FÚTBOL

La frustración detrás del latigazo en el fútbol de Arabia: un despilfarro de 2.000 millones para que gane el de siempre

A pesar del dispendio del pasado mercado de verano en fichajes, las competiciones saudís han sido dominadas con mano de hierro por el Al-Hilal, a pesar de tener lesionado a Neymar, su estrella

Un jugador del Al-Ittihad recibe un latigazo de un aficionado tras perder la Supercopa

PI STUDIO

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Arabia Saudí iba a cambiar el mundo, pero no ha logrado ni transformar su fútbol. En verano rompían la banca con un dispendio de 2.000 millones en fichajes. A punto de terminar la primera temporada de la 'nueva era', la revolución se ha quedado en un proyecto de compra de futbolistas y torneos. La liga volverá a ganar el Al-Hilal, dominador absoluto de la competición (será su 19º título). Lo hará sin necesidad de contar con Neymar. Lo mismo ha pasado con la Supercopa y pretende hacer triplete con la Copa del Rey de Campeones.

El Al-Ahli domina con mano de hierro el sistema saudí, pero fuera del mismo se ha llevado un batacazo en las semifinales de la Liga de Campeones de la AFC, el equivalente de la Champions. El 4-1 de la ida en Emiratos Árabes Unidos ante el Al-Ain les obligará a la épica en Riad, donde se jugará la Supercopa de España hasta 2029. Ese es, hasta el momento, el gran 'éxito' de Arabia Saudí: comprar competiciones extranjeras para disfrutarlas en su país con aficionados locales.

Neymar Jr y Fahad bin Nafel, presidente del Al-Hilal, en la presentación del jugador brasileño.

Neymar Jr y Fahad bin Nafel, presidente del Al-Hilal, en la presentación del jugador brasileño. / AFP

"Estamos conmocionados por el ataque de un individuo"

Durante la final de la Supercopa que disputaron el Al-Hilal y el Al-Ittihad se produjo un incidente que dañó la imagen del fútbol de Arabia Saudí. Un aficionado le dio un latigazo a Abderrazak Hamdallah, delantero marroquí del Al-Ittihad. Era la primera vez que se disputaba el torneo fuera de territorio saudí. Se eligió Emiratos Árabes como sede. Fue un seguidor local el que protagonizó el ataque contra el jugador después de que celebrase el único tanto de su equipo mandando callar al público.

La Federación de Fútbol de Arabia Saudí (SAFF) y la Asociación de Jugadores de Fútbol de Arabia Saudí (PFA) criticaron duramente el episodio. "Estamos conmocionados por las vergonzosas escenas de un ataque físico por parte de un individuo. El fútbol en nuestro país es familiar y, afortunadamente, los disturbios entre los aficionados son muy poco frecuentes. De ahí que las acciones de este supuesto 'aficionado' van en contra de todo lo que representa el fútbol saudí", explicaron las dos entidades en un comunicado conjunto.

"Habrá una revisión exhaustiva del código de conducta de los espectadores y se impondrán sanciones efectivas para evitar que se produzcan más incidentes. Queremos un entorno seguro", reivindicaron las autoridades, conscientes de que la viralización de las imágenes atenta a su reputación. La imagen es el aspecto que más preocupa al país que organizará el Mundial 2030, sobre el que se cierne la sombra del 'sportswashing'. Por eso era tan importante un primer golpe a base de talonario, que no ha servido para vencer ni para convencer.

La renuncia de Henderson y las falsas expectativas

El caso de deserción más notable fue el de Jordan Henderson, cuya aventura en Arabia Saudí duró seis meses. El ex del Liverpool regresó a Europa para fichar por el Ajax, "donde ha vuelto a ser él", según declara su entorno. Su caso es paradigmático, porque ilustra la vida del futbolista más allá de los cuatro grandes: Al-Hilal, Al-Nassr, Al-Ahli y Al-Ittihad. Henderson militó durante su breve estancia en el Al-Ettifaq de Steven Gerrard. Es un equipo que tiene dos títulos de liga, pero tiene su sede en Dammam, una bonita ciudad del Golfo Pérsico.

Henderson y Benzema, en una campaña publicitaria en Riad.

Henderson y Benzema, en una campaña publicitaria en Riad. / Denís Iglesias

A Henderson le prometieron inversiones en el club y en la liga, así como mejoras en las instalaciones de entrenamiento o un plan para atraer más aficionados. En un semestre de competición no se pudieron llevar a cabo todas estas promesas, como era lógico. Lo que realmente sucede en Arabia Saudí, como pudo comprobar 'in situ' EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, es la diferencia de ritmos y expectativas de las partes involucradas en el fútbol.

Desde la SAFF está trazada una hoja de ruta de largo recorrido que contempla la construcción de hasta 17.000 campos de fútbol en el país. Esta proyección forma parte del plan Saudi Vision 2030 que tiene al deporte como una de las industrias estratégicas. El objetivo es reducir la dependencia que tiene la economía del país del petróleo. La meta es el Mundial 2034 que organizarán si todo sigue el cauce previsto.

Fracaso de audiencias y cambio en la política de fichajes

La federación saudí presentó el pasado mes de marzo su candidatura para ser anfitrión. Es cierto que se han quedado solos en la carrera, pero la oficialidad la traerá un proyecto y adjudicación. El lema de la propuesta saudí es 'Growing. Together' (Creciendo. Juntos), con el que "busca el paralelismo que existe entre la rápida transformación de Arabia Saudí y el impacto positivo que tendrá celebrar la Copa del Mundo en este país para el fútbol internacional", explican los responsables de la propuesta.

Porque la intención de Arabia Saudí sigue siendo tener una competición importante que vender al mundo y no solo de consumo propio. Por el momento no lo está logrando, a pesar de Cristiano Ronaldo, jugador del Al-Nassr y el gran embajador de la liga, a pesar de los fichajes del verano. A pesar de que los derechos de la liga saudí se vendieron a decenas de países, su atractivo ha sido escaso.

En Francia, un Al-Hilal contra Al-Ittihad apenas convocó a 5.000 espectadores y en España Cuatro no volvió a repetir una emisión tras los malos datos de un partido en el que jugaban Cristiano contra Benzema. De ahí que la estrategia ya anunciada por las autoridades saudís para el próximo mercado vaya a ser radicalmente diferente. La contención de gasto se impondrá, así como la apuesta por promover talento juvenil. Todo ello bajo un proceso de privatización de los grandes clubes, hasta ahora catapultados por el impulso estatal, para generar un producto natural y atractivo, movido por los intereses empresariales.

Salmán bin Abdulaziz, actual rey de Arabia Saudí, protagonista de un cartel en Riad sobre el plan Saudi Vision 2030 de diversificación de la economía del país.

Salmán bin Abdulaziz, actual rey de Arabia Saudí, protagonista de un cartel en Riad sobre el plan Saudi Vision 2030 de diversificación de la economía del país. / Denís Iglesias