EFEMÉRIDE

40 años de 'Tron', la película que profetizó el metaverso

El 9 de julio de 1982 se estrenó en Estados Unidos esta película pionera en la utilización de efectos tridimensionales generados por ordenador y visionaria a la hora de manejar conceptos como realidad virtual e hiperconexión digital.

Cindy Morgan y Bruce Boxleitner, en un fotograma de ’Tron’ (1982).

Cindy Morgan y Bruce Boxleitner, en un fotograma de ’Tron’ (1982). / ARCHIVO

Quim Casas | Julián García

Este 9 de julio, 40 años después de su estreno –llegó a las salas estadounidenses el 9 de julio de 1982, y en España se estrenó el 24 de marzo de 1983–, sorprende que el aparato de producción y diseño visual del mundo electrónico de Tron no fuera nominado al Oscar. Es probable que no lo hubiera ganado –la estatuilla a los mejores efectos especiales se lo llevó E.T.–, pero que lo nominaran en la categoría de sonido y vestuario, sin premio tampoco, resulta desconcertante.

Vista ahora, aparece como una película casi abstracta a la vez que profética en un mundo dominado por la realidad virtual: la historia de un programador transportado al interior de un videojuego, o las peripecias de un humano enfrentado a la inteligencia artificial en un universo digital. No fue un éxito –menos de cinco millones de euros en el fin de semana de estreno en EE. UU. y Canadá–, pero tardó poco en convertirse en película de culto y su influencia se rastrea en los videojuegos, la informática y animaciones como ¡Rompe Ralph!. Rastreamos su relevancia en cinco claves.

Virtualidad y metaverso

Tron 
Kevin Flynn (Jeff Bridges)programas que, en realidad, son avatares de sus creadoresavant la lettreMark Zuckerberg

Pionera de los efectos tridimensionales

Tron no es la primera película con efectos gráficos tridimensionales generados por ordenador, pues ese honor suele recaer en una breve secuencia de Mundo futuro (Richard T. Heffron, 1976), pero sí que fue pionera absoluta a la hora de hablar locuazmente el lenguaje de la iconografía informática. Fascinado por el mundo de los videojuegos, el director Steven Lisberger presentó a Disney un proyecto con el embrión de Tron (un guion, los storyboards y el plan de efectos visuales) y la productora aceptó el estimulante reto, aunque el resultado en taquilla sería decepcionante.

Nadie duda hoy de que se trata de una película de culto, pero hace 40 años el público todavía no estaba familiarizado con el concepto de la realidad virtual ni con la imaginería digital de esos fascinantes circuitos de ordenador en el que los humanos se convertían en simple información binaria.

De los 96 minutos que dura el filme, menos de la mitad son de naturaleza digital. La acción se rodó en blanco y negro, y se coloreó con técnicas tradicionales de fotografía y rotoscopia, lo que le otorgaba esa extraña textura que evocaba al viejo cine de Méliès.

Aunque parezca mentira, Tron no fue nominada a los mejores efectos visuales, pues entonces la Academia de Hollywood no tenía en cuenta los trucos generados por ordenador.

El legado de 'Tron'

Tron: Legacy revivió la fantasía infográfica con un presupuesto infinitamente mayor

Antes de esta nueva incursión cinematográfica, el filme original generó diversos productos, entre ellos los videojuegos Tron 2.0 (2003) y Tron: Evolution (2010), situaciones y escenarios de otros videojuegos de Disney y diversas miniseries de cómic planteadas tanto como continuaciones o precuelas del filme original: Tron: The Ghost In The Machine y Tron Betrayal. Después vendría una serie animada de televisión, Tron: Uprising (2012-2013), cuyo argumento se situaría entre lo relatado en los dos largometrajes.

Daft Punk, arquitectos del french house, eran tan fans de Tron que terminaron componiendo la banda sonora de Tron: Legacy.

Moebius y Syd Mead, en acción

Syd Mead y Jean Giraud Moebius, dos visionarios de la fantasía y la ciencia ficción, el primero desde el diseño industrial y el segundo en el cómic, fallecidos en 2019 y 2012, respectivamente, solo trabajaron juntos en una ocasión, y esa fue el diseño del mundo electrónico de Tron, aunque algunas cosas de las aplicadas por Moebius en Alien, el octavo pasajero las heredaría Mead en Aliens, el regreso.

Cada uno se ocupó de parcelas distintas en la concepción de ese mundo electrónico. El creador del teniente Blueberry y El incal asumió inicialmente el diseño de vestuario y de decorados, mientras que Mead hizo algo muy parecido a lo que el mismo año realizaría en Blade Runner, la conceptualización de vehículos, aunque parece ser que también fue el responsable del logotipo del filme. Peter Lloyd, fallecido en 2009, implicado en filmes como Misión a Marte y El día de mañana y formado en el campo de la ilustración publicitaria, imaginó los ambientes y supervisó los efectos digitales.

¿Qué fue de sus artífices?


De los máximos responsables en la elaboración del filme, solo Jeff Bridges siguió con una carrera bien encauzada, refrendada con un Oscar en 2010 por su trabajo en Corazón rebelde y con títulos como Starman, Tucker, El rey pescador y, sobre todo, El gran Lebowski. Su compañero de reparto, Bruce Boxleitner, ha trabajado básicamente en televisión y repitió en la secuela. El director Steven Lisberger solo ha realizado desde entonces dos filmes más, Persecución muy, muy caliente y Slipstream (La furia del viento) –ninguno de ellos necesitados de revisión alguna–, aunque figuró como productor de Tron: Legacy. Uno de los que participó en el guion, Charles S. Haas, aunque sin acreditar, escribió dos películas de Joe Dante, Gremlins 2: la nueva generación y Matinee, y parece que la tierra se lo engulló después. Wendy Carlos venía abalado por la música electrónica de La naranja mecánica y su contribución a El resplandor, pero después de Tron no ha hecho nada más en cine.

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