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"¿Gobierno? ¿Pero para qué?"

Nada mejor que el BOE siga de vacaciones unos cuantos meses más para no tener que asistir a la endémica promulgación legislativa del Gobierno

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Boletín Oficial del Estado

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Si el debate en la madrileña política española es sobre las lenguas que se pueden hablar en el Congreso, sus pinganillos y la tragedia apocalíptica para sectores irredentos del PP, de que su portavoz, tan vasco como español, Borja Sémper, haya dicho cuatro palabras en euskera ante sus señorías, pues quizás no vamos tan mal. Perder el tiempo en futilidades puede venir incluso bien en medio del atribulado escenario.

"Mejor un Gobierno en funciones durante unos cuantos meses más que un mal Gobierno", he escuchado en más de una ocasión en paseos de las castellanas y restaurantes aledaños. Nada mejor que el Boletín Oficial del Estado (BOE) siga de vacaciones para no tener que asistir, semana sí, semana también, a la endémica promulgación legislativa que apasiona a nuestros gobernantes, del color que sean. Aburridos deben estar los altos cuerpos del funcionariado estatal en sus salones ministeriales, a la espera de poder volver a dar lustre y esplendor lingüístico a la nueva legislación.

A un empresario –desde el pequeño que abre la persiana de su establecimiento por la mañana al propietario de una gran empresa empeñado en crecer y crear empleo– solo de pensar que un nuevo Gobierno entre el Partido Sanchista Oscilatorio Eventual y los Sumandos de Yolanda Díaz puedan subir el salario mínimo a 1.500 euros al mes, las cotizaciones sociales, los impuestos de todo tipo y otras presiones monetarias, ya le produce todo tipo de sudoración y urticaria. Mejor no pensar aún en cómo un potencial nuevo Gobierno Sánchez-Díaz bis puede afrontar los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE) bajo la guadaña de Bruselas –pide reducir déficit y deuda pública– y con el ímpetu imparable para seguir aumentando gastos y subsidios.

Desde el PNV y Bildu hasta Junts y ERC –y no solo amnistía mediante–las demandas económicas de todas las formaciones políticas que podrían apoyar los próximos PGE será tan larga que Pedro Sánchez y el/la ministro/a que sustituya a Nadia Calviño tendrá que hacer juegos malabares.

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La primera y más decisiva demanda de dineros será la reforma radical del sistema de financiación autonómica, que incluiría otorgar más privilegios al cupo vasco y la búsqueda de un nuevo sistema –llámele encaje, si usted quiere– fiscal para Catalunya. Teniendo en cuenta que en España hay 10 comunidades gobernadas por el PP, solo o coaligados con Vox, el festival que se avecina ante el debate financiero será, como dicen en Madrid, "fenomenal". Como para ponerse a pensar en más reformas del sistema de pensiones o debatir sobre infraestructuras o una estrategia sobre negocios e inteligencia artificial.

El descanso del BOE puede terminar el día en que el presidente en funciones sea votado en la próxima investidura, tras el anunciado fracaso de Alberto Núñez Feijóo. O puede ocurrir que, al final, Sánchez diga basta a la subasta en la que ha entrado el PSOE con sus previsibles aliados. Si esto ocurriera, al BOE le esperan más vacaciones hasta primavera. ¿Y la España real? Seguirá trabajando y viviendo.