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La felicidad en las empresas

  • Disponer de trabajadores con un bienestar emocional óptimo crea un buen clima laboral aumenta la productividad de la plantilla y da beneficios

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Una oficina.

Una oficina.

Logan Roy se burlaría de este artículo, a pesar de que esté escrito por una de las personas que se han rendido a la serie Succession y al imperio del mal. El déspota y malhablado patriarca de la serie de HBO, propietario del grupo mediático Waystar Royco, me diría su célebre fuck off (vete a la mierda), a mí y a cualquiera que le hablara de las empresas con jefes de felicidad.  Isabel Gimeno Hernández, directiva de Ufounders, una plataforma tecnológica española dedicada a intermediar rondas de financiación para emprendedores, sabe de lo que hablo. Como Chief Happiness Officer de la compañía, es la responsable de velar por el bienestar emocional de los empleados como vía para elevar su rendimiento.  

Detalle del póster promocional de la temporada final de ’Succession’.

/ HBO MAX

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Su cargo, importado de países anglosajones y de compañías como Google, Coca-Cola, EY, Deloitte, SAP y Airbnb, va mucho más allá de impulsar la parte lúdica de las relaciones laborales en la oficina, como días de la fruta, desayunos de equipo todos los viernes o comidas por parejas para conocerse mejor. Ella hace puede hacer todo esto pero también es la responsable de supervisar las estrategias de conciliación, la elección de las formaciones que se imparten a la plantilla y la mediación entre trabajadores cuando en el día a día surgen discrepancias.

Herramienta clave en la gestión del personal

Gimeno no es la única jefa de felicidad que se ha colado en el organigrama de una parte del mundo corporativo español en los últimos años. No como un cargo naíf abonado al buenismo y defensor de la concepción corporativa de la felicidad, sino como una herramienta clave en la gestión del personal y la retención del talento del siglo XXI que puede y debe evaluarse y medirse, como mínimo, de forma anual. Está más que comprobado que tener empleados con un bienestar emocional óptimo crea un buen clima laboral -algo por lo que deben velar tanto la empresa como los trabajadores-, eleva la productividad de la plantilla y da beneficios. Por mucho que el magnate Logan Roy no esté de acuerdo.