Las ciudades ‘cuestan’ la salud, pero aún estamos a tiempo de remediarlo

  • EL PERIÓDICO DE ESPAÑA conversa con diferentes expertas sobre cómo crear entornos urbanos saludables
  • Según la OMS, el 91% de las personas que viven en ciudades respiran aire contaminado
  • Más del 55% de la población mundial vive en zonas urbanas, y se prevé que esa proporción aumente al 68% para 2050. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 91% de las personas que viven en ellas respiran aire contaminado.

    La organización recalca que los sistemas de transporte urbano, organizados de forma deficiente, generan una serie de amenazas para sus habitantes, tanto por accidentes de tránsito como por la contaminación atmosférica y acústica y las dificultades para practicar actividad física sin riesgo. Es el cóctel perfecto para desarrollar enfermedades no transmisibles.

    De seguir las recomendaciones de calidad del aire de la OMS, una evaluación del impacto en la salud liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa", concluyó que las ciudades europeas podrían evitar nada más y nada menos que 114.000 muertes prematuras adicionales cada año.

    Para eso, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) firmaron en 2023 un convenio de colaboración para desarrollar acciones conjuntas y formativas que impulsen la creación de espacios y ciudades saludables como actuación preventiva y eficaz para reducir el impacto de los factores de riesgo para la salud y el bienestar de la población derivados del calentamiento global.

    La vicepresidenta del CGCOM, María Isabel Moya, asegura que es necesario un cambio de paradigma para concienciar a los ciudadanos de que tanto nuestra forma de vida como nuestros hábitos, y eso incluye dónde vivimos y cómo nos relacionamos, influyen en nuestra salud. También indica que los políticos deben entender que a la hora de hacer la planificación de las ciudades, los factores medioambientales. Crear entornos saludables, asegura, debe ser una prioridad. Porque las ciudades pueden costar la salud y, remediarlo, está en sus manos.

    Mejorar la calidad del aire en las ciudades debería ser, según las expertas consultadas, una prioridad para gobiernos, ayuntamientos y planificadores urbanos, que deben enviar el mensaje a la ciudadanía de lo importante que es priorizar cambios.

    El transporte motorizado (coches, camiones, motos, etc.) es la principal fuente de contaminación del aire en las ciudades, pero la combustión, el desgaste de las ruedas y los frenos también contribuyen a aumentar el nivel de partículas.

    A día de hoy, la contaminación atmosférica es la principal causa medioambiental de muerte.

    Según la OMS, los efectos combinados de esta contaminación y la del aire doméstico se asocian a 6,7 millones de muertes prematuras cada año. Porque, aunque muchas veces no sea visible, toda esta contaminación procedente del tráfico rodado es la causa de algunas de las enfermedades más comunes, como el cáncer de pulmón, el ictus, enfermedades respiratorias como la EPOC y un largo etcétera.

    El tráfico, los coches que pitan ante un atasco, las obras en la calle, ese camión de la basura, las decenas de conversaciones que se cruzan en una misma terraza... Las ciudades están llenas de ruido, motivo por el que 22 millones de personas sufren estrés psicológico y 6,5 millones, trastornos del sueño graves.

    Definido como un "sonido no deseado", el ruido no solo es una molestia, sino que es el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud después de la contaminación del aire, como explica la vicepresidenta del CGCOM. La contaminación acústica tiene un gran impacto en el estrés, en la fatiga y en problemas de sueño. El tráfico rodado es la fuente más común.

    La disposición de espacios verdes en las ciudades va más allá de tener entornos agradables: es, según los expertos, una invitación al paseo, lo que favorece el paseo o el deporte -y, por tanto, la salud a nivel físico- y la socialización -que mejora la salud emocional-.

    Entre sus beneficios señalan la reducción del estrés, el aumento de la esperanza de vida o un mejor desarrollo cognitivo. Un artículo publicado en Environment International en 2019, concluyó que disponer de más espacios verdes cerca de casa o vivir más cerca de entornos naturales contribuye a una mejor capacidad física en edades avanzadas.  También se asocia con la disminución de los casos de cáncer, mientras que en niños y niñas, según recoge el ISGlobal, produce mejoras en la capacidad de atención, la concentración, la agilidad o el desarrollo emocional y del comportamiento, entre otros.

