COMUNIDAD VALENCIANA

El SOS desesperado de una mujer que vive en un coche en Castellón

"No puedo hacer frente a los gastos y no dispongo de ninguna ayuda económica", señala

Esta mujer de 37 años guarda los pocos enseres que posee dentro del vehículo.

Esta mujer de 37 años guarda los pocos enseres que posee dentro del vehículo. / GABI UTIEL

Carmen Tomás

Lucía Balaguer es una mujer de 37 años y que, como muchas otras personas castigadas por la crisis, se encuentra en una situación límite, al borde de la desesperación. Anteriormente vivía en la Vall d'Uixó, pero circunstancias personales le trajeron hasta Castellón donde, en pleno invierno, su coche se ha convertido en su hogar después de haber sido desahuciada. "No puedo hacer frente a los gastos y no dispongo de ninguna ayuda económica", señala.

"Vivía con mi madre. Conocí a un chico y me fui a vivir con él, pero la cosa no fue bien y me quedé en un piso de alquiler. Al quedarme sin trabajo me han tirado a la calle", expresa Lucía, "sin trabajo" y sin medios para poder hacer frente a un alquiler que le rescate de la dureza de malvivir en un turismo. La renta de 600 euros que pagaba por un piso alquilado "por días" es, hoy por hoy, inasumible. "Es mucho dinero para una persona sola", añade.

Así que desde el pasado domingo se ha visto obligada a vivir en el coche en un descampado cerca de la avenida de L'Alcora, sin nadie que le pueda echar una mano.

Ayuda urgente

"Servicios Sociales no me ayuda en nada, porque no estoy empadronada", lamenta. Lo mismo apunta respecto a otras organizaciones benéficas: "Me dicen que tengo que tener algún tipo de empadronamiento para poder optar a alguna ayuda". Lucía también ha probado a dirigirse al albergue, como diariamente hacen decenas de sin techo que viven en las calles de la capital de la Plana "pero está todo lleno".

Una casa y trabajo

Las necesidades básicas empiezan a escasear. "Tengo algo de comer, pero se me está acabando", indica sobre la urgencia de contar con víveres. También la higiene personal se ha convertido en un serio problema, al no contar siquiera con acceso a agua corriente y los mínimos enseres para asearse. "Pido una casa y trabajo", un SOS en el que ofrece su experiencia como camarera o como operaria en almacenes de fruta, el último puesto laboral en el que ha estado, "hace un mes", añade.

"Menos mal que no tengo hijos", trata de consolarse Lucía, que ve incluso peligrar el único techo que le resguarda del frío: "Tengo pendiente el seguro del coche y pasar la ITV y no tengo nada para afrontar el pago". Tampoco para poder mover su actual hogar: "No tengo ni para gasolina".

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