operaciones de cirugía estética, si así lo consideraban, para obtener de esta manera mayores beneficios por medio de su explotación sexual. 

Sin embargo, no era la única actividad delictiva que manejaban en la organización. Practicaban extorsiones a empresarios importantes y mandaban en el negocio del narcotráfico, lo que les hacía ingresar enormes sumas económicas. Buena prueba del volumen ingente de dinero que movían los Ángeles del Infierno en Mallorca se pudo constatar en el aeropuerto de Estambul. Un palé con 500 millones de euros fue inmovilizado tras ser interceptado en las instalaciones aeroportuarias. El envío procedía de los turbios negocios de esta organización en Indonesia y partió del aeropuerto de Yakarta. Los Ángeles del Infierno lo intentaron llevar a Mallorca con ayuda de un agente de la Guardia Civil

Dos policías acusados

En el banquillo también se sentarán dos policías locales de Palma de Mallorca. El ministerio público les considera colaboradores activos de esta organización mafiosa y de, incluso, haber alertado a HAMC de que estaban siendo investigados. Ahora está por ver si esta causa sigue los mismos derroteros que el denominado Caso Cursach, en el que estos mismos agentes, que también afrontaban abultadas penas de prisión, derivó en una retirada masiva de las acusaciones.

Las conversaciones captadas por la Guardia Civil en sus escuchas telefónicas acreditaban, presuntamente, la colaboración de estos dos policías con la banda motera y supuestamente también les conectaba con trabajos para Bartolomé Cursach, cuya acusación también fue retirada y se tradujo en su absolución. Uno de estos agentes afronta siete años y medio de cárcel. Además, un sargento del instituto armado está acusado de cohecho y se enfrenta a cinco años y medio de prisión.