RETRIBUCIÓN A LOS ACCIONISTAS

Las dos caras de los pagos récord de dividendos

Los accionistas están de enhorabuena, las empresas y Hacienda también, pero los próximos trimestres se anticipan mucho más inciertos

Inditex, dueña de Zara, ganará este año 5.000 millones.

Inditex, dueña de Zara, ganará este año 5.000 millones. / NEIL HALL

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Los ahorradores, o al menos los ciudadanos que ahorran invirtiendo parte de su dinero en bolsa, están de enhorabuena. Los dividendos, la compensación más habitual y directa a esa inversión en acciones, están ya casi recuperando los niveles de prepandemia, es decir, camino de niveles top tras dejar atrás la durísima crisis del coronavirus. Puede que resulte llamativo que las compañías del Ibex vayan a pagar este año 29.000 millones de euros en dividendos (el récord está en 2019, con 31.700 millones), sin olvidar que una parte nada despreciable de estos pagos se van a distribuir esta Navidad (3.500 millones que abonarán firmas como Telefónica, Sabadell, Endesa, Iberdrola o Repsol). Pero lo importante es lo que dicen, lo bueno y lo menos bueno, estas cifras.

Lo primero es que las empresas, el sector productivo real, está teniendo un buen año. Recordemos los resultados récord del sector bancario, con Santander y BBVA a la cabeza, o los niveles máximos en beneficios de gigantes como Inditex, que apunta a ganar este año 5.000 millones. Esto también ocurre porque la economía española, con todos los matices que se quieran añadir, también está teniendo un buen año; mejor desde luego que el de algunos países de nuestro entorno, sobre todo en crecimiento del PIB, pero también en creación de empleo, por mucho que por desgracia sigamos como colíderes en tasa de paro.

El que las empresas tengan un buen año también implica que estas compañías, ahora mismo, necesitan menos dotaciones para prevenir morosidades futuras o caídas de negocios. Tienen por tanto una actividad más saludable. Y este hecho, que les permite remunerar bien a sus accionistas, les refuerza a su vez como compañía. El recorrido es algo así como que las acciones son una fuente de financiación imprescindible para las empresas (como los préstamos bancarios) y si pagas buenos dividendos, la gente querrá comprar esos títulos, que subirán de precio y darán a su vez más valor a la empresa.

El impulso para el PIB también tiene su importancia, porque los accionistas que reciben los diviendos tienen dinero fresco para volver a invertir o para consumir, uno de los pilares clave del sistema y del puro crecimiento económico. Y también para la recaudación de impuestos que paga nuestro Estado de Bienestar, ya que los ahorradores que reciben el pago de dividendos tributan, según la cuantía, entre un 19% y un 26% en el IRPF. Si hacemos un cálculo rápido, Hacienda se llevará hasta 7.800 millones sólo de los dividendos pagados por las 35 empresas del Ibex.

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Pero igual que las monedas tienen su reverso, el pago de dividendos también tiene su 'cara B'. El primero es que habitualmente se considera que una empresa que paga dividendos elevados tiene entre sus motivaciones no saber muy bien dónde invertir o cómo crecer con sus propios recursos. Esta discusión teórica tiene especial relevancia en Estados Unidos, donde se priman las empresas que crean valor, es decir, las que reinvierten y crecen y hacen que sus acciones valgan cada vez más a costa de sacrificar dividendos. Lo contrario de lo que pasa en España, donde el pagar un dividendo generoso es una característica muy reconocida de nuestro mercado. También es cierto que el sistema estadounidense es mucho más amigable, a todos los niveles, con las empresas que el español.

También puede ocurrir que el pago de dividendos se utilice como una forma de enviar una señal de que las cosas no van como deberían. No solo por el extremo de suspenderlos si no hay beneficios que repartir. Las autoridades, como hicieron en el caso concreto de los bancos en 2020, emitieron una recomendación (de facto, una prohibición) de repartir dividendos en la pandemia para evitar actuaciones imprudentes de las entidades, a las que se les venía encima una situación muy compleja. En una línea similar y más recientemente, el Banco de España ha empezado a enviar mensajes al sector de que aprovechen sus beneficios récord no tanto para retribuir a los accionistas y sí más para engrosar sus reservas y reforzar el capital ante la evidencia de desaceleración económica internacional y ante la también evidencia de frentes abiertos e incontrolados aún como Ucrania o Gaza.