CAMBIO CLIMÁTICO

La doble floración por el calor hunde la cosecha de cítricos

Las altas temperaturas y la sequía de marzo junto a las abundantes lluvias de mayo impidieron que la floración se desarrollase con normalidad condicionando la calidad y cantidad de naranjas y mandarinas

Un huerto de mandarinas de la Vega Baja brotando en pleno verano por efecto del cambio climático. TONY SEVILLA

Un huerto de mandarinas de la Vega Baja brotando en pleno verano por efecto del cambio climático. TONY SEVILLA / TONY SEVILLA

7
Se lee en minutos

Los cítricos de la provincia de Alicante están floreciendo por segunda vez en la misma campaña. Un fenómeno completamente inusual. En marzo se produjo la primera. Pero fue débil y dio lugar a poca flor y de poca calidad. Y ahora, en pleno verano, las naranjas y mandarinas de la Vega Baja están volviendo a brotar cuando lo normal es que estuvieran engordando la fruta para el próximo año, concentrado su energía en un proceso natural que, sin embargo, se ha visto alterado por un cambio extremo del tiempo.

"Las plantas se están volviendo locas. Por las variaciones climáticas tienen un trastorno hormonal, piensan que se encuentran en primavera y están floreciendo. Verdaderamente el cambio climático lo está condicionando todo", adiverte el presidente de Asaja-Alicante, José Vicente Andreu, que también es productor de cítricos por lo que es un gran conocedor del sector.

El problema se dará cuando lleguen dos días seguidos de 40 grados centígrados de temperatura, como suele ocurrir en la provincia de Alicante durante los meses de julio y agosto. Las actuales flores se caerán al suelo y producirán frutas de muy baja calidad, no aptas para el consumo en fresco. Solo valdrán para la industria, sin valor económico para el agricultor, lo que supone ahondar todavía más la crisis del sector primario en Alicante.

Todos los cítricos florecen en marzo en condiciones normales. Al inicio de la primavera. En esa época del año hay más humedad, mejor temperatura y menos plagas. En verano es todo lo contrario. Hay más plagas, mucho calor y estrés hídrico

La naturaleza es sabia y las plantas florecen cuando las condiciones son las mejores para su ciclo biológico. Pero ahora con el cambio climático están trastornados y desorientados. La naturaleza comienza a perder sabiduría por los cambiantes factores externos a los que se está enfrentando a gran velocidad durante los últimos años.

Dos floraciones en la misma campaña y ninguna es buena. Así que para el año que viene se esperan pocas naranjas y mandarinas. Al menos en el limón el panorama no es tan pesimista por tratarse de un cultivo más tropical y resistente al calor. Por lo tanto, la previsión es de una buena cosecha si no media ninguna adversidad.

Calor extremo y lluvias persistentes

Para entender la actual situación hay que remontarse al pasado mes de marzo. Los técnicos de Asaja-Alicante ya indicaron entonces que el extremo calor registrado en la provincia, con picos de temperaturas que superaron los 30 grados, unido a la falta de lluvias durante el mismo periodo, traería consecuencias cuantitativas y cualitativas en la próxima campaña de cítricos.

El clima húmedo y fresco del inicio de la primavera es lo que propicia la correcta floración de los árboles de naranjas, mandarinas y limones, hecho que favorece el desarrollo de una buena campaña de cítricos a partir de septiembre. Sin embargo, este año está siendo muy atípico en cuanto a la climatología, cobrando sentido el antiguo refrán “cuando marzo mayea, mayo marcea”.

El tórrido marzo hizo que la floración de los naranjos no progresara como debía hacerlo, presagio de una cosecha pobre de naranjas y de cítricos en general. Las plantaciones estaban muy estresadas y por más riegos que les procuraban los agricultores no terminaban de recuperarse.

En cambio el pasado mes de mayo ha sorprendido con un descenso térmico y abundantes y persistentes precipitaciones, lo que ha llevado a los árboles a comportarse como si estuvieran en plena primavera, de tal modo que han vuelto a brotar y florecer. Además en esta ocasión con fuerza.

Como consecuencia de esta alteración en la floración de los árboles José Vicente Andreu insiste en que el resultado será una reducción de la producción y una peor calidad de los cítricos, sobre todo de las naranjas, "que como mucho serán aptas únicamente para elaborar zumo".

El cambio climático, un fenómeno que Asaja-Alicante reconoce aunque no está de acuerdo en que se utilice como justificación de decisiones políticas que carecen de rigurosidad, está condicionando al sector agrícola, a "una actividad sin techo ni paredes expuesta a todo tipo de inclemencias". Y en este caso con la agravante de que cada vez se producen fenómenos meteorológicos más atípicos en las diferentes estaciones del año, afectando directamente al desarrollo normal de los cultivos.

