CRÍTICA

'El estilo de los elementos', de Rodrigo Fresán: el señor en la fortaleza

El escritor argentino regresa a las librerías con un artefacto alejado de todos los géneros en el que cabe la desmesura como marca de la casa

El escritor argentino Rodrigo Fresán, autor de 'El estilo de los elementos'

El escritor argentino Rodrigo Fresán, autor de 'El estilo de los elementos' / Alfredo Garofano

Ricardo Baixeras

Y sí. Otra vez. Vuelve Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963) como si nunca se hubiera ido. Y no es con una novela, ni con un libro, ni con una saga, ni con una trilogía inventada, soñada y recordada -que ya fue-, ni con un libro a lo Melvill (Random House, 2022) -que ya se contó y de qué manera-, ni con un recordatorio demorado de los libros leídos y nunca contados y a veces robados.

No es este un texto dentro de un texto que cuenta la historia de una novela -El señor en la fortaleza- que será pasto del fuego de un escritor -César X Drill- convertido en el oráculo de la propia vida. Ni una ficción, ni una oda, ni una tragedia. Tampoco es la memoria de un personaje cuyos padres son editores -Land, "un probado especialista no en el vulgar engaño sino en el arte del desmentir verdades y de falsificar con absoluta autenticidad"- en tres escenarios distintos -Gran Ciudad I, Gran Ciudad II y Gran Ciudad III-. Land, por supuesto, en busca del tiempo perdido y encontrado en Ella, porque he aquí también una historia de amor fantasmal y fantasmagórica. No desechen tampoco que aparezcan más fantasmas o, para ser más precisos, escritores fantasmas.

Y no. No es un libro para lectores que levantan la ceja pensando y diciendo: "No hay, no habrá tiempo, demasiado largo". Porque ya se sabe: Fresán siempre es excesivo, su narrador es poco digno de crédito, te va a agotar, literalmente, aquí todo lo que se va a contar es poco fiable. Ese mismo lector que no sabe si va a comprar El estilo de los elementos sigue pensando que la vida y la literatura han de ofrecer certezas verosímiles y no comentarios inciertos y fantasiosos sobre un libro imposible -el Tractatus Logico-philosophicus de Ludwig Josef Johann Wittgenstein- y sí puede -y debe- ofrecer comentarios ciertos sobre un libro fácilmente olvidable, Los elementos del estilo de William Strunk Jr.

Totum revolutum

la reflexión es pura imaginación

Y claro. Uno se da cuenta de que Fresán ha escrito este libro en la forma informe de lo que ha escrito y leído hasta ahora: totum revolutum, una enciclopedia poco dogmática en la que cabe la desmesura como marca de la casa y como si fuera la medida exacta de la velocidad de las cosas. Un libro escrito con el aire hueco de un poema. No es un libro: perdón. Les advierto: es un artefacto, un arma de destrucción masiva con la que hacer desaparecer de un plumazo doctrinas muy seguras de sí mismas, historias muy verdaderas, filosofías muy filosóficas para acabar contando también la historia de un cuadro -El jardín de las delicias- y una verdad inquebrantable en forma de aforismo: "La verdad tiene la estructura de una ficción donde otro habla".

Y desde luego: lo dice César X Drill como la mejor de las frases y que ahora y aquí debe aparecer como divisa en forma de dádiva: "No se asemeja a nada que conozca y me recuerda a todo lo que más me gusta". Y cómo no: un homenaje no velado, otra vez, sí, a los lectores que en este mundo han sido. Un libro a ti que has de leer a Fresán: "Hypocrite lecteur, -mon semblable, -mon frère".

'El estilo de los elementos'

Rodrigo Fresán

Random House

720 páginas

22,90 euros