CRISIS ENERGÉTICA

Las energéticas aprietan al Gobierno para lanzar un boom milmillonario de gases verdes

  • La patronal gasista pide ayudas y reformas legales para levantar más de 2.300 plantas de biometano en España (ahora funcionan sólo cinco) con inversiones de 40.500 millones y disparar la producción hasta 2030

  • “Vamos tarde”, admite la vicepresidenta Ribera. El Gobierno ultima la revisión del Plan de Energía y Clima con la que ampliará los objetivos de producción de biogases

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. / EFE

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Las energéticas meten presión al Gobierno para que les facilite aprovechar la oportunidad histórica que tiene España para liderar la revolución de las gases renovables y convertirse en un gran hub gasista en Europa. La Asociación Española del Gas (Sedigás) reclama al Ejecutivo ayudas públicas y reformas legales para explotar el potencial de producción de biometano -obtenido a partir de biogás generado reciclando residuos orgánicos- para garantizar la seguridad de suministro con energía autóctona e impulsar la transición energética hacia la descarbonización.

La patronal gasista -que agrupa a comercializadoras, empresas de redes de transporte y distribución y proveedores del sector- calcula que España tiene un potencial de producción de biometano de 163 teravatios hora (TWh) al año, con lo que conseguiría cubrir el 45% de toda la demanda española de gas natural del año pasado y con lo que habría ahorrado unos 4.000 millones de euros a los consumidores en su factura energética por la reducción de compras de gas a países terceros. En 2022 la producción de biometano no alcanzó siquiera los 0,25 TWh.

El biometano es un biogás obtenido mediante un proceso de descomposición de residuos de la agricultura, ganadería o aguas residuales y al que se somete a un proceso de limpieza para hacerlo compatible con el actual gas natural, con el que se puede mezclar, y con los equipos domésticos e industriales que hoy utilizan gas y también con las redes gasistas actuales. Es pues una producción de energía local, con impacto industrial y de economía circular al reutilizar los residuos orgánicos, y que ayuda a la descarbonización.

La materialización de todo el potencial nacional de generación de este gas renovable, según las estimaciones de Sedigás y PWC recogidas en el ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano de España’, conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas en toda el país, frente a las cinco que actualmente están operativas y los cerca de 200 proyectos que las compañías tienen en cartera. La construcción de estos más de dos millares de instalaciones implicaría ejecutar inversiones de unos 40.500 millones de euros hasta 2030 y la generación de 62.000 empleos entre directos e indirectos asociados a su operación y mantenimiento.

En España, el apoyo por parte de las administraciones ha sido prácticamente inexistente, de ahí la notable diferencia en el crecimiento del sector del biometano a nivel de producción y número de plantas en funcionamiento en nuestro país comparado con otros países de la Unión Europea”, se queja Joan Batalla, presidente de Sedigás.

“Si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para el progresivo desarrollo de este vector energético -como la aprobación de la Hoja de Ruta del Biogás-, siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales que están limitando la inversión en nuevas infraestructuras de producción de biometano”. Y es que los incentivos gubernamentales introducidos en Francia, Alemania, Dinamarca o Suecia han resultado vitales para potenciar el desarrollo de esta tecnología y para incentivar tanto al inversor como al consumidor.

Objetivos al alza

“Vamos tarde con los biogases”, reconocía este jueves la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, durante su intervención en Club de Diálogos por la Democracia. “Tenemos un gran potencial por la gran cantidad de residuos que se pueden aprovechar”. Y aunque quizá tarde, el Ministerio prepara cambios para intentar impulsar ese potencial.

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El Gobierno ya trabaja en una actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta oficial para impulsar la descarbonización de la economía y del sistema energético durante la próxima década. La revisión del plan incluirá objetivos más ambiciosos de despliegue de energías renovables hasta 2030, y el Ejecutivo se dispone también a dar más protagonismo a los gases renovables, con alzas de los objetivos de producción de biometano y un gran impulso al hidrógeno verde.

En su hoja de ruta REPowerEU para frenar la crisis energética y acelerar la desconexión de Rusia, la Unión Europea otorga una relevancia estratégica al impulso de los gases renovables como alternativa para un futuro más verde y con una mayor soberanía energética. El plan europeo marca como objetivo ampliar hasta los 35.000 millones de metros cúbicos la producción de biometano para conseguir cubrir el 10% del consumo de gas. Y se contempla destinar 10.000 millones a reforzar las redes gasistas por las que circulará es gas de origen renovable.