EL GRAN COCEDERO EN CASTILLA

Valdorros, la meca del marisco está en Burgos y no tiene paro: "Toda España ha comido nuestros langostinos"

En Burgos se procesa cerca del 50% del marisco de España, ya que otras tres empresas cocederas tienen fábricas en la provincia

Aquí se cuece marisco procedente de Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Honduras o Nigeria

Trabajadores de Gambafresh, el mayor procesador de langostino de España, en la fábrica de Valdorros. 

Trabajadores de Gambafresh, el mayor procesador de langostino de España, en la fábrica de Valdorros.  / ALBA VIGARAY

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En el polígono industrial de Valdorros, un pequeño pueblo al borde de la A-1 al sur de Burgos capital, huele a gamba. En mitad de la estepa, cerca de una zona boscosa de enebros, sabinas y robles y a más de 200 kilómetros del mar, el olor a marisco cocido impregna todo. Procede de la depuradora de aguas de Gambastar, el mayor cocedero de marisco de nuestro país, junto con el de Pescanova. Sus tres naves hierven de trabajadores con la temporada de navidad. Así es como este pequeño pueblo sin paro llegó a ser capital del marisco de España. Aquí se cuece marisco procedente de Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Honduras o Nigeria.

En Valdorros, a sólo diez minutos en coche de Burgos, hay un pequeño bar que cierra los miércoles, un centro cívico, un polideportivo cubierto, un campo de golf de 18 hoyos clausurado desde hace años y una guardería para "once niños", el "orgullo" de los vecinos. "El campo de golf estaba muy bien. Estuvo jugando aquí Olazabal, decían que era un campo muy técnico", cuenta Pedro, que está limpiando su coche en una de las vacías calles del Enebral, donde las casas se asemejan más a las de una gran ciudad que a las de un pueblo castellano. 

Mientras la mayoría de localidades de la provincia pierde habitantes a marchas forzadas, aquí la tendencia es ascendente. De 280 en 2009 se ha pasado a 342 en 2020, según datos del INE. 

Entre semana, sin embargo, es complicado encontrar a alguien paseando por las calles de este pueblo dividido en dos: el casco antiguo, y la parte nueva, El Enebral, una urbanización de bloques y chalés construida en el apogeo del ladrillo a las afueras de la localidad.  

Vista del pueblo de Valdorros, con la fábrica de Gambafresh al fondo.

/ ALBA VIGARAY

Es complicado encontrar a alguien porque la mayoría de vecinos está trabajando. La tasa de paro es de las más bajas de la provincia, un 7,18%, gracias, en parte, a Gambastar, cuya marca principal es Gambafresh. Da empleo a 250 personas; a 300 en época de máximo apogeo. 

"Trabajo hay; quien no trabaja es porque no puede por las bajas temperaturas de las naves o porque no le gusten las condiciones laborales", señala el alcalde, José Manuel Briongos Ortega (PSOE). 

25 camiones

Dos camioneros charlan amistosamente desde la cabina de sus vehículos a la entrada de una de las naves. El ajetreo es constante. En plenas navidades es el pico de actividad. Unos 25 camiones salen y entran a diario.  

Lejos queda 2003, cuando Nacho Cuevas y su socio montaron la empresa, con solo cinco trabajadores. No eran nuevos en el negocio. Cuevas había empezado en el sector junto a su hermano, Eusebio, que fue el pionero en la provincia al abrir en 1988 Antártida (el primer cocedero de la provincia), que luego compró Pescanova.  Nacho Cuevas y su socio pusieron medio millón de euros cada uno para montar Gambastar. Hoy la empresa está tasada en 30 millones de euros. Año tras año siguen creciendo. Si en 2020 produjeron 12.650 toneladas de marisco, principalmente langostinos pero también gambas, el año pasado rozaron las 15.000, que distribuyen a las grandes cadenas, que los venden como productos de sus respectivas marcas. La empresa facturó 83,5 millones en 2020 y esperaba cerrar 2021 con 100 millones.

"Estamos en Carrefour, Dia, Lidl, Sirena, Alcampo... el éxito de toda empresa es intentar diferenciarse de las demás y en nuestro caso nuestra calidad-precio está por encima de la que hay en el mercado; los clientes confían en nosotros, sino no estaríamos donde estamos", precisa Cuevas en su despacho, situado en la planta de arriba de la fábrica principal.

En la estancia hay una gran mesa de reuniones y dos gigantes mapas cubriendo uno de los laterales, uno de Europa y otro del mundo, repletos de chinchetas de colores que marcan los puntos de producción y de distribución. 

"Repartimos a casi toda Europa, excepto a algunos países como Rusia, Bielorrusia...", señala el CEO de la compañía, que destaca a Francia como gran importador: cerca del 15% del producto lo exportan allí. 

