Opinión | FESTIVAL DEL LIBRO

BookForum de Lviv: un festival de ideas en medio de la guerra

La cita de la ciudad ucraniana con los libros ha vuelto a contar con el apoyo de Hay Festival en unas jornadas más relajadas que las del año pasado, pero donde la guerra, el futuro de la región y el papel de la literatura han vuelto a ser los temas protagonistas.

Lviv ha acogido en los últimos días una nueva edición de su BookForum.

Lviv ha acogido en los últimos días una nueva edición de su BookForum. / Cedida

En 2022, unos meses después de la invasión Rusa de Ucrania, uno de los mayores festivales del libro, Lviv BookForum, nos contactó para ver como desde el Hay Festival podíamos ayudarles en ese año tan complejo a continuar con su festival. Así, en octubre de ese año, hicimos juntos un festival híbrido invitando a autores y autoras de todo el mundo a conversar con autores y autoras ucranianos, algunos de forma presencial y otros de manera digital, con transmisiones en vivo a través de nuestras plataformas, para llegar a una audiencia global. Fueron conversaciones durísimas, desgarradoras, donde se habló de guerra, de muerte, de post-imperialismo y de la incapacidad de hablar de reconciliación en ese contexto atravesado por la tragedia. Esta primera colaboración en Lviv dió pie a que organizásemos una serie de charlas en todos los festivales Hay del 2023, incluyendo talento ucraniano. En el Hay Festival Segovia estuvieron Yuri Androjovich y Andrei Kurkov; en el Hay Festival Cartagena de Indias la ganadora del premio Nobel de la Paz Oleksandra Maatvichuk y Victoria Amelina, quien tristemente falleció meses después a consecuencia de un misil ruso. En el Hay Festival en Gales participaron el increíble Serhii Zhadan y la poeta Halyna Kruk, estando en nuestro evento en México la cineasta Iryna Tsylik y la escritora Victoria Belim.  

Acabamos de llevar a cabo la segunda edición de esta colaboración con Lviv, entre el 6 y el 8 de octubre. En esta ocasión el viaje vía Cracovia a Lviv fue mucho más fácil que en el 2022, y cruzamos la frontera sin grandes retrasos. La ciudad se siente más normal, con mucha gente en las calles, en los cafés y restaurantes, y el festival se hace en una torre en el centro de la ciudad en lugar del sótano resguardado de la universidad católica del año anterior. La conversación es menos urgente, con una mayor gama de sutilezas, con más claridad en algunos temas y más fatiga en otros, pero también con más autocrítica y hablando de necesidad de hacer reformas internas. Han sido 25 debates donde se mezclaron participantes internacionales y nacionales a conversar sobre temas como el ecocidio, el humor en la guerra, un posible plan Marshall para Ucrania, el poder de las palabras etc.

La historiadora polaco-americana Anne Applebaum comentaba que, mientras Rusia siga configurándose como ahora, Europa estará perpetuamente en peligro. Antes de la invasión, países democráticos como Alemania hacían negocios libremente con Rusia o con China, pero ese mundo ya es cosa del pasado. Nos estamos dando cuenta de que Rusia en esta versión es un problema permanente, y que además necesitamos repensar los presupuestos de nuestras economías en otros países, lamentablemente ampliando los presupuestos nacionales dedicados a defensa en detrimento del gasto social. Applebaum se atreve a decir lo que solo pueden decir los extranjeros, lo indecible de momento en Ucrania, que Rusia puede cambiar, y se niega a pensar que ‘el mal se hereda a través de la leche materna’, considerando como muy importante que los ucranianos entiendan eso. Cuando es presionada a dar ejemplos de esos ‘buenos rusos’ que luchan contra una Rusia imperialista, comenta sobre un grupo que no puede nombrar por seguridad que están construyendo un tren subterráneo debajo de parte de Rusia, para ayudar a ucranianos a escapar.

Los ucranianos tienen miedo de estar exhaustos y que el mundo occidental les empuje a tener un diálogo o crear un acuerdo con Rusia, y que en unos años una nueva generación tenga que volver a pasar por lo que están pasando. Comentan que Rusia nunca ha conocido la libertad, sólo un poder de línea vertical mantenido a través de la violencia; tampoco es una nación política sino un imperio fallido, y si se elimina la idea del imperio, no queda nada. Se habló mucho del poder de la propaganda rusa, y de la falsa idea de que si nos deshacemos de Putin, nos deshacemos del problema. Putin es el resultado de los valores rusos. La autora ucraniana Svitlana Povaliaeva recuerda cómo, en 1998 en unas vacaciones con sus padres en Crimea, un niño ruso de unos once años le dijo que ese territorio les pertencia a ellos y lo lograrían recuperar.

