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Edificio de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

Edificio de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). / RESERVA FEDERAL DE ESTADOS UNIDOS

Quitando novedades en Oriente Medio, pocas veces ha sido tan fácil saber lo que va a hacer el mercado: si la inflación sigue bajando, subirán las bolsas y los bonos. Y viceversa.

Si no me creen, observen lo que ha ocurrido en la última semana de octubre y la primera de noviembre: salió un buen dato de inflación, luego la Reserva Federal dijo que no había ninguna necesidad de seguir subiendo los tipos de interés, luego salieron datos de empleo muy modestos —de esos que tranquilizan a la Fed porque alejan el peligro de inflación salarial—, y como resultado tuvimos “subidón” en el precio de los bonos y en las bolsas. Todo porque se despejó el panorama inflacionista y de los tipos de interés, que son una consecuencia de lo que haga la inflación.

Así de fácil y así de difícil, porque pocas veces ha sido tan difícil saber lo que va a hacer la inflación como en los últimos 12 meses. Los indicadores adelantados —o incluso los del momento— nunca han fallado tanto o han dado resultados tan poco consistentes entre sí.

Hay días que parece que la economía norteamericana está superdébil y hay días que parece que está superfuerte. Y recordemos nuestro “mantra”: actualmente, a peor (para la economía real), mejor para los mercados.

Motivo: han sido la inflación y la reacción de la Reserva Federal y el BCE (en forma de subida de tipos) lo que hizo caer a los mercados en 2022 y lo que ha generado la última corrección.

Por las mismas, en el momento en el que se confirme que la inflación sigue bajando, la Fed se tranquilizará y los mercados retomarán la tendencia alcista. Ya han empezado a dar señales de ello tras el discurso de Powell y las cifras de paro.

Curiosamente, en Europa los datos tienen más lógica y todos apuntan en la misma dirección, es decir, hacia la recesión, y por lo tanto, a una reducción clara de la inflación a medio plazo. Buena señal para los bonos y las acciones europeas, porque el BCE no solo va a detener definitivamente la subida de tipos, sino que probablemente tenga que bajarlos antes de lo que piensan, ellos y el mercado.

Llegados a este punto, hace tiempo que decidimos olvidarnos de muchos indicadores adelantados. Nos centramos en los que siguen funcionando (en el caso norteamericano) y en los datos reales más sólidos. Además, el PIB, el consumo, el empleo, la inflación general y la inflación subyacente son los datos en los que más se fija la Fed. Y en ese sentido las noticias no son malas para los mercados. A esto hay que añadir la subida indirecta de los tipos de interés que se ha producido como consecuencia de la subida de tipos en el mercado de bonos, especialmente los de medio y largo plazo.

En los últimos meses todos los créditos con una duración superior a los cinco años se han encarecido. Y no les quiero decir los créditos hipotecarios, que ya se han situado en el 8 % anual.

De hecho, según los analistas de DWS, la subida que se ha producido en el tipo de interés de los bonos de medio y largo plazo equivale a tres subidas de un cuarto de punto por parte de la Reserva Federal. No sabemos si será para tanto, pero no tenemos la menor duda de que afectan a la adquisición de bienes que se pagan a plazos, ya sea un automóvil, una lavadora, un ordenador o una casa.

Aparte de la inflación, lo que más mira la Reserva Federal es el nivel de empleo. Y en este caso, a más paro, más motivos para dejar de subir los tipos de interés definitivamente. El último dato que conocemos es muy “esperanzador”, precisamente porque ha sido bastante malo. Se esperaba un incremento menor de la demanda de seguro de desempleo (“initial jobless claims”, en color azul en el gráfico n.º 1).

Gráfico n.º 1: Nivel de paro y demandas iniciales de subsidio de desempleo en EE. UU.

Tipo de interés del bono americano con vencimiento a dos años. /

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Además, y como vemos en el gráfico n.º 1, también aumenta significativamente el número de personas que están recibiendo la prestación por desempleo desde hace tiempo (“continuing jobless claims”, en el gráfico n.º 1 en color naranja).

Así que podemos decir que la predicción de que la inflación continuaría bajando sigue funcionando. Y ya se empieza a notar en el tipo de interés de los bonos. Por ejemplo, el bono americano a dos años ha tocado techo (línea verde en el gráfico n.º 2) en cuanto a su tipo de interés —y fondo, por lo tanto, respecto al precio (1)—, tras haber roto la tendencia alcista que se había iniciado en el mes de mayo (línea roja).

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