ESCÁNDALO BURSÁTIL

El panorama no mejora para Grifols

Pese al informe de la CNMV y las rectificaciones de la multinacional, el mercado no se acaba de fiar de la compañía

El consejero delegado de Grifols, Nacho Abia.

El consejero delegado de Grifols, Nacho Abia. / GRIFOLS

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Si alguien piensa que el culebrón del caso Grifols ya está cerrado, se equivoca. Tras el compromiso adquirido por la empresa con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de cambiar su manera de contabilizar y sobre todo su manera de presentar sus estados financieros a inversores y analistas, el panorama no ha mejorado mucho para la multinacional catalana, hasta ahora una de las grandes del Ibex. En primer lugar porque quien no ha perdonado a Grifols todos sus pecados es el mercado. En mayúsculas. Ni los analistas, que hablan directamente de que no se fían de su información, ni los inversores, como demuestra la cotización de la compañía. El viernes, el día siguiente al envío del 'mea culpa' a la CNMV, el valor comenzó la jornada con caídas superiores al 2%.

Para una compañía que acumula un desplome superior al 40% en lo que va de año, esta tibia reacción tras lo que se pretendía que fuese un borrón y cuenta nueva es un fracaso. Hay que tener en cuenta que unos días antes, el 21 de marzo, la CNMV había hecho pública su investigación, en la que es verdad que le daba varios tirones de orejas a la multinacional catalana y hablaba de "deficiencias relevantes", pero concluía que no era necesario reformular las cuentas y que el endeudamiento coincidía con el real. En teoría, Grifols tenía argumentos a favor para intentar remontar el durísimo varapalo que le propinó el fondo bajista Gotham cuando el 9 de enero publicó un demoledor informe acusando a la empresa de que maquillaba las cuentas. Pero la realidad es tozuda. Los expertos afirman que no se fían de las cuentas, algunos hablan directamente de engaño y muchos, de que el endeudamiento es incluso superior al reconocido últimamente.

Los retos del nuevo CEO

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Así, el nuevo consejero delegado de la compañía, Nacho Abia, tiene trabajo por delante. El primero, recuperar la confianza del mercado. Y eso solo se puede lograr con una información clara, sencilla, real y que no confunda a inversores y analistas con mediciones diseñadas para maquillar los datos que no gustan. El segundo, reducir la deuda. Con 10.500 millones de endeudamiento, la opción sí o sí para Abia es recortar deuda. El problema es que para acometer una reducción notable debe vender los activos más importantes, y como el mercado sabe que lo necesita, los precios no irán precisamente al alza.

Por último, y con el mercado de uñas, Grifols debe esperar el veredicto de la CNMV en forma, o no (aunque costase entender esta opción), de sanción. La Comisión advierte que no van a rebajar el nivel de vigilancia con la compañía y que su obligación es comprobar que la empresa hace todo a lo que se ha comprometido. Y esa comprobación llegará en la primera ocasión que la compañía presente cuentas. Si lo hace con las del primer trimestre, como se espera, ese momento llegará a comienzos de mayo. El reto es que el mes que queda no se le haga interminable a la cotización.

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