Opinión | POLÍTICA
El agrio sabor del ‘procés’
Un largo listado de empresas que prefirieron cambiar su sede social por temor durante el 'procés'. ¿Y ahora a alguien se le ocurre, ni siquiera proponer, que sean sancionados? Perdonen, pero la situación es una vergüenza
La mañana que Josep Oliu agarró el teléfono y llamó a uno de sus colaboradores más cercanos para que preparara el anuncio de la marcha del Banc de Sabadell de Sabadell, dirección Alicante, fue de las peores de su vida. El banco se estaba desangrando debido a la agitación política catalana y el dinero, siempre miedoso, estaba huyendo de la entidad. Lo mismo ocurría en La Caixa. Toda una vida en Barcelona y se veía obligado a disgregar Corporación y Fundación entre Valencia y Palma.
Son los dos ejemplos más importantes. De aquellos días sigue existiendo un largo listado de empresas que prefirieron cambiar su sede social por temor, por miedo, por inseguridad, por angustia. ¿Y ahora a alguien se le ocurre, ni siquiera proponer, que aquellos que sufrieron esta situación sean sancionados? Perdonen, pero la situación es una vergüenza. Demuestra la nula empatía que el mundo independentista tiene sobre los que soportaron la irresponsabilidad del ‘procés’.
Esa insensibilidad, evidenciada desde muchos puntos de vista, es la que va a utilizar Junts en todas sus negociaciones con el gobierno Pedro Sánchez. El presidente ya debe ser consciente después de cómo se desarrollaron las negociaciones el miércoles en la aprobación de los tres decretos en el Congreso. A pesar de la sonrisa bien construida de la vicepresidente del Gobierno, María Jesús Montero, y de la indefinición, y hasta desconocimiento, sobre lo que ha acabado pactando sobre inmigración con Junts, la erosión de la última sesión parlamentaria se hizo muy palpable. Al partido de Puigdemont la gobernabilidad de los ciudadanos le importa bien poco. La propia Miriam Nogueras, la portavoz, lo cuenta siempre que tiene ocasión desde el tribuna del Congreso. Como asegurando que “ustedes a mí” me importan bien poco.
El ‘procés’ sigue generando sorpresas. Y la de sancionar a las empresas que se fueron es muy gorda por la desfachatez que emplea. Pero teniendo un perfil político tan agrio como Nogueras en Madrid, todavía pueden quedar sesiones más fuertes. La paciencia es el refugio.
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