FÚTBOL Y SÍMBOLOS

El Atlético entierra el 'logo' para volver a su antiguo escudo tras siete años de división: "Fue una chapuza"

El partido ante la Real Sociedad fue el último en el que el club rojiblanco lució el rediseño que se estrenó en 2017 antes de regresar al antiguo escudo, vigente desde 1947

"Estaba formalmente bien rediseñado, pero lo lanzaron a los leones", asegura el consultor José Luis Antúnez. "No solo falló la comunicación, también el resultado", sostiene por su parte el diseñador Antonio San Hipólito

Con este vídeo  anuncia el Atlético el regreso a su antiguo escudo

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Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

"En unos meses, nadie se acordará de esto". La frase, pronunciada en 2016 tras la presentación del nuevo escudo del Atlético de Madrid, no fue precisamente una premonición acertada. Siete años después de la ejecución del cambio, y multitud de broncas de por medio, el club rojiblanco jugó este sábado su último partido oficial con el rediseño que convirtió su escudo en un "logo", término que utilizaron los propios creadores y que acabó siendo usado por la afición del club para hablar de él de forma despectiva.

"El logo contra el escudo", una batalla popular de años que se acabó decidiendo en una especie de referéndum que organizó el club el 30 de junio de 2023 ante la insistencia de la hinchada. En él, y por una abrumadora mayoría, los socios del Atlético de Madrid decidieron volver a usar el antiguo escudo, vigente desde 1947 hasta 2017. De los 77.690 socios que participaron en el sufragio, (había en ese momento un total de 138.881), 68.984 (88% de los votantes y un 49% sobre el censo total) votaron a favor y 8.796 en contra (11%).

Resultados que destaparon que había una parte importante de la masa social rojiblanca a la que nunca acabó de convencerle ni el emblema ahora derrocado ni que el proceso se hiciera sin previa consulta y sin hacerles partícipes. Más allá del ruido de los cánticos de “el escudo no se toca”, repetidos durante todo este tiempo en el fondo sur del Metropolitano, ubicación del Frente Atlético, existía mucha contrariedad silenciosa entre una amplía mayoría de los socios.

"Optimizar su legibilidad", "potenciar su impacto" o "llegar a audiencias más globales" eran algunos de los argumentos esgrimidos por el estudio catalán Vasava y el diseñador Bruno Sellés para justificar el cambio. “Es el resultado de muchas decisiones y muchos caminos explorados, con las claves del respeto al legado histórico y los símbolos: el oso y el madroño, las siete estrellas, las barras rojiblancas y la forma. Lo que se ha hecho es identificar qué partes son prescindibles y cuáles no”, defendía el día de la presentación del escudo de la discordia Vasava, que ha optado por no hablar con este periódico antes de la caída de su diseño, que oficialmente dará paso a su antecesor el 1 de julio.

Los dos escudos del Atlético de Madrid: a la izquierda, el actual; a la derecha, el antiguo que podría recuperarse.

Los dos escudos del Atlético de Madrid: a la izquierda, el actual; a la derecha, el antiguo que podría recuperarse. / Víctor Lerena / Efe

De Koke a Simeone

"Estaba formalmente bien rediseñado, suponía una evolución para el club", sostiene, por su parte, José Luis Antúnez, consultor especialista en marca con experiencia en trabajar con clubes deportivos, que centra el problema en la forma de comunicar el cambio sin hacer partícipe a la afición: "Los clubes y sobre todo las agencias tienen que entender que deben integrar e implicar a los seguidores en el proceso. No sólo están rediseñando un escudo o un logo, están haciéndose responsables de historias, sentimientos y legados de los que no son propietarios", añade Antúnez, que asegura que "lanzaron ese rediseño a los leones. Y los leones, con razón y todo el derecho del mundo, se lo comieron".

Se refiere a la forma de gestionarlo del club, a espaldas de los aficionados. De tapadillo, casi como quien no quería la cosa mientras se presentaba el traslado del Calderón al Metropolitano, el Atlético aprovechó para dar a conocer en 2016 que junto a la mudanza vendrían más cambios. Y esa fue la gota que colmó el vaso de un traslado que nunca terminó de ser aceptado por una gran parte de los seguidores.

