Empresas familiares

Puig se abre a salir a Bolsa y se ve valorada en 10.000 millones

Marc Puig, presidente del grupo catalán de perfumería y cosméticos, asegura que "tener que rendir cuentas ante el mercado" puede beneficiar a las empresas familiares

Puig estudia su posible salida a bolsa el año que viene

Salida a bolsa de la empresa familiar

Marc Puig, presidente de la compañía de perfumería y cosméticos Puig.

Marc Puig, presidente de la compañía de perfumería y cosméticos Puig.

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EPE

La compañía catalana de perfumería, cosmética y moda Puig, que engloba a marcas como Paco Rabanne, Carolina Herrera o Nina Ricci, sondea al mercado en busca de una salida a Bolsa. Marc Puig, presidente y consejero delegado de la firma, ha confirmado al periódico británico Financial Times que una de las opciones, entre otras, que analiza la empresa para atraer nuevos inversores es una oferta pública de venta (OPV) valorada entre 8.000 y 10.000 millones de euros.

La salida a Bolsa de Puig, que se presenta como un grupo de "lujo asequible", sería la mayor del sector desde la firma italiana Ermenegildo Zegna en 2021 y seguiría los pasos de competidores de su sector como LVMH, Kering -Gucci e Yves Saint Laurent-, L'Oréal y Estée Lauder, cuyos fundadores han pasado a cotizar en el mercado con una gran aceptación de los inversores.

A pesar de una reducción del gasto en el sector del lujo, Puig, nieto del fundador de la compañía, consejero delegado desde 2004 y presidente desde 2007, señala que su negocio facturará más de 4.000 millones de euros en 2023, adelantándose a lo previsto en su plan estratégico, para alcanzar los 4.500 millones de euros en dos años.

Puig sostiene que un potencial debut en el mercado de valores traería "disciplina" y afirma que "tener que rendir cuentas ante el mercado" puede beneficiar a las empresas familiares. En la entrevista en el FT, el presidente de la firma de cosméticos sostiene que la clave está en que la familia fundadora mantenga el control accionarial como han hecho otras grandes compañías del sector.

Puig reconoce que en una empresa no cotizada pueden surgir dificultades, especialmente en la transición entre generaciones: "la búsqueda de liderazgo, una falta de comprensión, una pérdida de pasión". "Tener que rendir cuentas ante el mercado conlleva una disciplina y rigor que garantiza que esos problemas no surjan". "A veces las empresas familiares pueden perder su posición en el mercado. Pueden empezar a morir lentamente y nadie en la empresa se da cuenta", añade. "Si eres responsable [ante los inversores], esas cosas se pueden notar", argumenta.

La compañía de cosmética española ha comprado en los últimos 12 años hasta diez firmas de la competencia con el objetivo de ampliar su cartera de productos, para incluir desde sombras de ojos Charlotte Tilbury hasta tacones altos Jean Paul Gaultier. En este largo proceso de adquisiciones, Puig ha tenido que endeudarse para ello, aunque según su presidente esto no condiciona "la solidez del balance y no es una condición previa para llegar a acuerdos".

Puig cuenta con filiales como Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean Paul Gaultier, Dries Van Noten, Nina Ricci, Byredo, Penhaligon’s, L’Artisan Parfumeur, Kama Ayurveda, Loto del Sur, Charlotte Tilbury, Uriage y Apivita. Cuenta, además, con licencias para lanzar perfumes de firmas como Comme des Garçons Parfums, Christian Louboutin, Benetton, Antonio Banderas o Adolfo Dominguez, entre otros.

"Gestionamos el negocio con prudencia desde un punto de vista financiero, por lo que hoy hay menos flexibilidad que la que hubiéramos tenido hace uno o dos años. Pero todavía estamos analizando las cosas", valora. "En nuestro sector, cuando tienes marcas fuertes y saludables, como las nuestras, tienes un alto margen de ebitda, mucho efectivo y un gasto de capital relativamente pequeño".

El endeudamiento de Puig a cierre de 2022 supone 1,6 veces su ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) del ejercicio que alcanzó los 638 millones de euros. El grupo familiar, con sede en Barcelona, fue fundado en 1914 y ha crecido en el último siglo como fabricante de perfumes bajo licencia para otras marcas como Paco Rabanne y Carolina Herrera. Bajo el liderazgo de Marc Puig ha cambiado de rumbo, llevando a cabo adquisiciones para acumular una cartera de marcas propias que ahora representan más del 90% de todas las ventas y expandiéndose en mercados como la moda, el maquillaje y el cuidado de la piel.

No descarta el capital privado

Sobre la posible OPV, Puig destaca que la empresa está "aún en fase de reflexión" y que no se ha tomado ninguna decisión. "Una opción sería abrir el capital al capital privado, un accionista a mucho más largo plazo, o directamente al mercado". También es posible incluso mantener la estructura accionarial actual si no se dan las condiciones de mercado idóneas. La empresa implementará cualquier cambio "en los próximos años", pero sin prisa.

Respecto a si este proceso está relacionado con algún plan que conlleve su dimisión, Puig asegura que no. "Todavía me considero bastante joven", defiende.

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A principios de octubre, la cotizada francesa LVMH, valorada en más de 330.000 millones de euros, señaló el fin del auge del lujo pospandemia cuando reportó una desaceleración del crecimiento de las ventas. Sin embargo, desde el grupo catalán arguye que ellos se encuadran más "en el 'lujo asequible' que en el lujo porque el segmento de belleza tiene un precio unitario mucho más bajo. Tradicionalmente, hemos sido un poco más inmunes a estas desaceleraciones".

"El mayor desafío que tenemos es cómo seguir atrayendo, reteniendo y motivando el talento y [manteniendo] la creatividad y la imaginación en nuestro negocio cuando competimos con grandes empresas, todas ellas número uno, mientras que en nuestro caso la gente apenas sabe pronunciar el nombre", sentencia.