EMPRESAS

Un nuevo lenguaje en joyas que cautiva a la hija de Ewan McGregor

La empresa gallega Suagongo combina la artesanía con la impresión 3D para contar historias con piezas únicas de materiales orgánicos que plantan cara al ‘fast fashion’  

Raquel Suárez, a la izquierda, y Alba González, con Xabi Teixeira en la pantalla del móvil, con su colección.

Raquel Suárez, a la izquierda, y Alba González, con Xabi Teixeira en la pantalla del móvil, con su colección. / T.C.

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A Raquel Suárez y Alba González les costó creer que el mail de Clara McGregor era real. La hija mayor del famosísimo actor británico Ewan McGregor, intérprete también y celebridad habitual en los front rows de firmas de lujo, se interesaba por sus singulares joyas. Puro spam, pensaron ellas, hasta que descubrieron que la agencia de representación remitente coincidía con la de la artista y ataron el resto de cabos sueltos. Entonces surgió el otro el problema. "¿Qué le decimos? ¿En qué plan? Que no piense que somos dos novatas, claro", recuerdan, sin poder aguantar la risa. 

Tardaron en contestar. "Incluso, nos planteamos no hacerlo", admite Suárez, directora creativa de Suagongo. La joven empresa, fundada en la ciudad de Ourense en pleno azote de la pandemia del covid-19, apenas había prestado atención al mercado internacional -"lanzamos alguna campaña por probar, desde la ignorancia más absoluta", cuenta González, responsable de marketing- y fue una auténtica sorpresa encontrar una clienta de semejante proyección. 

Los pendientes elegidos por Clara McGregor para presentar junto a su padre la película You sing loud, I sing louder, coprotagonizada por ambos, en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vari de Praga el pasado julio se llaman Llorona. Inspirados en la cultura mexicana, recrean las lágrimas y el alma en pena de una mujer arrepentida tras ahogar a sus hijos, a los que busca sin cesar. Todas las piezas made in Suagongo tienen nombre, forma irregular, una historia e ingredientes sostenibles modelados con una impresora 3D. El elemento básico son filamentos o resinas de PLA a partir de fécula de maíz y trigo. En la colección Ritual incorporaron residuos de café para vestir el escaparate de sus lugares sagrados, desde el Urriellu en los Picos de Europa hasta la Pedra de Abalar de Muxía. Salitre rezuma verano cantábrico: emplearon cáscaras de vieira y mejillón, además de madera de sauce. Hometown, en la que se añadieron compuestos de terracota, cerámica y cedro, es una oda a su familia, sobre todo a las mujeres que las ayudaron a crecer, y al mundo rural. 

"Desde las primeras ideas, hicimos mucho hincapié en nuestros orígenes, aunque sean colecciones muy distintas, creando ese nuevo lenguaje en la joyería, no solo a nivel producción, sino también con un valor tan íntimo y tan propio que ya te apetezca lucirla por lo que significa", relata González. 

Las dos son asturianas de nacimiento y gallegas de adopción. En las joyas están sus viajes vitales, el paisaje de ambos territorios, sus recuerdos… y toda una declaración de intenciones contra el contagio del fash fashion del textil al mundo de los complementos y las etiquetas convencionales. "Se suele asimilar a bisutería todo lo que no es plata u oro. Pero es que tampoco todas las piezas con esos materiales son joyería. Hoy en día en cualquier chiringuito de feria puedes encontrar anillos de plata y eso, creo, no es joyería", defiende Suárez.

"Cada uno debe dar a las piezas el valor que considere -añade-. Los clientes de Suagongo compran porque les encanta la historia que hay detrás de las piezas, por el significado, porque estuvieron en ese lugar, por añoranza y, evidentemente, porque les parecen bonitas". 

La nostalgia también tiene mucho que ver en la creación de la marca. Les invadió en aquellos días oscuros de calles vacías y negocios cerrados por el coronavirus. A Suárez, que trabajaba en un grupo de moda, le cayó encima un erte. En lugar de ponerse a hacer pan como medio país, prefirió trastear con una impresora 3D con los trucos que un compañero le iba dando. González llevaba la contabilidad y los eventos de una empresa de hostelería. No tardó en sumarse al proyecto cuando, en las videollamadas casi diarias que se hacían, su amiga elucubró sobre la posibilidad de emprender un negocio, "haciendo todo en Galicia, de principio a fin, aprovechando lo que se hablaba durante el parón, lo de volver a los inicios, a la proximidad". "Para mí, que venía de la parte del negocio con China, era un contraste brutal", confiesa Suárez. Ninguna tuvo jamás en mente montar algo por su cuenta, pero se enamoraron de la idea. "Jugamos a ser empresarias".

Paso por Víatextil

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Arrancaron con sus ahorros y una subvención de 27.000 euros de la Xunta de Galicia para empresas de base tecnológica dirigidas por mujeres. Ahora están con el plan de negocio tras su paso por Víatextil, la aceleradora de empresas de la Zona Franca de Vigo y Roberto Verino para catapultar a los nuevos talentos de la moda gallega, y hacen las maletas para exhibir sus piezas en el Momad, el gran salón internacional de moda, calzado y accesorios de España organizado por Ifema Madrid, y en la muestra internacional de accesorios Premiere Classe de París. Junto a su canal on line, también venden en los marketplace Wow Concept y Vasquiat. Ambas continúan soñando como en pandemia. Confían en que llegue algún inversor que apoye la expansión.

"Seguimos trabajando para ganar músculo de marca y las ferias multimarca son una buena vía para captar tiendas porque ese es el objetivo que nos gustaría llevar a cabo", dice Suárez. "Con cada campaña queremos dar pequeños saltos y a corto plazo -avanza González- nos gustaría empezar a hacer eventos en Madrid y Barcelona".