FC BARCELONA

Deudas millonarias y reestructuración salarial: el laberinto económico del Barça de Laporta

  • El club azulgrana es el que más dinero perdió en pandemia

  • La junta apuesta por una especie de keynesianismo futbolístico para salir del agujero

Joan Laporta.

Joan Laporta.

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Marc Menchén

El FC Barcelona es el club de Europa que más dinero ha perdido durante la pandemia, y el que más activos ha vendido al margen de futbolistas para enderezar su situación. Entre pandemia y reestructuración, el agujero contable del ciclo 2019-2022 alcanza los 485 millones de euros, y podría haber sido superior de no ser porque la entrada de inversores en el negocio audiovisual y digital ha supuesto la inyección de 719 millones de euros. Una operación que devolverá al club al patrimonio neto positivo y, de paso, cubrirá un déficit operativo de casi 200 millones de euros. La junta de Joan Laporta ha apostado por una especie de keynesianismo futbolístico, o lo que el presidente denomina círculo virtuoso, con el que aspira a salir del laberinto económico en el que se encuentra la institución desde hace cuatro años.

Esa lógica que domina las operaciones desde enero de 2021 se basa en que los éxitos deportivos presentes provocarán un fuerte incremento de ingresos a medio plazo. Hay muchas dudas sobre la solidez de esa idea que sí funcionó entre 2003 y 2010, cuando el negocio del fútbol y la marca Barça no estaban en los niveles de madurez actuales, ni la situación económica era tan compleja como la que plantean los siguientes retos. En el horizonte, la ambición de que el renovado Spotify Camp Nou, cuyas obras se han adjudicado esta semana a la constructora turca Limak, supongan ese nuevo salto en términos de negocio que tanto urge.

Reconducir el presupuesto 

Los desafíos que enfrenta el Barça son tanto a corto, como a largo plazo. Y el más urgente es el de cuadrar las cuentas de esta temporada. El beneficio neto está blindado, pues el presupuesto establecía unas ganancias de 273,5 millones de euros gracias a las plusvalías por la venta del 25% de los derechos audiovisuales de LaLiga a Sixth Street y un 49% de los nuevos negocios digitales a Socios.com y Jaume Roures. El problema es si se quiere fichar en invierno.

La proyección inicial planteaba unos ingresos recurrentes -sin venta de jugadores y otras ventas extraordinarias- de 772,1 millones de euros. Sin embargo, la eliminación de Champions League ha dejado un vacío de al menos 26 millones de euros en ese objetivo, que solo podrá mitigarse llegando lejos en Europa League y una mejor evolución del área comercial, algo en lo que confía Laporta, pues ha elevado un 12% el presupuesto en patrocinio respecto a lo esperado meses atrás.

Un pozo de 200 millones

El verdadero problema del club. La venta de ingresos futuros por televisión y la entrada de socios en negocios estratégicos ha tapado durante dos años unas pérdidas operativas que no se habrán solventado hasta la temporada 2024-2025, como admitió el vicepresidente de la entidad azulgrana Eduard Romeu el pasado octubre. La dirección ha optado por no tensar más la cuerda en el vestuario y, tras no renovar a Leo Messi, se han mantenido todos los contratos heredados de la anterior junta directiva del Barça. 

Sin margen de intervención en el gasto, la ecuación se le complica aún más al área económica si se recuerda que durante 25 años se ha renunciado al 25% de los ingresos por televisión (unos 40 millones de euros), que el próximo año cierra el Spotify Camp Nou por obras y que el resto de las líneas de negocio han alcanzado una madurez notable. Lo razonable es que el próximo año la facturación sin atípicos se quede en unos 700 millones y al siguiente aún por debajo de 800 millones de euros, pues los principales contratos (Nike, Spotify…) ya están adjudicados a medio y largo plazo. Puede haber mejoras, pero no tan drásticas como para cubrir en 24 meses las necesidades de gasto que ya se han comprometido.

Reestructuración salarial

Al margen de cómo evolucionen los ingresos, el club debe decidir si, en lugar de la «inercia de los contratos» crecientes que firmó Josep Maria Bartomeu, interviene ya estos mercados de invierno y verano para rebajar una masa salarial de 656 millones de euros, la más alta de Europa. Este importe se refiere tanto a los salarios de jugadores y técnicos del primer equipo de fútbol, como la cantera, el femenino y el resto de las secciones deportivas. En el primer ámbito, el vencimiento de los contratos de Gerard Piqué, Sergio Busquets y Jordi Alba ya supone un buen ahorro, si bien es irreal no pensar que esas bajas deberán suplirse con nuevas incorporaciones, con lo que no será tanto.

