Condiciones laborales

Una empresa de reparto da a los trabajadores un mapa con fuentes públicas en vez de agua

Los trabajadores del sector del reparto de paquetería y comida a domicilio son de los más expuestos a las olas de calor

Repartidores de distintas apps de comida a domicilio esperando a la puerta de un restaurante.

Repartidores de distintas apps de comida a domicilio esperando a la puerta de un restaurante.

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"Es hora de mojarse". Con esta frase la empresa de mensajería Stuart remitía un correo electrónico a sus repartidores en el que les informaba de las medidas de prevención de riesgos laborales que pretendía adoptar este verano ante las olas de calor La principal es una aplicación móvil en la que habilita un mapa de las fuentes públicas de agua para que sean los repartidores quienes vayan haciendo paradas en el camino para llenarse la cantimplora e hidratarse. En el mismo mensaje la compañía prometía botellas de agua, si bien fuentes sindicales consultadas explican que, de momento y en pleno episodio de temperaturas extremas, no les ha facilitado nada más que esa aplicación. 

Los trabajadores del sector del reparto de paquetería y comida a domicilio son de los más expuestos a las olas de calor. Muchas horas trabajando a la intemperie, picos de trabajo en horas de elevadas temperaturas –el mediodía, hora de entregar comidas- y ejercicio físico para desplazarse –una parte importante del sector opera en bicicleta-. La continua exposición al sol provoca, a menudo, quemaduras e insolaciones. Fuentes consultadas de CGT en el comité de empresa de Stuart en Barcelona explican que la compañía no les ha facilitado crema protectora ni ropa especialmente habilitada para cubrir a la vez que traspirar. El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, ha intentado contactar con la compañía para recabar su versión de los hechos, sin obtener respuesta.

Si bien todas las empresas tienen la obligación de adoptar medidas preventivas para minimizar los efectos del calor sobre sus trabajadores, algunas son más ambiciosas que otras. Las flotas de asalariados de Glovo que cubren el servicio de la división de supermercados reciben agua, ropa adecuada al calor y tienen descansos estipulados entre pedido y pedido. 

Según explican tanto fuentes de Glovo consultadas como de CCOO, con presencia en el comité de empresa, los encargados han recibido formación específica y tienen un protocolo cuando la Aemet activa sus alertas, por el que redoblan la vigilancia por si se producen mareos o algún síntoma de insolación. También aumentan las dosis de pastillas isotónicas que entregan a los repartidores. Estas, mezcladas con agua, son una bebida altamente hidratante para compensar el esfuerzo físico de repartir en bicicleta.

Just Eat, por su parte, afirma tener un protocolo con "las medidas necesarias para cuidar de los repartidores ante las altas temperaturas". No obstante, a preguntas de El Periódico de Catalunya, declinan concretar si eso se traduce en pausas, hidratación a cargo de la empresa o descansos cada cierto tiempo. 

Los autónomos, ángulo muerto en la prevención

Miles de mensajeros circulan por las principales ciudades de España a todas horas transportando todo tipo de paquetes. No obstante, dentro de esa amalgama de mochilas variopintas hay 'clases' y 'clases' en cuanto a derechos laborales. El grueso del sector, acentuado tras la retirada de empresas como Gorilas y Getir –esta en proceso de salir de España- y la involución de Uber Eats, son trabajadores autónomos, pese a la 'ley Rider', que lleva casi dos años en vigor y no ha logrado laboralizar el sector.

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"Para ellos es el salvaje oeste", define una fuente sindical consultada. Mientras toda compañía tiene la obligación de contar con un plan de prevención de riesgos laborales que evalúe las particularidades concretas de la actividad y minimice riesgos para sus empleados, los trabajadores por cuenta propia carecen de toda esa cobertura. Miles de ‘riders’ de Glovo o Uber Eats, por ejemplo, reparten para dichas plataformas pero formalmente no les vincula ningún lazo laboral con las 'apps'. Este hecho deja en manos de los propios repartidores procurarse las medidas de prevención. Es decir, si un ‘rider’ autónomo sufre una insolación durante una entrega, las plataformas digitales no tienen responsabilidad alguna.

 "Glovo con los asalariados se porta bien, tienen buenas condiciones", reconoce un 'rider' de una empresa de la competencia. No así con los autónomos, a los que, como Uber, asigna pedidos pero se desresponsabiliza del resto. Desde Glovo puntualizan que los repartidores disponen de "una póliza de seguro totalmente gratuita que les cubre en caso de cualquier incidencia o accidente". La falta de prevención de riesgos laborales es como las vacaciones pagadas, la cobertura de bajas médicas ante accidentes de trabajo o costear el teléfono móvil o el vehículo: corre a cargo del autónomo. A los autónomos, literalmente, ni agua.