LaLiga, antes de la Copa

El Betis y el Valencia caen antes de la final de Copa manteniendo su plan dispar

Guardado y Willian José, en el once del Betis; Palacios y Gumbau, en el Elche

Guardado y Willian José, en el once del Betis; Palacios y Gumbau, en el Elche

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Todo lo imprevisible que puede ser una final de Copa del Rey como la que se disputa el sábado contrasta con el guion que están escribiendo el Betis y el Valencia en la semana decisiva. Pellegrini quiere llegar con todo el equipamiento activo. Utilizó una mezcla de titulares y alternativos con hambre ante el Elche (0-1). Pero perdió. Bordalás, que lleva pensando en La Cartuja desde que se clasificó el 3 de marzo, se desentendió de LaLiga con un once de retales con un único titular: Carlos Soler. Y también cayó derrotado (2-0).

Diferente planteamiento, mismo resultado. Es cierto que la realidad en el campeonato regular es distinta para el Betis y el Valencia. Los verdiblancos aspiraban a sumarse al triple empate de Champions entre el Barcelona, Sevilla (el componente moral) y el Atlético, mientras los valencianistas claudicaron definitivamente de la lucha europea tras perder contra Osasuna. Pero no es menos cierto, que tanto Pellegrini como Bordalás han buscado estas situaciones. 

El tridente de gala


El Betis tenía aún más motivos, porque era la noche de la conjura con su afición. El reconocimiento mutuo en una semana mágica. Por eso el chileno dispuso a Rui Silva; Sabaly, Pezzella, Bartra, Miranda; Paul, Guardado, Canales, Juanmi, Fekir y Willian Jose. No hizo el equipo helipolitano un partido para peder, ni mucho de menos. 

El tridente de mediapuntas habitual agitó el árbol con varias ocasiones claras. La más manifiesta, en el 37, trenzada por el tresillo verdiblanco. Juanmi la envió demasiado alta. Canales quiso afinar la puntería para el sábado, jugando con la estadística. No logró acertar desde lejos.

Pellegrini, de pie durante todo el encuentro, insistió en que los partidos previos a la final decidirán el once de la misma. Por eso, pese al gol de Tete Morente, tras un sensacional balón filtrado por Gumbau que al Elche le permite meter en el bolsillo la salvación, quiso terminar en una inercia positiva. Hasta que Paul decidió terminar el partido soltando un pisotón a Olaza, viendo la roja y desconectando para conceder la celebración al equipo de Francisco. El conjunto ilicitano advirtió al Betis, pero su afición está completamente convencida del reto y poreso quiso despedir al equipo con una ovación a pesar del tropiezo.

Plan de contención


Bordalás prosiguió con su plan de contención ante el Villarreal, que se llevó el derbi por 2-0. Sacó un once irreconocible con Cillessen, Iranzo, Mosquera, Cömert, Jesús Vázquez, Thierry, Racic, Carlos Soler, Yunus, Hélder Costa y Marcos André. Siguió la tendencia de los entrenamientos, en los que descargado de trabajo a los que intentarán darle su primer gran título y subiendo a jugadores del filial. El equipo viajó en autobús hasta Villarreal, pero su cabeza está en Sevilla. El propio técnico alicantino admitió que no le importaría que hubieran suspendido el partido. 

Minimizó los riesgos, pero asumiendo otro distinto: dejar llevar como si nada pasara a su alrededor y descartando sumar algún efectivo adicional mediante la competencia. Aunque Bordalás, un entrenador exigente pero justo, ha sabido filtrar bien con qué efectivos cuenta en un club que no contribuye a una planificación calmada. Nada que ver con el Villarreal de Emery, que con una semana aún por delante para la histórica cita ante el Liverpool, se permitió el luja de jugar y obrar como siempre. 

Así, Danjuma dejó encarrilado el partido con dos picotazos. El primero, en el minuto 10, transformando un penalti cometido por Cömert. Una mano más para el reglamento mímico de LaLiga. El suizo, refuerzo intrascendente que llegó en invierno, ya había cometido otra pena máxima en su debut. Y tras ir a 50 km/h por el arcén durante todo el partido, Bordalás dio un volantazo para no activar los airbags introduciendo a Gayà. Ese fue su mayor riesgo en el trabajo de acupuntura que viene realizando. La victoria del Villarreal le deja a tres puntos de la Real Sociedad, que recibe el jueves al malherido Barcelona.       

El Mallorca hunde al Alavés


Las películas de estas finales son impredecibles. El equipo de Julio Velázquez, que venía de lograr un triunfo sanador frente al Rayo, se puso por delante en la primera jugada con un gol de Lejeune, anulado por el VAR debido a un toque con el brazo. Un capítulo más de anatomía reformada por una norma que está generando el caos. “El árbitro (Soto Grado) me dijo que la regla es una mierda. Si tengo la mano pegada y luego es gol, es mano, pero si toca primero la rodilla”, dijo en un sinceridio el central francés. 

El Mallorca no se quedó en el alivio y en la siguiente jugada, Abdón puso el 1-0 con un remate nacido de la necesidad. Un latigazo por la escuadra con el que los de Javier Aguirre se disiparon el agobio que les generó el 3-0 contra el Elche. El filo del descanso es, per se, un momento crudo, pero Muriqi lo convirtió en una navaja con la que cortó el aliento del Alavés. Su 2-0 es de los que se quedan en la rutina si el relato de la permanencia se cumple. Un giro magnífico y un disparo cruzado para tumbar a Pacheco, que terminó el duelo buscando la épica, yéndose a buscar un remate para la gloria que quedó en suspenso para siempre. 

El equipo vitoriano llegó con vida al final, gracias a un tanto en propia de Raíllo, pero acabó perdiéndola ante un contrincante directo que, el continuo balancín del descenso, envía al infierno al Granada. El Alavés es colista, con 25 puntos, los mismos que el Levante, que juega mañana ante el Sevilla, y a seis del Cádiz, que marca la salvación tras decapitar al Barça, y que también disputa este jueves un encuentro clave ante el Athletic.