SENTENCIA

Merluzas de la cárcel: así era la trama que devoró Hiperxel

De utilizar a un presidiario a ampliar capital con maquinaria, la Fiscalía acusa a Novas y Villamizar de crear un grupo de empresas con operaciones ficticias para obtener dinero de la banca

Una tienda de Hiperxel en Vigo.

Una tienda de Hiperxel en Vigo. / MARTA G. BREA

4
Se lee en minutos

Solange Soares, Jean Maignent, Tania Roca y Jonathan Miranda no son actores conocidos en la industria española de compraventa de pescado. Tampoco se les conocen participaciones en actividades logísticas, contactos con proveedores extranjeros o acuerdos con mayoristas y supermercados. Pero Solange, Jean, Tania y Jonathan fueron propietarios, en algún momento entre los años 2016 y 2018, de una empresa que fue capaz de facturar 22 millones de euros.

Solo que ellos no lo sabían.

La sociedad era Pescados Antorres y era utilizada, como consta en una querella formulada por la Fiscalía y avanzada en exclusiva por FARO DE VIGO, medio del grupo Prensa Ibérica, como parte de una trama para obtener financiación bancaria y sostener un elevadísimo nivel de vida. No el de Solange, de nacionalidad portuguesa y sin bienes en España; tampoco por Jean, un belga de más de 70 años cuyo último domicilio conocido es una prisión de Salamanca; y tanto Tania como Jonathan no han tenido jamás relación con la venta de pescado, y ambos son personas con muy bajos recursos.

Los únicos beneficiarios del entramado eran presuntamente dos jóvenes, Eusebio Novas Hay y Juan José Villamizar Velásquez, que terminarían por extender los tentáculos de esta red a Hiperxel. La cadena de congelados entró en insolvencia solo seis meses después de su llegada al accionariado; ambos, como también anticipó este periódico, retiraron el equivalente a 8.500 euros diarios en efectivo de las cajas registradoras.

De acuerdo al relato de la querella, firmada por el fiscal Jesús Calles, Novas y Villamizar quisieron crear un grupo empresarial, tan ficticio como pomposo, para dar buena imagen ante proveedores y bancos y conseguir tanto préstamos como envíos de mercancía. El mecanismo era el siguiente: utilizarían varias empresas, sin aparente vinculación entre sí, para firmar operaciones de compraventa de materia prima. Así que crearon Grupo Vinova, que solo era un caparazón pero que, en apariencia, era una “multinacional con más de 15 años de experiencia comercial con un ambicioso proyecto de expansión”.

Vinova firmaba múltiples operaciones con esas empresas, que en realidad estaban dirigidas por ellos mismos, y simulaba una intensa y exitosa actividad en el negocio de las merluzas, los pulpos o las gambas congeladas. En total, además de la Pescados Antorres del veterano recluso belga, echaron mano de otras cuatro mercantiles: Pescados Costa Mogor, Congelados Cíes, Vaporgusto y Ditsch España. Todas son querelladas también, así como sus administradores, por tres delitos contra la Hacienda Pública.

"Aparencia de solvencia"

Veamos la primera: Costa Mogor. La sociedad se creó bajo la denominación de Forestal Mogor para la “venta de madera y derivados”. A partir de 2015 reconduce su actividad “y comienza –apunta el escrito de Fiscalía– a tener una aparente relación comercial con las demás sociedades de la trama, siempre bajo la dirección de hecho de los querellados Juan Villamizar y Eusebio Novas”.

Por entonces, el segundo contaba con solo treinta años pero ya había sido condenado por apoderarse de 118.000 euros del Círculo Cultural Deportivo de Sanxenxo y declarado en rebeldía procesal por la emisión de pagarés sin fondos. Para que Costa Mogor tuviese una “apariencia de solvencia”, procedió a un aumento de capital “a todas luces ficticio” con “aportación de elementos de patrimonio a los que se otorga ese valor (275.167 euros) sin tasación alguna”.

Les salió bien: entre avales, pólizas de crédito, préstamos u operaciones de leasing, Pescados Costa Mogor sumó una deuda de más de ocho millones de euros. A costa de la banca, Novas y Villamizar disfrutaron de tres vehículos Porsche y un Audi, así como viajes a París, Estambul, Panamá, Dubai y Caracas. Esta sociedad fue declarada culpable de apropiarse de mercancía de Norway Royal Salmon por 950.000 euros.

También en Ditsch España se llevó a cabo una ampliación de capital de película. En este caso rondó los 550.000 euros, efectuada en el año 2018. Se realizó “mediante la aportación de maquinaria de la que no consta valoración alguna ni tampoco información acerca de su adquisición por el aportante”, relata el fiscal. También le dio resultado: le permitió acceder a 950.000 euros de entidades financieras.

El Real Madrid CF

Con Congelados Cíes la creatividad, a tenor del texto de la querella, fue a más. Aquí sí que llegó a figurar Eusebio Novas como administrador, pero luego la titularidad pasó aparentemente a otras mercantiles. “Para generar mayor confusión”, en las cuentas bancarias de Cíes fueron registrados, presumiblemente sin autorización, dos personas residentes en Barcelona y Madrid. El primero (Eduardo), empleado de una empresa de tecnología; el segundo (Adrián), de Correos.

Noticias relacionadas

El vínculo de Eusebio Novas con el Real Madrid de fútbol va mucho más allá de ser el inquilino de un exjugador del primer equipo –paga un alquiler de 7.000 euros por un chalet en La Finca–, porque es también un ferviente aficionado. Él y su socio, de nacionalidad venezolana, utilizaron 93.200 euros de Congelados Cíes –sus tiendas se integrarían en Hiperxel– por dos butacas VIP y un palco.

El yate que utiliza Novas, Mansoor, está a nombre de una sociedad a nombre de su pareja; tiene 23 metros de eslora y perteneció al fallecido Jorge Dorribo Gude, principal encausado de la Operación Campeón, fundador de Laboratorios Nupel y epicentro de una trama de fraude de subvenciones y tráfico de influencias.