EMPRESAS

Vitalia, el grupo aragonés que conquista el sector de los geriátricos

Los centros de la compañía aragonesa cuentan con un peculiar toque regional y tienen este mueble aragonés en todo el país

La rehabilitación funcional y neurológica, una "obsesión"

Una de las casas de Vitalia, las salas comunes en las que se agrupan una quincena de residentes para hacer vida social.

Una de las casas de Vitalia, las salas comunes en las que se agrupan una quincena de residentes para hacer vida social. / JAIME GALINDO

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La cadiera, el tradicional banco de madera pirenaico con reposabrazos y una mesilla desplegable, preside todas y cada una de las residencias de ancianos que Vitalia ha levantado por todo el país, que alcanzarán la centena dentro de tres años. Es el toque hogareño del grupo aragonés, que fundó un fuevano, Chema Coscullela, que no falta en ninguno de los centros del ahora lídel mercado español.

"Queríamos impulsar un modelo distinto: que nada huela a residencia, que la luz no sea de residencia... En fin, que nada parezca una residencia", resume Cosculluela en el zaguán del centro Vitalia Casablanca, que abrió sus puertas en diciembre de 2022 y cuenta ya con una ocupación del 90% de las 150 plazas que oferta.

El modelo Vitalia, «que emula el de Centroeuropa», contempla unas salas comunes de unas 15 personas que reúnen a grupos de iguales en compartimentoscon sillones y mesas y tienen siempre un acceso al exterior, lo que "facilita la integración de los ancianos en el barrio, que es otro de nuestro objetivos". En el caso de Aragón, emulan a las casas pirenaicas, esas que evoca La Ronda de Boltaña en sus canciones, letras que, por cierto, se pueden leer en las cristaleras de las residencias en Aragón junto a frases de Labordeta o Buñuel.

En esa búsqueda del sentimiento por lo propio, bien se sabe que el hogar entra por el estómago. "Una de las quejas recurrentes del sector es la comida que se les da a los ancianos. Nosotros tenemos un comité de cata formado por residentes y trabajadores que prueban a diario el menú del día", explica Coscuelluela, al tiempo que se mete en un pequeño comedor donde los familiares pueden probar la comida en fechas especiales, como los cumpleaños de los residentes.

Un comité de cata degusta la comida del centro cada día. /

JAIME GALINDO
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Sin embargo, es en la planta inferior donde mayor inversión se ha destinado por parte del grupo. Allí se ubica la Unidad de Terapias Intensivas (UTI), un espacio donde se trabaja en la rehabilitación de los internos y que suele contar con equipos de tres profesionales, con neuropsicólogos, fisioterapeutas y auxiliares. "El objetivo es que quien lo necesite venga a la residencia pero no con una única salida al cementerio", resume Gustavo García, que actúa como consejero independiente de la compañía. Esa inversión en "rehabilitación neurológica y funcional es una auténtica obsesión" de Cosculluela y la dirección, que sigue tomando las decisiones del día a día desde Zaragoza pese a que el 80% del accionariado pertenece al fondo británico CVC Capital Partners, que se encarga de los números.

Alrededor del 90% de los residentes de Vitalia realizan algún tipo de terapia, que puede variar entre la funcional y la neurológica. En el primer apartado entran las recuperaciones de rodilla, cadera y otras articulaciones, para lo que cuentan con una máquina robotizada que descarga del peso corporal al anciano para que pueda caminar según las directrices que introduce en la computadora el fisioterapeuta encargado de la recuperación. Además, ahora, tras una inversión de unos 500.000 euros en el conjunto de sus centros, Vitalia ha implementado un sistema de teleasistencia con el que una red de médicos centinela diagnostica desde la distancia y se desplaza a las residencias solo cuando es imprescindible.