REPORTAJE

Chemirosa: la peligrosa droga legal que se vende a 15 euros el bote en máquinas de una estación de Madrid

La sustancia está a la venta sin control en las instalaciones del Intercambiador de la Avenida América

El chemirosa es un analgésico en spray y puede provocar efectos psicoactivos similares al 'popper' si se inhala

Hay farmacias que rechazan vender este producto a menores, porque conocen los usos que se le pueden dar

El consumo en España se ha incrementado en los últimos meses, especialmente en la Comunidad Valenciana

El bote de color blanco en la fila 109 es el cloretilo Chemirosa que se vende en el Intercambiador

El bote de color blanco en la fila 109 es el cloretilo Chemirosa que se vende en el Intercambiador / DLF

El Intercambiador de la Avenida América (Madrid) es una estación de metro y bus que parece una pequeña ciudad. Hay bares, hamburgueserías, zapaterías, librerías y un estanco. Justo enfrente hay una máquina expendedora de parafarmacia en la que venden botes para drogarse legalmente por el módico precio de 15 euros.

“¿Dónde está la máquina de la Avenida América?”, “Avenida América: bajad el precio del cloretilo, que es un abuso”, “En Avenida América puedes pillar cloretilo en una máquina expendedora”. Estos son algunos de los resultados que se obtienen en redes sociales si se buscan esas palabras clave: Avenida América y Cloretilo, que es el nombre correcto de esta sustancia. Dos términos que ya parecen ir de la mano.

De todos modos, el nombre coloquial más popular de esta sustancia narcótica y anestésica (cloretilo) es su denominación comercial: Chemirosa. Así se conoce a este spray contra las inflamaciones que ha incrementado en los últimos meses su presencia en los enclaves de fiesta de los jóvenes españoles.

Usuarios de redes sociales refiriéndose al cloretilo de la máquina de la Avenida América

Usuarios de redes sociales refiriéndose al cloretilo de la máquina de la Avenida América / EPE

En la Comunidad Valenciana se han dado varios casos en los últimos meses en los que las autoridades han intervenido botes de Chemirosa. El último tuvo lugar el pasado mes de abril en una discoteca de la localidad alicantina de Almoradí. Pero unos meses antes, en diciembre, en el municipio valenciano de Canals se organizó una charla con la alcaldesa y varios expertos, advirtiendo de los riesgos de esta sustancia cuyo consumo parece dispararse en los últimos tiempos. Aquí lo contaba Levante-EMV.

A 15 euros el bote

Esto en Valencia. En Madrid, las máquinas expendedoras de la Avenida América se han convertido en un dealer inanimado que no hace preguntas. Se introducen 15 euros por la ranura y te dispensa un bote cloretilo Chemirosa.

Tanto éxito tiene el producto, que es el único de la máquina que cuenta con varios lineales. Los demás se dividen en otros productos de parafarmacia. Un lineal para las compresas, otro para los preservativos, otro para las cremas de la piel… y cuatro para el Chemirosa. La demanda obliga, porque parece ser el producto más adquirido de la expendedora.

Pero, ¿qué es exactamente esto del Cloretilo? También llamado cloruro de etilo, se trata de un compuesto utilizado para la llamada crioanestesia. Esto es, un spray que reduce el dolor y las inflamaciones musculares aplicando frío a la zona. El mismo modo de empleo y las mismas indicaciones que cualquier analgésico en spray. Pero con la particularidad de que este, además, coloca.

La máquina expendedora del Intercambiador de la Avenida América

La máquina expendedora del Intercambiador de la Avenida América / EPE

El Chemirosa es una sustancia depresora. El modo de empleo para que produzca efectos psicoactivos es empapar una tela (a menudo la camiseta) con una pulverización generosa de cloretilo y respirar los efluvios. El mismo que cuando se respira pegamento o disolventes de cualquier tipo. Esto produce cosquilleos, sensación de calor, euforia, risa y ensoñación por un brevísimo espacio de tiempo. Unos 30 segundos, similar al popper.

Desde 1759

El cloretilo se sintetizó por primera vez en 1759 y empezó empleándose para anestesias generales. Finalmente pasó a usarse como anestésico local en medicina deportiva, debido a que ayuda a mitigar el dolor de los espasmos musculares al ser aplicado en formato spray/aerosol, gracias a que alcanza temperaturas muy bajas (crioanestesia). Además, por esta propiedad tiene un eficaz uso en la industria de perforaciones y tatuajes con el fin de enfriar la piel para limitar el dolor que pueden causar estas prácticas.

“Su uso recreativo se remonta años atrás, haciéndose popular en la década de los 80. La vía de administración es inhalada, mediante la impregnación del spray/aerosol en cualquier tipo de tela, utilizándose habitualmente tejidos de algodón, e inhalando por la boca y/o la nariz los vapores que se desprenden. Existen muy pocos estudios en la literatura científica sobre su uso recreativo”,

Se lo explican a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA desde Energy Control, la principal entidad española que estudia el ámbito de la reducción de riesgos en la utilización de las drogas. Sus portavoces cuentan desde Barcelona que “se trata de una sustancia que no está fiscalizada como droga y se puede adquirir de forma legal”.

