MADRID

Los vecinos de Lavapiés, en pie de guerra contra el consumo de droga en el barrio: "¿Qué imagen das de Madrid?"

Asociaciones y grupos de residentes del barrio aseguran que desde hace dos años hay más uso de sustancias como la heroína

La Policía incrementa su presencia en la zona, pero algunos consideran que las acciones que pueden llevar a cabo son insuficientes

Fotografías hechas por vecinos de Lavapiés

Fotografías hechas por vecinos de Lavapiés / Imágenes cedidas

¿Dónde está la atención social? ¿Por qué hay un colchón ahí tirado? ¿Qué quieren, que el barrio se desaloje para que nos vayamos los viejos que tenemos aquí la vivienda?”. Luis Antonio es uno de los vecinos de la plaza Arturo Barea, en el madrileño barrio de Lavapiés, que están en pie de guerra contra el consumo de droga en el barrio. No entienden cómo es posible que la escena que se encuentran a pie de calle sea la misma día tras día y en pleno centro. 

De un tiempo hacia aquí, salir de su casa significa oler un fuerte olor a orina, apartar latas y esquivar colchones y sábanas donde, cada día, distinta gente va juntándose para consumir droga. Se quejan de que hay peleas e inseguridad, y hasta escenas sexuales a plena luz del día. También de que no pueden dormir bien por las noches. “Lo que más miedo me da es cuando se pelean", afirma Abigail, otra de las vecinas. Lo dice sobre todo por su hijo de 20 años. Ya han visto a un grupo de personas pegándose a pie de portal. 

"Mis nietos no quiero que vengan", asegura Juana, que explica cómo pasea a su nieta de 10 años por el barrio pero nunca la acerca al portal. Hay más casos así, según explica Mari Carmen. Ella lleva desde 1945 viviendo aquí. 

Claro que no es la única zona del barrio donde se consume cada vez más. La heroína está presente entre grupos de personas de portales de otras calles aledañas, sobre todo a ciertas horas de la madrugada. También hay jóvenes consumiendo pegamento. El olor a marihuana lleva años siendo habitual y el alcohol es un constante. Tanto Juana como Mari Carmen aseguran que ven más droga que en los 80 y 90, cuando el consumo se movía al extrarradio.

"Ves a parejas que dejan al niño en el parque y se van a consumir", cuenta Marion, que relata cómo se encuentra más "turismo de droga" ("viene gente del norte de Europa"), o cómo hay comercios cuya actividad es más que sospechosa. Todas ellas han visto a personas esconder o buscar droga entre aparatos de aire acondicionado, papeleras o muros, como cuenta Raquel.  

Más consumo desde hace dos años

"En Lavapiés siempre ha habido un pequeño trapicheo, pero de dos años para acá se ha visto a gente en la calle durmiendo, que se pincha... La situación más complicada que hace años", apunta por su parte Manolo Osuna, presidente de la Asociación de Vecinos La Corrala. 

Como asociación, lo vinculan en parte al desmantelamiento de La Cañada Real y a La Quimera, donde dicen que viven más de un centenar de personas. El edificio lleva más de dos décadas en el barrio. Las viviendas nunca llegaron a venderse. "Durante años fue un centro social reokupado y autogestionado". Allí se llevaban a cabo proyectos muy diferentes y talleres con un claro fin social. 

En septiembre de 2019 anunciaron que cerrarían para "hacer reformas (electricidad y fontanería) y reacondicionar y rehabilitar espacios para un mejor uso del centro social". Después vino la pandemia. Ahora, los vecinos explican que viven más de 100 personas sin hogar y que el trapicheo está a la orden del día. La denuncia para el desalojo ya está en manos del juzgado, pero Osuna se pregunta qué pasará con toda esa gente cuando tengan que ir a la calle. 

"Servicios Sociales se tiene que poner a trabajar ya en ello, porque va a ser un problema que podemos tener este invierno en el barrio", asegura Osuna, que recuerda que el problema de la droga no está solo en Lavapiés, sino "en todo Madrid". 

Para los vecinos, la intervención de los servicios sociales y de la Policía es determinante. Preguntados por ello, fuentes del Ayuntamiento de Madrid explican que la Policía Municipal ha reforzado su presencia en la zona de la plaza de Nelson Mandela y aledaños ,atendiendo a las demandas vecinales.

Más presencia policial

“Tanto Policía Municipal como Policía Nacional patrullan preventivamente la zona y, desde el pasado mes de mayo, se ha dispuesto vigilancia policial permanente en la plaza (de Nelson Mandela) y en algún otro punto del barrio, todo el día y, los fines de semana, especialmente por las noches. Además, Policía Municipal realiza servicios especiales de alta visibilidad en la zona, con el apoyo de las Unidades Central de Seguridad y la Nocturna, entre otras”, explican fuentes del Ayuntamiento. 

También añaden que la Policía Municipal "requiere a los servicios de limpieza municipales cuando se detecta un posible foco de insalubridad por basura". Asimismo, aseguran que actúan en la zona con su organismo de salud pública Madrid Salud, a través del Equipo de Atención en Proximidad a personas con problemas de adicciones del Barrio de Embajadores.

"Ves a parejas que dejan al niño en el parque y se van a consumir"

“Desde el comienzo del servicio, en septiembre de 2019, el entorno de la Plaza de Nelson Mandela ha sido una zona prioritaria en sus actuaciones, prestando atención sociosanitaria a las personas con problemas de adicciones; desarrollando acciones de captación para poder intervenir con ellos; haciendo de enlace entre estas personas y los recursos municipales; o haciendo una mediación comunitaria en aquellos conflictos que guarden relación con esta población”, explican. 

“En estas intervenciones -prosiguen- se actúa en ocasiones en estrecha coordinación con un Equipo de Calle de Samur Social, y en contacto con los diferentes agentes del barrio, con el tejido vecinal y con los diferentes recursos existentes en la zona”. 

Sin embargo, los vecinos de la plaza de Arturo Barea, a unos dos minutos de la Nelson Mandela, responden que vienen la mayoría de veces porque les llaman. A veces lo hacen porque temen que alguno de los toxicómanos esté muerto. La excepción ha sido este domingo 4 de agosto, unos días después de que EL PERIÓDICO DE ESPAÑA se reuniera con los vecinos. 

“El programa de Madrid Directo (Telemadrid), que nos grabó, les avisó para conocer su versión. Estuvieron todo el día e incluso, por primera vez, fueron a limpiar el domingo”, asegura Abigail. La respuesta que dicen recibir de la Policía muchas veces es que, aunque les identifiquen, no les pueden levantar porque “no está prohibido estar en un colchón”. Ante las cámaras sí que vieron cómo dos policías recogían dos colchones. 

Osuna entiende que no van "a poner un policía en cada esquina las 24 horas del día": "La labor que hace la Policía, tanto Nacional o Municipal, es fundamental. Pero sabemos que más que un problema policial es social". "Lo que tenemos que hacer es volver a trabajar", dice en alusión a servicios sociales y asociaciones.  

Abigail ya ha escrito a varios concejales. Aún no ha obtenido respuesta. Marion también lamenta que todas las respuestas que reciben de las autoridades son genéricas. La policía, aseguran, les anima a que les sigan llamando. Es la forma de estar allí. Mientras tanto, ellos no entienden que esto pueda ocurrir en una zona en la que cada vez reciben más turistas: "¿Qué imagen das de Madrid?", se preguntan. Todos ellos lo tienen claro: quieren que el problema se solucione, no mudarse del barrio.