Seguros caros y limitados

La organización agraria manifiesta que las lluvias torrenciales, olas de calor, plagas derivadas de las nuevas condiciones climáticas, heladas primaverales y sequías prolongadas están repercutiendo seriamente en las explotaciones agrícolas. "Sobre todo porque no tenemos herramientas para poder defendernos. El agroseguro cada día es más caro y tiene menos cobertura, y lo que debería ser un paracaídas de socorro no termina de ser una garantía de certidumbre", señala el responsable provincial de Asaja al tiempo que reclama a las Administraciones Públicas una mayor implicación en la planificación de estos fenómenos, así como la concesión de ayudas directas que les permitan a los agricultores continuar cultivando sus fincas a pesar de la adversidad.

Además, según puntualiza José Vicente Andreu, las condiciones climáticas cambiantes y adversas hacen que “los cítricos alicantinos, y los de toda la Comunidad Valenciana, ya no sean tan perfectos como antes”. Aparecen marcas en la piel de la fruta a consecuencia del viento o de alguna plaga, y a pesar de ser aptos para el consumo, las exigencias estéticas que impone el comercio los cataloga cada vez más como destrío, un hecho que afecta gravemente a la ya de por sí baja rentabilidad del agricultor.

Como ya publicó LEVANTE-EMV, medio del grupo Prensa Ibérica, la campaña actual de naranjas ha estado muy limitada en cantidad. Pero la próxima todavía lo estará más por una doble floración "anti natura".

Recorte del trasvase Tajo-Segura

Un problema al que se añade la incertidumbre de la falta de agua, el factor que más va a condicionar al cultivo del limón. “Si se nos complica el aporte hídrico del trasvase Tajo-Segura en julio o agosto sería una catástrofe, porque es cuando engorda el cítrico. En caso de que no tenga el suficiente riego, el limón será de poca calidad, con un menor calibre y menos zumo”, concluye Andreu. 

A la vista de la última reducción mensual de carácter arbitrario que ha anunciado el Ministerio para la Transición Ecológica, cinco hectómetros cúbicos menos de lo que autoriza la normativa y de lo aprobado por los técnicos, la organización agraria recuerda que la provincia de Alicante está siendo la más castigada por los recortes en los envíos de agua de la Meseta al Levante. "Conviene tener muy presente que las últimas decisiones del Gobierno condenan a más de 30.000 hectáreas y 25.000 agricultores alicantinos sin agua del trasvase ni de la desaladora”, indica José Vicente Andreu concluyendo que "Aquí tenemos un claro ejemplo de los efectos del cambio climático y de cómo nos afecta a todos. A los agricultores nos arruina. Tenemos que regar más cuando no teníamos que regar en condiciones normales, obtenemos menos y peores cosechas y encima a mayor coste de producción. Pero también los consumidores sufren sus consecuencias ya que el año que viene tendrán menos oferta de naranjas. Y probablemente serán más caras".

El cambio climático ya está aquí"

Para el sajeño Fernando Tomás Maestre Gil las alteraciones en los ciclos fenológicos de muchas especies vegetales y animales que se están produciendo responden efectivamente al cambio climático. Un fenómeno que no solo altera las temperaturas sino también el régimen de lluvias.

El biólogo y ecólogo de la Universidad de Alicante, catedrático universitario y autoridad internacional en la investigación de los efectos del calentamiento global sobre las zonas áridas y semiáridas del planeta ha sido muy concluyente al señalar que «son pequeñas evidencias que demuestran que el cambio climático no es cosa del futuro sino del presente. Lo tenemos ya aquí, en nuestra puerta, y se está acelerando por la actividad humana a través de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero». Para Maestre Gil la falta de lluvias en marzo y abril en la provincia no es tan inusual. "Pero que esa carencia hídrica se combine con temperaturas extremadamente cálidas resulta significativo y revelador", subraya.

Noticias relacionadas

En otras zonas productoras de cítricos como València, Murcia y Andalucía ha ocurrido lo mismo que en la provincia de Alicante. Los árboles también se han «trastornado» por la variación climática. Los agricultores valencianos, murcianos y andaluces también esperan menos cosecha de naranjas y mandarinas que el año pasado, que ya fue una temporada corta de producción con un merma del 30% respecto a las últimas temporadas.

En España en una campaña normal se recogen 3 millones de toneladas de naranjas, otros 3 millones de toneladas de mandarinas y 1 millón de toneladas de limón. En la campaña pasada, la que se acaba de cerrar, no se ha llegado al millón de toneladas de limón -han sido finalmente unas 800.000 toneladas- y en naranjas y mandarinas la cantidad se ha recortado a 2,5 millones de toneladas. Para la actual campaña es un poco pronto para hacer previsiones pero todo apunta a que difícilmente se van a superar los 2 millones de toneladas en naranjas. En mandarinas se alcanzarán, como mucho, los 2,5 millones de toneladas. Sin embargo para el limón las previsiones son optimistas y se espera superar 1,1 millones de toneladas. Lo que supone una cosecha normal aunque con el cambio climático las cosechas serán cada vez menos normales.