Una de las charlas del festival.

Una de las charlas del festival. / Cedida

El historiador británico Timothy Garton-Ash dice que el mensaje que deberían usar los líderes europeos para apoyar a Ucrania es remarcar que, por primera vez, se lograría una verdadera Europa post-imperial. También se habló de ecocidio y del coste en desastres naturales derivado de la guerra. La escritora y activista canadiense Rebecca Solnit comenta que los regímenes autoritarios y las élites a menudo asumen que la naturaleza humana es frágil, y que los humanos son básicamente egoístas, una idea moral y filosófica con repercusiones prácticas. Putin, como otros autoritarios, suponían que la gente corriente quedaría tan aterrorizada que se desmoronaría, se convertiría en una carga para su gobierno o se sometería al conquistador. Como activista climática, también le llama la atención que Putin asumiera que la dependencia europea del gas ruso sería suficiente para comprar su aquiescencia, otra suposición de que el interés propio es primordial en la naturaleza humana. La forma en que, en cambio, aceleró la transición de la región hacia las energías renovables, la encuentra igualmente sorprendente. Dice que, en esencia, es también una guerra nuclear no convencional con ataques a Chernobyl y a la central nuclear de Zaporizhzhia que la convierte, como muchas guerras desde el siglo XX, en una guerra contra la naturaleza, al menos en la medida en que está devastando la naturaleza de Ucrania con bombas, minas, la presa rota y la absoluta toxicidad de los materiales de guerra. El abogado británico Phillipe Sands apela a las generaciones más jóvenes a continuar trabajando en el marco legal para enjuicir estos crímenes que el empezó a tipificar junto con otros, como el concepto de ecocidio

También se habló de la importancia del arte y literatura en la guerra. De la necesidad de distanciarse en el tiempo antes de que se escriban las grandes obras de ficción y de la importancia de la poesía y la literatura testimonial o diarística ahora.  Se habló del humor como antídoto ante la deshumanización, y el cómico escoces Armando Iannucci comentó a ese respecto que a los regímenes autoritarios no les gustan ni el humor ni el arte, porque nunca asumen una sola respuesta correcta.

El autor nigeriano Ben Okri hace un alegato al poder de las palabras y el estupendo Art Spiegelman, creador de Maus, que recrea en cómic el holocausto, manda un mensaje a los jóvenes escritores ucranianos animándoles a escribir una versión de lo que están viviendo. A pesar de la tendencia a no mirar nuestros desastres, debemos mirarlos, dice, "es importante para vosotros y para las generaciones venideras".

El sábado por la noche hubo un evento increíble de música y lectura de poesía en el teatro de marionetas. Participaron Pyrih I Batih, una de las bandas más interesantes del momento, que ambientan la poesía ucraniana a lo largo de 180 años, con melodías de Bach y con una instrumentación y una sonoridad únicas.

Han sido cuatro días de conversaciones, tanto en los escenarios como fuera de ellos, muy intensas, duras y emocionantes. Hay temas que se han podido tratar esta vez y otros para los que tendremos que esperar a cuando llegue la reconciliación. Aquí estaremos y seguiremos acompañándolos, invitando a voces internacionales y ampliando la conversación a través de nuestras plataformas digitales. 

Antes de volver a Cracovia paso por el cementerio de Lviv donde está enterrada la escritora Victoria Amelia a quién conocí hace justo un año en esta ciudad y después volví a ver en Colombia y Londres antes de que fuese asesinada el 27 de junio de 2023 por las heridas causadas por un misil ruso que impactó en el restaurante Ria Lounge en KramatorskEn su tumba los floreros se ha ido llenado de lapiceros y bolígrafos que dejan amigos y visitantes testigos de la importancia del escribir y de las palabras como armas de  denuncia, como refugio y como el mejor antídoto contra la deshumanización. Se me llenan los ojos de lágrimas, pero no me voy sin dejar el mío.