    Por su parte, el sedentarismo es el cuarto factor de riesgo de mortalidad global y causa uno de cada cuatro casos de cánceres de mama y de colon. Tener ciudades que priorice el transporte a pie y en bicicleta ayuda a cumplir con la recomendación de la OMS de realizar al menos 30 minutos de actividad física moderada la mayoría de días de la semana y, por tanto, reduce en un 20-30% el riesgo de mortalidad prematura.

    Por contra, la falta de espacios verdes, unido a la forma geométrica de las ciudades, con grandes edificios y zonas pavimentadas que absorben el calor, provocan las temidas islas de calor. Estas son las zonas urbanas donde la temperatura es superior a las áreas que las rodean. Algunas ciudades pueden acumular temperaturas tan extremas en verano que aumentan la mortalidad, especialmente entre la población mayor; provocan accidentes laborales; más partos prematuros y hospitalizaciones.

    Gracias a la literatura científica, se conoce que la mayor parte de las partículas generadas en el ámbito doméstico se deben fundamentalmente a la quema de biomasa y carbón para calefacción y, en menor medida, a sistemas basados en combustibles fósiles para generar calor y agua caliente y a las cocinas de gas.

    España, según explica la presidenta del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos, (CSCAE), Marta Vall-llossera Ferran, tiene construido un parque de viviendas muy envejecido. “Vamos muy por detrás de otros países europeos. Tenemos más de 25 millones de viviendas en España, de las cuales más del 55% deberían ser rehabilitadas.

    Hay que mejorar su eficiencia energética”, asegura. Recuerda que estas viviendas son un foco importante de emisión de gases de efecto invernadero -son responsables de hasta un tercio del total-, pero también tienen un consumo energético muy alto que corresponde a un tercio energético total.

    Además, señala la importancia, a nivel individual, de contar en casa con aspectos funcionales que se adapten a nuestras necesidades y con una iluminación adecuada.

    Las expertas consultadas por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA hablan de repensar los modelos de ciudades, con más espacios verdes y sin coches, que inviten al paseo, a las relaciones personales y al transporte público.

    “No es una moda, ni es ni es hacer política o demagogia sobre lo bueno o lo bonito que quedaría una ciudad con más zonas verdes. Es que es saludable. Este es el mensaje que tiene que llegar a la ciudadanía: hay que diseñar una ciudad con una planificación a largo plazo que reduzca la contaminación ambiental y eso se hace, por ejemplo, reduciendo el tráfico, con lo que también disminuye el ruido, el segundo factor ambiental más perjudicial. Además, diseñar espacios abiertos y peatonales incita al ciudadano a que haga ejercicio”, asegura Moya.

    Carolyn Daher, coordinadora de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, asegura que hay que repensar el modelo de ciudades que queremos: “Necesitamos recuperar nuestro espacio público y destinarlo a otros usos. Hoy en día, más de la mitad del espacio público está destinado, sobre todo, a la infraestructura de movilidad. Esto es el modelo que hoy en día es obsoleto, porque nos movemos de manera diferente y sabemos que no nos conviene por lo que provoca”.

    El modelo de movilidad que tenemos, y que fue creado en los años 50 y 60 para satisfacer las necesidades de aquel entonces, “está obsoleto”. La experta señala que tenemos que priorizar a los peatones y disponer de más espacios verdes que estimulen o den las condiciones para que las personas puedan moverse en transporte público y tengan más actividad física. Solo con las condiciones adecuadas podrá garantizarse que todo el mundo pueda, en la medida de lo posible, ser más respetuoso con el medio ambiente. “Esto tiene que cambiar y tenemos que entender que la salud ha de ser un jefe transversal”, añade. También la equidad.

    Para ella, es indispensable poner las condiciones para cambiar este modelo de movilidad. “En Copenhague la gente no va en bicicleta por un tema de medio ambiente: van porque es lo más agradable”, indica. Por eso, considera que hay que ayudar a la gente a hacer este cambio. Por ejemplo, con la posibilidad de los estudiantes puedan ir en transporte activo y sostenible al colegio, lo que beneficiaría la actividad física y la socialización.

    Por su parte, Marta Vall-llossera Ferran, asegura que las viviendas necesitan mejoras en cuanto a su accesibilidad. La población, cada vez más envejecida, tiene graves dificultades para salir de sus casas de manera independiente por la falta de ascensores y rampas. Además, recuerda que son necesarias las reparaciones a nivel de humedades. Porque, incluso en temas estructurales, “en España ha habido poca cultura del mantenimiento”.

    El Periódico de España

    Texto: María G. San Narciso
    Formato y gráficos: Nacho García