INVERSIÓN

Los fondos aumentan su inversión en el sector agrícola un 150% en dos años

La inversión institucional en agricultura aumentó un 20% en 2022 respecto al año anterior hasta los 1.000 millones de euros y las estimaciones apuntan a que en 2023 se ha doblado esta cifra

La inversión institucional en agricultura aumentó un 20% en 2022 respecto al año anterior hasta los 1.000 millones de euros y las estimaciones apuntan a que en 2023 se ha doblado esta cifra.

La inversión institucional en agricultura aumentó un 20% en 2022 respecto al año anterior hasta los 1.000 millones de euros y las estimaciones apuntan a que en 2023 se ha doblado esta cifra.

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Cuatro de cada diez propietarios de fincas rústicas y la mitad de titulares de una explotación ganadera en España está a punto de jubilarse. Este dato significa que miles de hectáreas de cultivo se heredarán o se quedarán sin dueño si sus familiares no quieren hacerse cargo de los terrenos. Los fondos de inversión lo saben y ya están al acecho: la inversión institucional en el sector agrícola aumentó un 20% en 2022 respecto al año anterior hasta los 1.000 millones de euros, un 150% frente al 2021 y las estimaciones apuntan a que en 2023 se ha duplicado esta cifra. Compran empresas y tierras en función de la rentabilidad que quieran obtener, comprendida en una horquilla entre el 8% y el 15%, y ni siquiera los malos presagios de la sequía les hacen replantearse la inversión. "Creo que es un fenómeno que ha venido para quedarse", señala el director general de Cooperativas Agroalimentarias, Gabriel Trenzado.

Los fondos de capital privado aprovechan al máximo las condiciones del mercado y una de ellas es la falta de relevo generacional. Según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el 93% de los propietarios de fincas son particulares y el número de empresas es inferior al 5%. "Los inversores institucionales y los pequeños y medianos agricultores y ganaderos con recursos van a comprar estas tierras que salen al mercado para 'consolidar' mayores superficies de explotación y poder obtener rentabilidad del campo a través de economías de escala, en gran parte por la mecanización de tareas", explica el fundador de Cocampo. Esta plataforma de anuncios de compraventa de fincas rústicas ha vivido en primera línea el apetito de los inversores institucionales: ha multiplicado por más de tres sus anuncios en los últimos dos años. En total, los anuncios suman unos 2 billones de euros.

En los últimos dos años se han producido importantes adquisiciones de firmas agrícolas. ProA Capital compró en 2022 Patatas Hijolusa y también cuenta en su cartera con la productora de uva fina de mesa sin pepita Moyca y sus más de 2.200 hectáreas, Edify adquirió la empresa de viveros Agromillora, Frutas Bollo pertenece a Fremman Capital desde ese año y Magnum Capital entró en el accionariado del Grupo Fernando Corral. Miura Partners sobresale en la lista con el grupo frutícola Citri&Co, que factura anualmente más de 700 millones de euros a partir de sus más de 300 hectáreas. En 2023 Portobello Capital adquirió el 45% de la empresa valenciana Eurocebollas y Fiera Capital se unió al sector agroalimentario con la compra de Innoliva. También CVC está presente en el aceite de oliva a través de Deoleo.

Activos para diversificar

España es el segundo país de la Unión Europea con mayor extensión agraria. Cuenta con 23 millones de superficie agraria útil de los que 17 millones son de cultivo (76% dedicado a secano y 24% a regadío). El interés por las fincas rústicas españolas por parte de los fondos de inversión se remonta a 2017. Desde entonces, las unidades transaccionadas de media ascienden hasta los 400.000, 234.000 solo en el primer semestre de 2023. De estas últimas, el 43% de las operaciones se concentraron en Castilla y León, Andalucía y Castilla La Mancha.

Existen varias estrategias según la rentabilidad que quiera obtener la firma. "En sectores como el de los cítricos o las hortalizas ha habido más adquisiciones de empresas y en el sector de los leñosos (olivar, almendros, pistachos) más arrendamiento o compra de explotaciones", explica Coca. En España las explotaciones de almendras, pistachos, aguacates, kiwis o frutos rojos se han extendido recientemente y todavía están desarrolladas por un menor número de empresas, por lo que la inversión va directa a la finca. De acuerdo con el INE, el número de compraventas de fincas rústicas obtuvo su máximo histórico en 2021, y aunque sufrió una leve caída en los dos años posteriores, se mantiene por encima de las cifras prepandemia y del resto de la serie histórica con un total de 371.144 transacciones, de las que cerca de la mitad de ellas (153.889) fueron herencias. En el caso de los arrendamientos, "los fondos suelen alquilar terrenos por 30 años con premios medios de entre 1.000 y 1.500 euros por hectárea", algo que "produce la huida de agricultores en esas zonas", lamenta Trenzado.

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Los fondos de pensiones y las grandes aseguradoras suelen optar por las operaciones de menor riesgo, principalmente de 'buy and leaseback' (compra con arrendo posterior), "con retornos de entre el 5-8% dependiendo del cultivo y la tierra", apunta el associate director de agribusiness en España de la consultora CBRE, Héctor Rodríguez. Por otra parte, los fondos propios de agricultura adquieren tierras para que sean gestionadas por un operador en inversiones de riesgo intermedio, con retornos de entre el 8-12%. Y por último, los fondos de capital privado prefieren las operaciones de mayor riesgo a través de la adquisición de participaciones en empresas que operan en el sector agrícola. "En este caso, los retornos esperados suelen situarse por encima del 15%", señala Rodríguez.

A nivel mundial hay más de 900 fondos de inversión especializados en el sector agroalimentario, mientras que hace 15 años apenas superaban el centenar. El 50% de las operaciones todavía se concentra en Norteamérica, pero Europa cada vez atrae a más gestores por su geografía y en España se espera que el interés inversor continúe al alza debido a las rentabilidades, al "incremento de precios de la tierra productiva con agua y la posibilidad que brinda de desarrollar portfolios diversificados", señalan desde CBRE. El cambio climático y la sequía, por el momento, no está teniendo un impacto significativo en el volumen de inversión, según la consultora, pero sí introduce cambios en el sector. "Están condicionando la tenencia y explotación de tierras. Nos afecta porque compiten por la producción", apunta Trenzado. Y, al mismo tiempo, empuja los precios de los terrenos al alza por la disponibilidad de tierras. "Será todo un reto para la producción de alimentos en medio de dificultades como la España vacía y la falta de relevo generacional", asegura.