EMPRESAS

El textil gallego aleja la producción otra vez y concentra ya casi la mitad en Asia

Las compras en la zona superan por primera vez los 1.000 millones tras un alza del 31% en China, el 41% en Camboya y el 115% en India

En Europa se desploman un 30%

Imagen de archivo de empleados trabajando en una fábrica en Bangladesh.

Imagen de archivo de empleados trabajando en una fábrica en Bangladesh. / MOHAMMAD PONIR HOSSAIN

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En su primera llamada telefónica desde julio de 2022, el presidente de EE UU, Joe Biden, trasladó el pasado martes a su homólogo chino, Xi Jinping, su preocupación por el posible apoyo del gigante asiático a Rusia en la guerra de Ucrania. “Es, por supuesto, un país soberano que tomará sus propias decisiones, pero estamos bastante preocupados sobre la dirección que esto está adquiriendo”, apuntaron altos funcionarios estadounidenses, que confirmaron que en la conversación se trató también la importancia de mantener la paz en el estrecho de Taiwán y la ofensiva contra embarcaciones de paso por el Mar Rojo. Washington presiona a Pekín para que use su influencia en Irán y frene a los rebeldes hutíes. “Están exacerbando las tensiones regionales, la inestabilidad y, por supuesto, afectando a los flujos comerciales. China debería tener un interés muy directo en tratar de limitar esas consecuencias”, aseguraron fuentes de la administración Biden en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Van más de 60 ataques a mercantes en los cuatro meses transcurridos ya desde la primera embestida, provocando un desvío masivo de envíos a través del cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica. Se necesitan 9 días más de travesía (27, en lugar de los 18 del Mar Rojo) y los costes son mayores, con la amenaza ahora del líder de los hutíes de ampliar su ofensiva a las embarcaciones que usan esta ruta alternativa. La delicada situación en el tráfico comercial entre Oriente y Occidente coge a la industria de la moda de Galicia en plena vuelta a la producción en lejanía. Especialmente hacia los grandes fabricantes asiáticos, que concentraron prácticamente la mitad de las importaciones de prendas de las firmas de la comunidad en 2023.

Nunca antes la zona había pesado tanto en los suministros del textil gallego. Las compras superaron por primera vez el umbral de los 1.000 millones de euros. Fueron, concretamente, 1.035 millones tras un incremento del 6,2% respecto al ejercicio anterior (975 millones), según la Secretaría de Estado de Comercio. Bangladesh se coloca como segundo gran armario para el sector con operaciones por valor de 387,6 millones de euros, a pesar del recorte anual del 10,9% provocado por la paralización de dos centenares de fábricas durante la histórica huelga de los trabajadores del textil del país para exigir mejoras salariales.

Las importaciones desde Pakistán mermaron un 8% (99,8 millones de euros) y un 43% las de Myanmar (36,9 millones), dos países muy cuestionados también por la seguridad y las condiciones laborales de los empleados de los grandes centros de producción de vestuario. El resto de grandes polos de abastecimiento en el continente para la moda gallega sí dejan importantes incrementos. Los encargos en China aumentaron un 31,4%, hasta los 322 millones de euros; un 40,5% en Camboya, donde se alcanzaron los 95,6 millones de euros en prendas; el 21,7% en Vietnam, con 18,4 millones; el 31,9% en Indonesia (6,4 millones); un 1,6% en Tailandia (4,6 millones); y en India se dispararon el 115% (58,5 millones de euros).

Asia vuelve a ser fundamental en la cesta de la compra de las marcas textiles de Galicia. A pesar de que la dependencia de la producción en lejanía hizo temblar al sector cuando la pandemia hizo saltar por los aires las cadenas de suministro mundiales y cerró a cal y canto durante meses las factorías de China.

“Tres meses cerradas y toda la parte de los transportes multiplicó por cuatro el coste”, recordaba ayer Adriana Domínguez, presidenta de Adolfo Domínguez, preguntada precisamente por la idea de la relocalización de la industria de la ropa durante una conversación en el Círculo de Empresarios de Galicia con el economista y asesor de empresas Andrés Alonso. La emblemática firma de moda de autor producía todo en Galicia 40 años atrás, luego llevó parte a Portugal y hace 20 años “se fue a la lejanía”. Turquía, Marruecos, algo en Perú para la alpaca, “pero sobre todo China e India”. Con la crisis del COVID-19 “se hizo pertinente, relevante y equivalente” volver a cercanía “y nosotros trasladamos el 40% de la producción a Portugal”.

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Funcionó muy bien durante dos temporadas, hasta que la guerra de Ucrania desembocó en la grave crisis energética “y de un mes para otro se triplicaron o cuadriplicaron los precios” en el país vecino. “Nos tuvimos que volver a ir. No masivamente, pero no pudimos sostener esa apuesta que teníamos”, destacó Domínguez, que sigue defendiendo el plan de la compañía para la fabricación en proximidad en la cuenca mediterránea y también Portugal porque los proveedores lusos “son excelentes en sostenibilidad”. “Siempre hay formas de volver –sostiene–, aunque tienes que dar un valor añadido”.

El caso de Adolfo Domínguez ejemplifica el camino de ida y vuelta de toda la industria de la moda gallega con el offshoring. La producción en Europa rondó los 902 millones, un 30% por debajo de 2022. Las importaciones desde Portugal se redujeron un 5,2% (368 millones) y un 9% las de Turquía (445 millones). Las de Países Bajos se desplomaron el 96% (de 129 millones en 2022 a solo 5 en 2023); un 69% las de Italia (25 millones); y un 92% las de Francia (4,9 millones).