"Cuando a la gente le cambias tantas cosas, al final no se identifica con nada. Al aficionado hay que apoyarle, escucharle y ayudarle. Siempre ha habido una unión, creo que se puede llegar a un entendimiento para estar todos felices en el club de nuestra vida", alzó la voz en 2018 Gabi, por entonces capitán del Atlético, trasladando por primera vez a la opinión pública un caldo de cultivo que terminó de explotar en 2023.

Los jugadores del Atlético se manifiestan a favor de la vuelta del escudo antiguo.

Los jugadores del Atlético se manifiestan a favor de la vuelta del escudo antiguo. / Twitter

Entonces, y tras un año de un ambiente enrarecido en las gradas del Metropolitano, jugadores y leyendas se rebelaron contra el club. Koke, actual capitán de la primera plantilla y jugador con más partidos de la historia del club, fue el primero en reaccionar. El canterano del Atlético subió una historia a su Instagram con dos fotos en la que dejaba clara su postura. En la primera salía besándose el antiguo escudo y en la otra señalándolo tras marcar un gol.

Encendió la mecha Koke de una protesta en redes a la que se fueron sumando pesos pesados de la plantilla como José María Giménez, Antoine Griezmann Ángel Correa o el propio Simeoneo, y leyendas del club como Paulo Futre, Gabi, Juanfran, Raúl García, Mario Suárez, Abel Resino, Kiko, Diego Godín Luis Suárez, el 'Ratón' Ayala, David Villa o Tiago Mendes.

Para unos "necesario", para otros "chapuza"

"Creo que es un error y un paso atrás. Muchos escudos están obsoletos. A día de hoy la diferenciación de las marcas es 90 por ciento digital, y dicha marca debe ser adaptable y dinámica", defiende Miguel Martínez Vigil, director Creativo de la agencia 380amk, encargada del rebranding de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). "Escudos como el antiguo del Atlético, el de Las Palmas o el del Cádiz, por poner tres ejemplos, complican y encarecen la implementación de la marca por todos los colores y lo cargados que son. Simplificarlo facilita estos procesos y hace necesario los cambios".

"Todo el proceso fue una chapuza. Como se presentó y se dio a conocer, por supuesto, pero el resultado del logo también", le contradice Antonio San Hipólito, arquitecto, diseñador y seguidor del Atlético que estudió en detalle el nuevo escudo y publicó una serie de análisis en las redes sociales sobre los problemas del rediseño. "Yo lo vi y dije: esto es un espanto. Pero como no sabía si era porque le tenía mucho cariño al de siempre o porque realmente estaba muy mal, decidí analizarlo", argumenta.

Para ello, se lanzó a diseccionar técnicamente "el conjunto y las partes sin contar con mi gusto". La conclusión a la que llegó es que "se tomaron decisiones arbitrarias muy discutibles que condicionaron todo el diseño". Más allá del controvertido cambio de lado del oso, situándolo a la izquierda del madroño, San Hipólito explica que la decisión de redondear la parte de arriba del escudo "sin venir a cuento" inició una cadena de problemas, forzando a que después las franjas rojiblancas cambiaran de un número par a impar y posteriormente se "utilizaran esas franjas para colocar las estrellas saltándose la forma original, que es geometría pura".

"Una chapuza encima de otra chapuza. A mi juicio no lo estudiaron bien, y les quedó un diseño muy cutre", valora el diseñador, que también analizó los problemas de convertir el borde en azul para reducir colores y eliminar el color amarillo, que a su juicio servía para que el dibujo se viera bien en cualquier fondo. "Si pones el escudo sobre el pantalón de la equipación, por ejemplo, no se ve el borde. Y eso lleva a poner dos, uno azul y otro blanco encima. Y en formatos digitales, cuando el fondo es oscuro, paso lo mismo".

Dinero frente a sentimiento, la eterna lucha de los clubes desde que dejaron de ser propiedad de sus socios. Sea como fuere, 355 partidos (en otros siete se han usado equipaciones conmemorativas) y siete temporadas después el emblema pasará a mejor vida. Más allá de la rentabilidad o no del cambio, la votación acabó convertida en un triunfo del hincha sobre un club que se rige por la Ley de las Sociedades Anónimas Deportivas en el llamado fútbol moderno y sirviendo de ejemplo a otras aficiones, que han librado batallas similares. El escudo más breve y también el menos querido se despidió este sábado lejos de casa, en Anoeta, y pasó a la historia siendo, para muchos, un mal recuerdo.