Valdorros

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"El consumo está incrementándose, hemos abierto mercados nuevos fuera de España, que es donde nos viene el mayor crecimiento. El langostino es un producto bastante consolidado, con un precio estable y asequible, y además es un producto sano al que poca gente no le gusta", afirma sobre un negocio que ha convertido a Burgos en la capital del marisco. 

Aparte de Gambastar, en la provincia también están Angulas Aguinaga, Pescafácil y Langus, montada por el hermano de Nacho Cuevas y donde este trabajó hasta que montó Gambastar. Todas ellas tiene mucho menor volumen de negocio. "El 50% del langostino que se come en España viene de Burgos", desvela Cuevas, que asegura que la relación con la competencia es "muy buena".

¿Y por qué aquí, por qué Burgos? "Es que logísticamente está muy bien situada", precisa el CEO mientras se pone en pie para ir marcando puntos en el mapa de Europa. "Burgos está en la mitad del norte de España y si trazas un radio hasta Cádiz, la circunferencia cubre el norte de Italia, toda España y Portugal y casi toda Francia". 

Nacho Cuevas, CEO de Gambafresh, destaca la ubicación de Burgos.

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Para entrar a la zona de producción de la fábrica, hay que ataviarse de botas, mono, gorro y cubrezapatos desechables y un abrigo para soportar las bajas temperaturas de la nave -de cero a ocho grados-. La higiene es máxima antes de entrar. Hay que desinfectar las manos varias veces y las botas.

Son las 11 de la mañana y varios trabajadores vienen de la pausa del bocadillo. La media de edad son 30 años. La mayoría de empleados, todos ataviados con mascarilla -desde siempre, no por el Covid-, son mujeres y viven en Burgos capital.  

Todo la actividad empieza y acaba en la zona de carga, adonde llegan los camiones con el producto congelado procedente de Sudamérica. 

Ecuador

"El país productor más grande que tenemos es Ecuador, luego Venezuela, Perú, Panamá, Honduras...", detalla Cuevas sobre las granjas de acuicultura de las que compra el langostino. Se trata de espacios muy grandes construidos cerca del mar o estuarios, donde se entremezclan el agua dulce y salada. 

Los langostinos se alimentan durante tres o cuatro meses a base de harina de pescado y soja, hasta que "se cosechan" y luego se procesan, se clasifican, se congelan y se mandan en contenedores frigoríficos en barcos hacia España.

Vista de los cocederos de marisco de la fábrica.

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"Aquí los procesamos, los cocemos a gran escala, y los vendemos, la mayor parte refrigerados. En esta época estamos procesando más de 100 toneladas al día, y al día siguiente están en las tiendas para consumir entre seis y siete días", afirma el CEO de la empresa. 

Tras desembalar el producto, se clasifica y comienza el descongelado tanto manual como automático en enorme pilas con agua a 25 grados. De ahí los langostinos se cuecen a 96 grados y pasan a una cinta transportadora donde serán revisados en diferentes puntos para retirar los que tengan alguna imperfección o no cumplan los estándares de calidad. 

Una trabajadora de Gambafresh, en la cadena de la fábrica. 

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La actividad estos días es al 100%. "Se trabaja en turnos de ocho horas, y en total dos turnos y medio, porque dejamos medio turno para limpiar, aunque se está limpiando constantemente", afirma Beatriz Aguado, directora comercial y marketing de Gambastar durante un recorrido por la fábrica, que tiene un despacho para el I+D para mejorar el proceso de fabricación. 

"En verdad el I+D es constante porque es el propio trabajador muchas veces el que nos transmite cómo se podría mejorar su trabajo", señala Aguado sobre unas instalaciones donde está casi todo mecanizado y digitalizado o en proceso de complementarse. 

La cinta transportadora, que tiene forma de "u", acaba en la zona de empaquetado, donde se envasa el producto dependiendo de para qué cadena va dirigido. 

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Varias personas comprueban los paquetes de kilo que en este caso serán distribuidos a los supermercados portugueses Pingo Doce, que son "como el Mercadona del país vecino". 

Vista de la urbanización de El Enebral de Valdorros. 

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Aunque la mayoría de producto es criado en granjas, también producen langostino salvaje, que se vende a un precio del doble que el estándar, que suele rondar entre los 9 y 11 euros el kilo. "Tenemos una empresa en Nigeria con las que trabajamos que tiene 70 barcos", afirma Cuevas sobre una gama de producto que ocupa el 15% del montante total.  La directora comercial de la compañía presume: "En España todo el mundo ha comido nuestro langostino alguna vez". Probablemente sin saberlo.

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