Se aspira a que este gasto se quede en un total de 500 millones de euros, y eso también obliga a revisar un polideportivo que ha perdido una media de 40 millones de euros anuales en la última década, replicando en baloncesto, balonmano y fútbol sala el competir a pérdidas que tanto se critica en el fútbol a PSG y Premier League. Al respecto, el club confía en adelgazar en 15 millones de euros la inversión en las secciones con rebajas que lleguen hasta el 20% en la masa salarial.

Además, la tortuosa negociación del Barça con vecinos y Administración ha impedido que el club emulara al Real Madrid e hiciera coincidir el grueso de las obras del Camp Nou con la prohibición de público en las gradas a causa de la pandemia. Los blancos se han beneficiado de no perder competitividad frente al resto, pues todo el mundo tuvo que renunciar a los ingresos por taquilla entre 2020-2021, algo que no sucederá cuando Laporta traslade al primer equipo a Montjuïc. 

El presidente ha cifrado la merma de ingresos en 93 millones de euros para 2023-2024 y 38 millones de euros en 2024-2025, a lo que hay que añadir una inversión de casi 20 millones para adecentar el Estadio Olímpico. Esa demora en las obras desde que se aprobó en referéndum en el año 2014 también implica un sobrecoste en las materias primas, algo que también ha sufrido el proyecto de Florentino Pérez.

De ahí que el club argumente la elección de la constructora turca Limak, una compañía sin apenas experiencia en la edificación de grandes recintos deportivos y entretenimiento, pero que ha garantizado por contrato algo mucho más importante para Joan Laporta ahora mismo: no sobrepasar los 900 millones de euros de presupuesto y permitir que el fútbol vuelva al Camp Nou en la temporada 2024-2025. Es una cuestión vital, pues solo con el recinto nuevamente a pleno rendimiento se puede aspirar a generar esos 150 millones de euros extra al año que se prevé obtener con los nuevos negocios.

Ante este escenario previamente dibujado, el interrogante es saber cuál será la próxima gran venta de activos que ponga en marcha Joan Laporta. Podrían ser algunos futbolistas con valor del primer equipo, pues este tipo de transacciones aportan plusvalías y liberan gasto salarial.

A la espera de cómo actúa el club en un mercado reactivado, sobre todo en la Premier, todo apunta a que la siguiente gran operación podría ser la venta parcial o cesión de la explotación de nuevos negocios del Spotify Camp Nou. De momento, el FC Barcelona ha firmado un acuerdo comercial con Legends, la misma multinacional que con Sixth Street -sí, la que ya tiene un 25% de la televisión- ha pagado 360 millones de euros al Real Madrid por gestionar el Santiago Bernabéu. ¿Por qué será probablemente esa la gran transacción? Porque los nuevos cambios de LaLiga en las normas de control económico hacen que cualquier otra venta tenga un nulo impacto en términos de límite de gasto en plantilla deportiva del club.

Este es el motivo por el que el Barça ha abordado en dos años la mayor venta de activos que se recuerda. Colocar un 49,9% de la gestora de las tiendas -Laporta dice haber rechazado 320 millones de euros- ayudaría en el ámbito contable, pero no deportivo, pues LaLiga le impediría usar ese dinero para fichar y solo podría destinarse a limpiar deuda. Con el estadio, al ser ingresos de nuevos negocios que no existen, todo podría ir a potenciar la plantilla.

Financiación del Espai Barça

El endeudamiento es una de las grandes preocupaciones, tanto para los que azuzan la bandera de la operación encubierta de conversión en SAD -algo difícil de visualizar-, como para los que ven un riesgo en la competitividad a largo plazo por no asumir un ejercicio de austeridad postpandemia.

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La deuda neta, tal y como la entiende LaLiga -deuda con clubes, bancos y otros tipos de financiadores, menos la caja, depósitos y cobros de clubes-, ha pasado de 217 millones de euros a 608 millones de euros entre 2019 y 2022. Y a eso habrá que sumar los 1.500 millones a los que la asamblea autorizó a la junta a solicitar para el proyecto patrimonial.

Entonces se dijo que se buscaría un acuerdo a 35 años con un interés máximo del 4% -el Real Madrid la cerró en su día por debajo del 2%-, pero con el paso de los meses la financiación empresarial se ha encarecido a causa de las acciones de los bancos centrales para contener el crecimiento de la inflación. Hoy aún no se ha anunciado cómo queda la operación, que espera pagarse con los ingresos que generen el Camp Nou y el Palau una vez reabiertos.