CRÍTICA

'48 pistas sobre la desaparición de mi hermana', de Joyce Carol Oates: la propuesta inusual de una autora irreverente

La escritora estadounidense regresa a la ficción con una obra poco convencional dentro del género negro

La escritora Joyce Carol Oates

La escritora Joyce Carol Oates / EPE

Marta Marne

Enfrentarse a una nueva obra de Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) es como montarse por primera vez en una montaña rusa: sabes que habrá subidas y bajadas, pero nunca sabes a ciencia cierta cuál será la estructura de dicha atracción. Si irá rápido, si será más reposada, si te dejará cabeza abajo o si bajarás deseando ponerte a la cola de nuevo para volver a subir. Con esto no quiero decir que sus novelas sean irregulares: su peor libro es mejor que la mayoría de la literatura que se publica. Pero su estilo y su forma de abordar las historias resulta tan variable que siempre logra sorprender.

La premisa es que Marguerite ha desaparecido de su pueblo al norte del estado de Nueva York. Nadie sabe si ha decidido dejarlo todo o alguien la ha raptado. La historia nos la cuenta su hermana pequeña, Georgene. Esto acontece el 11 de abril de 1991, Marguerite tiene 30 años y Georgene 23. Suele creerse que los hermanos mayores son los que más destacan; los más inteligentes, los que llegan más lejos. Aquí se cumple a rajatabla. Marguerite es una artista de renombre que hace que Georgene haya crecido a su sombra.

Dicen que no hay nada más difícil que superar a alguien que ya no está. Su vida se ha detenido y todo lo vivido se idealiza. Ya es imposible que se equivoque, que tome un camino equivocado. Y año tras año, se irá ensalzando aún más lo que hizo y lo que fue porque solemos aparcar lo negativo.

Pistas

Oates ha escogido contarnos los 48 capítulos –las 48 pistas– a través de la voz de Georgene. Sin embargo, pocas veces un narrador ha tenido tan poco peso en una historia. La elección no es casual: gracias a ello, podemos ver la obsesión, la conexión de la hermana pequeña con la mayor. Cómo en algunos momentos la defiende a capa y espada y cómo en otros decide colocarse por encima de ella (dentro de una fantasía que ni ella misma acaba por creerse).

Uno de los elementos que palpitan de fondo es el tema de los desaparecidos. Según Oates, «en 1991, más de 540.000 personas desaparecieron en Estados Unidos». Individuos que un día salen por la puerta de sus casas y no regresan. Como sociedad es algo cuanto menos inquietante; que tanta gente esté deseando dejar atrás su vida y empezar de cero. No obstante, siguen siendo muchas las que no se van de forma voluntaria y de las que tampoco vuelve a saberse nada.

48 pistas sobre la desaparición de mi hermana no es lo que nadie se esperaría encontrar al enfrentarse a una investigación por desaparición. Este libro no va por ahí. En los primeros capítulos descubrimos que todo gira en torno a la reflexión que Georgene realiza de esta ausencia. Las pistas, los indicios que podemos observar. No hay una indagación que sirva de hilo conductor de la trama. Todo resulta mucho más filosófico, más reflexivo: qué consecuencias tiene un hecho como este para los que se quedan y deben sufrir esta ausencia.

A pesar del arranque un tanto desconcertante, con el paso de las páginas todo cobra sentido y disfrutamos de capítulos fascinantes (como aquel en el que Georgene se relaciona con Elke, uno de los sospechosos). Sea como fuere, no es una novela de género convencional, pero no por ello resulta poco satisfactoria: sencillamente hay que tener en cuenta que estamos ante una obra de la irreverente Joyce Carol Oates. 

'48 pistas sobre la desaparición de mi hermana'

Joyce Carol Oates

Traducción de María Dolores Crispín

RBA

288 páginas

20 euros