La máquina expendedora del Intercambiador tiene 4 espacios para el Chemirosa, más que ningún otro producto

La máquina expendedora del Intercambiador tiene 4 espacios para el Chemirosa, más que ningún otro producto / DLF

Esta es una de las razones que hace que se conozca mucho menos de sus pautas de consumo que de las drogas fiscalizadas. “No tenemos cifras como para asegurar que haya un repunte importante en ese aspecto. No tendría sentido alarmar. Pero sí que nos consta que en los últimos meses se han dado bastantes casos donde se ha registrado consumo de cloretilo”, prosiguen desde Energy Control.

Recuerdan, además, que no se trata de una sustancia de nueva aparición ni de uso reciente: “Podríamos decir que se empezó a utilizar en España allá por los años 80 y tuvo su pico de popularidad en los 90. Pero se dejó de usar. Ahora se está dando su uso en espacios festivos y no es un consumo exclusivo. Se da en escenarios de policonsumo. Es decir: gente que, además del cloretilo, está consumiendo otras sustancias en espacios de ocio".

Farmacia y Whatsapp

"Entré en una farmacia y me dijeron que no tenían cloretilo. Fui a la siguiente y me lo vendieron por 7 euros sin hacer ninguna pregunta", responde a este diario un consumidor que ha preferido mantener su anonimato. El testimonio aclara que suele 'pillar' el bote semanalmente y lo usa especialmente durante los fines de semana y combinado con otras sustancias.

La primera vez que esta persona escuchó hablar del Chemirosa fue en una rave. Uno de los participantes de la fiesta le ofreció probarlo. Tras la breve demostración de su consumo, procedió a aspirar la sustancia: "Te entra frío en la cabeza y pierdes el control, es difícil describir exactamente la sensación que produce", menciona.

Reconoce la máquina expendedora de Avenida América, pero no suele frecuentarla; el producto le cuesta más del doble que en una farmacia: "Me enteré de que existía a través de una imagen de un grupo de WhatsApp en el que se organizan raves", comenta el consumidor, que dice que prefiere comprar en las farmacias porque por internet "tardan mucho en llegar".

"Me voy de vacaciones la semana que viene y me llevo un bote. Es barato colocarse y la policía no te puede decir nada", apunta el consumidor, que reconoce que "para no levantar sospechas voy cambiando de tiendas y compro el cloretilo en diferentes establecimientos". Porque muchas farmacias conocen el empleo toxicológico del Chemirosa y por "razones éticas" no lo venden a adolescentes que pueden hacer un mal uso de él, cuenta la dependienta de una farmacia en el distrito de Usera (Madrid).

La misteriosa máquina

Es este el motivo por el que la máquina de la Avenida América cobra mayor relevancia en este caso. Hay farmacias que rechazan vender este producto a menores, porque conocen los usos que se le pueden dar. Pero la expendedora del Intercambiador no pide explicaciones. Es una máquina que sólo pide insertar 15 euros. Tanto da que la transacción la realice un niño o un adulto.

El precio del producto en la máquina (15 euros) es de más del doble que en una farmacia (7 euros). 

El precio del producto en la máquina (15 euros) es de más del doble que en una farmacia (7 euros).  / DLF

Este diario se ha puesto en contacto tanto con Metro de Madrid como con el Consorcio de Transporte de la Comunidad. Los primeros negaron tener nada que ver, dado que la máquina "no se encuentra en la estación de Metro", sino antes de los tornos. En las zonas comunes del Intercambiador donde hay zapaterías o restaurantes.

Desde el Consorcio, que es el organismo gestor del Intercambiador, también han rechazado ser los responsables de la instalación de dicha máquina. A la llamada de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, han declarado que ni siquiera tenían constancia de la existencia de una máquina de ese tipo en las instalaciones del Intercambiador. Tampoco hemos obtenido respuesta de la empresa de vending que dispone dichas expendedoras. Así, la máquina del Intercambiador que vende esta sustancia al doble de su precio real, sigue siendo un misterio.

Riesgos de consumo

El uso del Chemirosa conlleva riesgos para la salud. "Se han descrito casos aislados de fallecimientos tras una única exposición y el consumo mantenido provoca graves alteraciones y secuelas neurológicas, psiquiátricas y sociales, incluso comas", responde a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Benjamín Climent, médico en el Hospital General Universitario de Valencia (Unidad de Toxicología Clínica).

El consumo de estas drogas inhaladas se aplica habitualmente con productos farmacológicos o disolventes. Haciendo una mala práctica de estos productos, los consumidores obtienen la sensación estupefaciente. En el caso del cloretilo: un efecto depresor después del 'subidón' de la droga.

El perfil típico del usuario que presenta una intoxicación voluntaria por abuso de sustancias inhaladas es el de un adolescente de 13 a 16 años de edad, de nivel socioeconómico bajo, con mal rendimiento escolar, tanto de medio urbano como rural y que los consume en grupo y conjuntamente con etanol u otras sustancias de abuso, según el informe del 2017 del Plan Nacional sobre Drogas, que cifra en el 0,5% de la población española la que reconoce haber consumido inhalantes volátiles al menos una vez.