TURISMO

Flappin: Viajes sorpresa que no quieren quedarse en el cajón

La compañía nació en 2021 para ofrecer experiencias y escapadas de las cuales no se conoce el destino. Este año facturará 1,8 millones 

Pol Clavell, Sergi Vila, Marc Teixidor y Ferran García, cofundadores de Flappin

Pol Clavell, Sergi Vila, Marc Teixidor y Ferran García, cofundadores de Flappin / activos

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Una escapada de ensueño, una aventura al aire libre o una cata de vinos para dos. ¿A quién no le han regalado, alguna vez, una caja de experiencias? Una opción tentadora cuando no se sabe qué regalar, pero que a menudo queda olvidada en el cajón de quien la recibe, incapaz de encontrar disponibilidad para realizar la actividad.

Especialmente popular entre los jóvenes, este producto ha evolucionado en los últimos años para incorporar el factor sorpresa. Es exactamente a lo que se dedica la start-up barcelonesa Flappin, que ofrece viajes -y demás actividades- cuyo destino no se conoce hasta las 48 horas previas a la salida. Sus fundadores están convencidos de que pueden "revolucionar" este sector, reenfocando su modelo, centrándose más en satisfacer al receptor del obsequio y no tanto en aliviar el apuro de quien lo regala. Y ofreciendo viajes que realmente cubran las expectativas de quien los reserva.

Pol Clavell, Sergi Vila, Marc Teixidor y Ferran García cofundaron Flappin en octubre de 2021 con un capital inicial de 60.000 euros. Desde entonces han cerrado una ronda de inversión de 280.000 y están ultimando el cierre de la segunda. En 2022 facturaron 800.000 euros, cifra que quieren multiplicar por dos este año, para comenzar a ser rentables en 2025. Son 13 personas en plantilla y no pretenden ampliar equipo, al menos por ahora. Ellas realizan las búsquedas de hoteles y vuelos desde buscadores tradicionales como el conocido ‘skyscanner’ o a través del contacto directo con alojamientos y bancos de camas. 

De momento, están presentes en Italia, Portugal y España. «Queremos ser una marca global. Empezar por Europa e ir más allá». Eso sí, no será el año que viene. "Ahora nos enfocamos en mejorar la tecnología -afirma Clavell- para ofrecer una plataforma que ayude a la gente joven a gestionar su ocio". "Algunos vienen por la emoción y otros por la comodidad de que se lo organicemos absolutamente todo", cuenta. Además de viajes, venden escapadas, comidas y cenas sorpresa, aventuras y sesiones de spa.

Uno de sus rasgos diferenciales es que garantizan la disponibilidad, sea cual sea el día elegido para viajar. Pero el precio ascenderá en función del calendario. Con esta estrategia quieren "huir del modelo de negocio de los grandes, en el que si no canjeas el regalo, ellos ganan". Los tradicionales ofrecen pacs con precios tan bajos que los alojamientos deciden no estar disponibles en temporada alta. No les sale a cuenta. Algunos directamente dejan de trabajar con estas empresas, sin que se avise al cliente que ha recibido la caja. Así lo cuentan los cofundadores de Flappin, convencidos de que todo ello contribuye buscadamente a dificultar la reserva. 

Sin embargo, la realidad es que todavía no pueden competir al mismo nivel que las grandes. Sin ir más lejos, Atresmedia anunció en verano la compra de Waynabox, una de las grandes, nacida en 2015 y que factura cerca de 10 millones de euros.

Tampoco compiten en precio. Ni lo pretenden. Una noche por Europa, vuelos incluidos, puede partir de los 125 euros por persona, precio que sube si se incorporan mejoras en la reserva. "No queremos ni ser premium ni ser de mala calidad. Pero Flappin garantiza que la experiencia sea un éxito. Si llegas a un hotel y es un desastre, te lo cambiamos. La atención al cliente es personalizada", concluye el cofundador.

Las mujeres regalan más

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Un 75% de los clientes que tiene Flappin son mujeres jóvenes. Y el 64% de sus ventas son regalos de viajes. Pueden escoger entre Europa, Italia, ‘verano sorpresa’, multidestino, Europa alternativa o España. Pero cuando se trata de un viaje largo, la cosa cambia: el 75% de los compradores son hombres. 

En cualquier caso, la confianza debe ser ciega. "Los clientes tienen que fiarse mucho de nuestro servicio. Hay que entender que, a veces, les gestionamos viajes de 2.000 euros y ellos no saben adónde van", concluye Teixidor.