Roland Garros

Zverev se rompe y Nadal accede a su 14ª final de Roland Garros

El tenista balear alcanza una nueva final en Roland Garros tras la lesión de Zverev | El alemán se dobló el tobillo con un set abajo y en vísperas del tie-break en el segundo

Daniel Guillén

El actual número 5 del mundo, 

Rafa Nadal

, está en la final de

Roland Garros

. Por 14ª vez. Aunque en este caso estuvo condicionado por la lesión de su rival, Alexander Zverev

: el alemán se dobló el tobillo con un set abajo y en vísperas del tie-break en el segundo.

El balear, que vive bajo la sombra constante de sus problemas físicos, demostró, por enésima vez, que tiene una sintonía especial con Roland Garros: hablamos del tenista que más veces lo ha logrado en toda la historia del tenis. Se dice pronto. Con 36 años, podríamos estar asistiendo a su última aparición y es inevitable hacerlo con un sentimiento de nostalgia y orgullo.

Como no podía ser de otra manera, el duelo no iba a ser sencillo. El alemán le obligó a exprimirse al máximo a través de golpes durísimos y pelotas que entraban constantemente en los márgenes de la pista. Pero su físico respondió; y ante eso no hay remedio posible. Si se encuentra bien, el 14 veces ganador de Roland Garros sonríe y disfruta. Y hace disfrutar.

Apenas notó el cansancio tras los agónicos cuartos de final ante

Novak Djokovic

.

 No le pasaron factura las cuatro horas largas de partido ni tampoco el despliegue físico al que le obligó el serbio. Porque Nadal es infinito. Y por mucho que se pongan ante sí el número 1 del mundo o el ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos 2021, el mallorquín va a lo suyo. Y nadie lo sabe hacer mejor que él. No necesitó menos de 48 horas para doblegar a Djokovic y Zverev y presentarse en una nueva final.

Desperdició hasta dos bolas de set en el primer asalto y tuvo que ir a un 'tie-break' que lo dejó contra las cuerdas. Pero Nadal es Nadal. Y quien no lo sepa a estas alturas está destinado a ser otra víctima más. No se le puede dar un 0,0001% de opciones. Porque entonces no se le tumba. Jamás. Y Zverev volvió a sentir ese regusto amargo de saber que estaba más que avisado.

Recuperó hasta tres bolas de set en contra con respuestas magistrales a las embestidas del alemán. Y eso fue el punto de partida de las constantes réplicas: el vigente campeón olímpico obtuvo una respuesta por cada vez que sacaba su raqueta a pasear. Porque Zverev le hizo cuatro breaks en el segundo set, pero es que el manacorí le remitió en todos y cada uno de ellos para forzar el tie-break.

Hasta ahí se extendió el partido. El alemán se retorció de dolor sobre la arcilla de París y tuvo que abandonar la pista en silla de ruedas. Juego detenido, silencio sepulcral entre el público y Nadal sella su billete a la gran final. Una situación amarga, eso sí: la retirada del campeón olímpico nos privó de un duelo que volvía a tener tintes épicos. Los dos tenistas compitieron durante tres horas para llegar tan solo al tie-break del segundo set.

Ruud o Cilic, el último obstáculo

Nadal buscará el próximo domingo 5 de junio un nuevo título en Roland Garros. Y un nuevo

Grand Slam

en su palmarés. Ya es el tenista más laureado (21) en la historia del tenis, pero su hambre es insaciable: podría conquistar su 14º trofeo sobre suelo francés. Sus números rozan la perfección. Porque, aunque parezca mentira, es humano. Solo en cierta manera.

Su oponente será Ruud o Cilic, que completan la otra semifinal del cuadro. Y, por supuesto, el de Manacor será favorito. Y no porque cualquiera de los dos rivales tenga menos glamour que Djokovic o Zverev. Si no porque podría ser Superman, Goliat o Rocky Balboa y seguiría siendo el gran aspirante en una tierra batida que siempre ha sido su segunda casa.