Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO

Feijóo en el laberinto catalán

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, el candidato del PPC a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, y el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, el candidato del PPC a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, y el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol. / MAITE CRUZ

Los despachos de Madrid van a ser tremendamente severos con los resultados del PP de Alberto Núñez Feijóo en Cataluña.Incluso en el caso de que cuadruplique los diputados que obtuvo en el 2021 pero quede por detrás de Vox. Si esa circunstancia se produce, errarán los que lo atribuyan al candidato del PP, Alejandro Fernández, o a la estrategia de Feijóo. Vox se recupera por diversas razones, las principales son el auge de la extrema derecha en sociedades avanzadas con altos índices de inmigración y el resurgir de Puigdemont gracias a la amnistía de Sánchez. Parte de los electores de Vox huyeron de la indefinición de Rajoy en el 2017 que ahora paga Feijóo cuando el líder catalán de aquellos años vuelve al primer plano aunque sea con otro discurso. Hay votantes de Vox que lo interpretan como una amenaza real y posible.

No es fácil ni explicar ni entender lo que acontece en Cataluña. Desde la izquierda española no se entiende que si PSC, Esquerra y Comuns suman, no esté claro que sea esa la fórmula de gobierno. Desde las filas conservadoras no se entiende que gente bien pesante catalana se plantee votar al representante local del sanchismo. Hay que haber vivido lo acontecido en los últimos siete años para entender esta lógica perversa, más propia de un psiquiátrico que de una democracia avanzada. Mientras todo eso discurre en la política, la sede operativa del Sabadell Atlántico está a punto de marcharse por una opa y la compañía de aguas podría caer en las garras del socio francés. Cataluña es un laberinto real, no metafórico, capaz de confundir al personal hasta el punto de no atreverse a pactar con quien debería, a votar a quien podría lesionar sus intereses o a considerar que Feijóo fracasa si pasa de 3 a 12 diputados. Esa es la paradoja que, lejos de despejarse, se va complicando. No solo no se ha desinflamado del todo a Cataluña, sino que ha inflamado a España, tanto o más que el fango que denuncia el presidente del Gobierno. Si Sánchez se ha perdido en el laberinto catalán, evitemos que también quede atrapado Feijóo.