LEVANTE-EMV

El abandono de casi 174.000 hectáreas agrícolas en la Comunidad Valenciana favorece los megaincendios

Los expertos alertan de que los cultivos llenos de maleza son "más combustible disponible" que lleva a "comportamientos más extremos del fuego" al favorecer una mayor expansión

La destrucción del incendio de Tàrbena.

La destrucción del incendio de Tàrbena. / A. P. F.

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

El Ministerio para la Transición Ecológica cifra en 2.290 las hectáreas de cultivos abandonados el año pasado en la Comunidad Valenciana. La misma cifra de monte que ardió en noviembre en Montitxelvo . El récord histórico se sitúa en 173.676 hectáreas de campos antes fértiles ahora llenos de maleza y frutales secos, cargados de combustible para el fuego. Algo que sumado a la ausencia de precipitaciones y la falta de gestión forestal convierten al monte en un auténtico "polvorín", como coinciden expertos en la materia.

"Más energía disponible supone comportamientos más extremos del fuego", señalaba hace días en sus redes sociales Ferran Dalmau, ingeniero, experto en gestión integral de incendios y director de la consultora de ingeniería ambiental Medi XXI GSA. Ponía como caso paradigmático el reciente fuego de Xàbia, sobre suelo agrícola y de una virulencia extraordinaria en pleno mes de abril. En las imágenes captadas en un vuelo comercial y también desde tierra se apreciaba incluso lo que se denomina un espectacular ‘tornado de fuego’.

Los campos en producción permiten el llamado mosaico agroforestal, que además de fomentar la biodiversidad reducen el riesgo de grandes incendios al romper el camino de las llamas. En el incendio de Venta del Moro, en julio de 2022, ardieron 1.300 hectáreas pero los viñedos de la zona impidieron un desastre mayor a las puertas del Parque Natural de las Hoces del Cabriel.

Una cifra que crece

Según los datos de la Dirección General de Prevención de Incendios de la Generalitat entre 2000 y 2016 de los 7.284 incendios registrados 693 lo fueron por quemas agrícolas (9,81 %). Una cifra que ha ido ‘in crescendo’, ya que de 2017 a 2023 de 2.204 fuegos, 534 fueron por negligencias. Como ya publicaba Levante-EMV en su edición del pasado lunes, en los tres primeros meses de 2024 ocho de cada diez desastres originados por las llamas tuvieron su origen en las causas humanas. Una cifra superior al promedio de la última década, donde era poco más de seis de cada diez.

Entre 2013 y 2022 el 30 % de los incendios en la Comunitat Valenciana estuvieron causados por descuidos o bien por accidentes, de los cuales casi el 10 % por quemas agrarias. El 4,32 % por juegos con fuego, el 3,06 % por problemas con vehículos o maquinaria del campo, el 3,03 % por hogueras o restos de brasas. Otras circunstancias son la limpieza de vegetación, las fugas en vertederos o la ignición de basuras (2,63 %), la imprudencia con el tabaco (2,14 %), pirotecnia (1,26 %), líneas eléctricas (1,72 %) apicultura (0,12 %) o incluso por maniobras militares próximas (0,12 %).

Piromanía patológica

En cuanto a los factores intencionados (35,5 %), la gran mayoría tienen una motivación desconocida o sin especificar. Solo el 4,81 % encierran una piromanía patológica. Vandalismogamberradasvenganzas, las prácticas relacionadas con la caza o la quema dentro de los cauces de barrancos conforman el resto según las estadísticas de la Generalitat.

En un contexto de riesgo permanente de incendios y un fuerte malestar en el colectivo de bomberos forestales por la falta de medios, el president de la GeneralitatCarlos Mazón, y la consellera de Justicia e Interior, Elisa Núñez, anunciaron ayer que el próximo martes 23 de abril se reunirán con los representantes sindicales de los efectivos de la Sociedad Valenciana de Gestión Integral de Servicios de Emergencias.

Se busca frenar la huelga anunciada el martes tras la marcha de protesta que desembocó en el Palau de la Generalitat y "definir el futuro de este servicio posibilitando la seguridad y la estabilidad de sus trabajadores en un marco laboral serio y riguroso". Núñez reiteró ayer que llevan meses "trabajando en un plan estratégico que contenga los elementos esenciales para garantizar la viabilidad del servicio" de extinción de fuegos.

"El monte está peligrosísimo y el verano puede ser horroroso"

"La montaña está peligrosísima, la sequía es terrible y los fuegos van a ser intensísimos", avanzaba hace apenas un mes Rafael Delgado, presidente de la Plataforma Forestal Valenciana. "El verano puede ser horroroso", volvía a subrayar ayer, un día después de retirarse los efectivos de la Unidad Militarizada de Emergencias de los terrenos calcinados en Tàrbena y Parcent. Delgado, ingeniero de montes y profesor de la Universitat Politècnica de València es de los expertos que recomiendan la recuperación de bancales abandonados que contribuyan a frenar el avance de las llamas. Los terrenos cultivados sirven de obstáculo natural al desacelerar la potencia del fuego, debido a las franjas de tierra despejada entre los bosques y las tierras agrícolas. Incentivar y ayudar a los agricultores para que sigan trabajando el campo es más barato que cualquier medio de extinción.