LA NUEVA ESPAÑA

El emotivo discurso de la viuda del guardia civil que salvó la vida de un pelotón ciclista en Pravia: "Olvidé decirle adiós"

Ainhoa Aparicio Gómez acudió al Senado para recoger el premio Ponle Freno en la categoría "Protagonista" que fue otorgado al agente fallecido a título póstumo

El emotivo discurso de la viuda del guardia civil que salvó la vida de un pelotón ciclista en Pravia.

El emotivo discurso de la viuda del guardia civil que salvó la vida de un pelotón ciclista en Pravia. / LNE

Julio Vivas

El guardia civil Dámaso Guillén falleció heróicamente el 1 de abril del año pasado al impedir que un delincuente a la fuga impactara contra el pelotón ciclista que estaba escoltando en Pravia. Murió en el cumplimiento de su deber y este hecho le ha valido el reconocimiento de los premios Ponle Freno que reconocieron a título póstiumo al agente fallecido en la categoría "Protagonista".

Su viuda, Ainhoa Aparicio Gómez, que acudió al Senado para recoger el galardón, ofreció un emotivo discurso que, por su interés, reproducimos íntegramente:

Buenos días

A veces me da por llorar. Pero se me pasa pronto.

Mi Dama, yo siempre lo he llamado así, tuvo la vida que deseó.

No perdonaba sus tostadas con aceite, como buen andaluz, y un cafelito al levantarse. Le gustaba la fruta a media mañana y una caña bien tirada entre amigos. Se encendía con la política, a veces en demasía, y era de buen charlar. Coqueto, risueño y refunfuñón, a veces. Muy carismático y sin filtro, tenía muy arraigado un sentimiento de servicio hacia los demás. Si le pedías algo y estaba en su mano, te lo daba. Protector con los suyos y muy alegre, siempre con la sonrisa dispuesta.

Dama era manitas. Tan pronto te arreglaba un grifo que goteaba o te montaba un armario como agarraba tijeras y cuchilla y le arreglaba e l pelo o la barba a sus compañeros.

Fue un hombre querido. En su barrio, en su pueblo, en todos sus destinos, entre sus compañeros… Quiero pensar que fue un hombre feliz.

Nunca se quejaba de su trabajo. Le gustaba. Pero el día que falleció, se mostró incómodo. Se fue sin ganas, las pruebas ciclistas no eran de su confianza. Repitió arroz y se despidió con un beso, como siempre. “Ainhoilla, nos vemos a las ocho”ocho”. Liada metiendo los platos en el lavavajillas , olvidé decirle adiós desde la ventana, como solía. “No importa”, pensé. “Nos vemos a las ocho”.

Dama era un hombre normal que protagonizó, y pagó con su vida, un acto heroico. No sé si de forma consciente o no. Pero evitó una tragedia mucho mayor.

Los accidentes de tráfico destrozan no sólo a las víctimas sino a sus familias. He venido en el tren con dos amigas que no se conocían entre ellas. Las tres, curiosamente, hemos sufrido la pérdida de alguien querido en la carretera. María José perdió a su madre a los 19 años y Sandra a su hermano, cuando él tenía 28 y ella 25. A mi hija y a mi se nos ha ido un padre y un marido.

Cualquier iniciativa para salvar vidas en la carretera y para paliar las consecuencias de un accidente de tráfico es bienvenida y necesaria. Gracias a Atresmedia por intentar “Poner freno” a las víctimas de la carretera y por intentar “Poner freno” a las víctimas de la carretera y por premiar iniciativas destinadas a disminuir la siniestralidad y a ayudar a premiar iniciativas destinadas a disminuir la siniestralidad y a ayudar a los que han los que han sufrido un accidente y a sus familiassufrido un accidente y a sus familias..

Recojo este premio orgullo y con mucha emoción. Dama, mi Dama, estará con orgullo y con mucha emoción. Dama, mi Dama, estará sonriendo.sonriendo.

Muchas gracias.

Dámaso Guillén era natural de Jaén, aunque desde 2008 se encontraba destinado en el cuartel de Rubín, en Oviedo, en el destacamento de Tráfico. En la ciudad era una persona muy conocida por su carácter "alegre y extrovertido". Casado y con una hija, su viuda Ainhoa Aparicio Gómez trabaja en los quirófanos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).