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El ministro que no quiere competencia para Renfe

Puente sostiene que ponen en riesgo la sostenibilidad del sector al vender billetes por debajo de costes

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Tren de la marca de bajo coste de Renfe, AVLO.

Tren de la marca de bajo coste de Renfe, AVLO.

Estas líneas están escritas desde el tren que me lleva de Barcelona a Madrid en esta semana Santa que para mí empieza hoy lunes. El vagón número 8, donde habita el silencio, es el pasaje que me lleva a la vida sin notificaciones, a la familia y a los amigos que son paz y verdad. Lo conduce uno de los dos rivales de Renfe, Iryo, que he elegido después de comparar frecuencias, horarios y precios entre las tres empresas que operan la alta velocidad. Benditos 81 euros por un viaje de 2h y 45 minutos. 

Los viajeros de tren entre Barcelona y Madrid son afortunados, por mucho que el ministro de Transporte y Movilidad, Óscar Puente, no esté de acuerdo. Cuesta entender el ataque que en las últimas semanas ha lanzado contra los dos rivales de Renfe por lo que él llama guerra de precios. Puente sostiene que ponen en riesgo la sostenibilidad del sector al vender billetes por debajo de costes. Ver para creer. 

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Conviene recordar que la liberalización de los corredores ferroviarios ha actuado como palanca para impulsar el negocio, tanto por la parte de la oferta (más trenes) como de la demanda (más viajeros en rutas que antes dominaba el avión). También ha rebajado unos precios que antaño, en tiempos de monopolio de Renfe, eran abusivos. Lo reconoce la propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en su último informe. La alta velocidad en España ha registrado un nuevo récord de viajeros en el último trimestre de 2023, con casi 8,5 millones, un 29% más que en el mismo trimestre de 2022. De media los precios de los billetes se abarataron más de un 20%. En los trayectos donde hay competencia desde hace más de un año (el Madrid-Barcelona y el Madrid-Valencia), la rebaja acumulada fue del 40%. 

Las cifras son abrumadoras. La competencia es buena, pese a quien pese, y debe llegar pronto a otros corredores, como el Barcelona-Valencia, por el que también transito a menudo, a pesar de las frecuencias mínimas y los precios desorbitados